Gran Hermano y Sálvame no son los únicos realities que se emiten actualmente en televisión. Ni mucho menos. Hay otro que ha conseguido lo que está en la mano de pocos programas: emitirse a la vez en todas las cadenas de televisión.

Probablemente muchos de ustedes ni se hayan dado cuenta de que se trata de un reality ya que sus defensores intentan disfrazarlo de información. Pero no se equivoquen: es un reality y se llama 'Caso Asunta'.

Por la mañana, en los magacines matinales. Al mediodía, en los informativos. Por la tarde, en los magacines vespertinos. Por la noche, nuevamente en los informativos. Pero, eso sí, con el testimonio de algún experto. Y a todas horas, por supuesto, con conexiones en directo con el juicio que se está celebrando.

"Interesa a la gente", defienden algunos para justificar esta sobreinformación con la que bombardean a los espectadores a diario, pero cuyo único objetivo es ganar unas décimas de audiencia. No mientan. No nos tomen por tontos. No digan que es información. No prostituyan esa palabra. Seamos claros. Sean claros.

El caso Asunta es un suceso más. Uno de los cientos que desgraciadamente suceden en nuestro país todos los años, pero que no consiguen tantos minutos en televisión. Y, ¿por qué? Porque no tienen los ingredientes. Lo que aquí interesa, lo que da morbo, es que la protagonista es una menor y, para más inri adoptada, y de origen chino.

Amarillismo

Morbo. Sensacionalismo. Amarillismo. -¡Qué acertada estuvo Pilar García Muñiz el pasado miércoles!-. No lo disfracen, no se justifiquen. No tengan miedo. Confiesen que les encanta contribuir para que este reality sea un éxito, que disfrutan con cada nuevo testimonio porque saben que eso se traducirá en más audiencia. Share o no share.

Nosotros hemos salido del armario. Gran Hermano da visitas, sí. ¿Para qué negarlo? Pero aquello no oculta lo que es: televisión en estado puro. Entretenimiento. No lo visten de información, ni disimulan. Dedicar casi todo tu programa o más de quince minutos de tu informativo a este asunto no es informar. Conectar con el juicio en directo ("Conectamos con la casa", que diría Mercedes Milá), tampoco. Es lo que es. Sensacionalismo puro y duro.

¿De verdad que un suceso así merece abrir los informativos por encima de la imputación de Artur Mas por la consulta soberanista del 9-N, del crecimiento de nuestra economía en el tercer trimestre o de los bombardeos de Rusia sobre Siria?

Supongo que el resultado del juicio es de vital importancia para los españoles, para su destino, para su día a día. Por supuesto que un asesinato así entristece, enfurece, enfada. Pero me niego a que un informativo abra con ello. Si es así, que paren el tren que me bajo. Me independizo.

Ojalá este caso acabe pronto, que Asunta pueda descansar de una vez en paz, que su nombre deje de servir para que algunos, en aras del derecho a informar, hagan negocio.