Para este viaje al túnel catódico del tiempo teníamos en previsiones hablar de Anillos de oro. Además de ser una de las series más encantadoras de la televisión, este miércoles se cumplen 32 años de su estreno en la parrilla de TVE. Tristemente su creadora y protagonista Ana Diosdado fallecía repentinamente este lunes y este rincón de nostalgia televisiva se ha convertido en un pequeño homenaje a una de las grandes del teatro y la televisión.
Hace años tuve la oportunidad de conocerla en su faceta como periodista en la que demostró sus grandes dotes para escribir no sólo obras de teatro sino deliciosas entrevistas que daba gusto leer y releer. La vida, haciéndole la contraria a Julio Iglesias, no sigue igual porque hemos perdido a una de las grandes.
Hablar de televisión y de Ana Diosdado es hacerlo de Anillos de oro. También está Segunda Enseñanza, de la que hablaremos en una próxima ocasión. Hoy nos vamos a centrar en esta serie emitida por La 1 de TVE allá por 1983. Desde el primer momento su sintonía compuesta por el maestro Antón García Abril, esa lluvia de brillantes anillos cayendo en cascada, hacía al espectador quedarse mirando fijo a la pantalla y entrar en las historias que allí se contaban.
Pedro Masó se encargó de la dirección de esta serie que arrancaba en los preparativos de boda de la hija de la protagonista, una trama de continuidad que acompañó desde el primero hasta el último episodio de esta serie. Cuando en los medios se hablaba de esta producción todavía había alguna mujer de algún ministro que mostró su desagrado ante la línea argumental de la serie. ¿El motivo? Anillos de oro se escribió y rodó pocos meses después de que en España se aprobase la reforma del Código Civil por la cual se introducía en la legislación de nuestro país la figura del Divorcio.
Cuando en los medios se hablaba de 'Anillos de oro' todavía había alguna mujer de algún ministro que mostró su desagrado ante la línea argumental de la serie
Ana Diosdado, con su fino y a la vez elegante humor, supo plasmar perfectamente en cada uno de los episodios lo que esta ley representaba. Además de separaciones e infidelidades, también había hueco para hablar de maltratos, homosexualidad o hasta del aborto. Todos aquellos que criticaban la serie antes de verla tuvieron que cerrar sus bocas ya que todo se contaba con suma elegancia y sin insultar a nadie.
Ana Diosdado e Imanol Arias, los protagonistas de Anillos de oro
Anillos de oro estaba protagonizada en sus principales papeles por Ana Diosdado, un pipiolo Imanol Arias, Xabier Elorriaga, Aurora Redondo, Nina Ferrer, Antonio Vico, Pep Munnè y la pequeña Helena Carbajosa. En este reparto no podemos olvidarnos de una de las grandes damas del teatro Amelia de la Torre que además se da la circunstancia de que fue la madrastra de Diosdado y que en esta serie que nos ocupa hizo uno de sus últimos papeles (el último fue en la otra gran serie de su hija, Segunda enseñanza). Aquí tenía un delicioso papel como la hermana cascarrabias de Aurora Redondo, las propietarias del piso que alquilan para que la protagonista y su socio montaran su despacho de abogados.
En esta serie intervinieron algunos de los grandes nombres y apellidos de nuestra escena como José Bodalo, Elvira Quintillá, José María Rodero, Queta Claver, María Luisa Sala, Jesús Guzmán, María Isbert, Paco Valladares, María Luisa Ponte, José María Ccaffarell, Lola Lemos, Aberto Closas, Margot Cottens, entre otros muchos.
Una historia de abogados especializados en divorcios
Anillos de oro contaba la historia de Lola, una abogada de edad madura que decidía retomar su carrera tras unos años apartada para cuidar de sus hijos. Para ello tomaba como socio a Ramón (Imanol Arias), un amigo de su marido Enrique (Xabier Elorriaga), y se especializaban en causas de divorcio.
Algunos diálogos de 'Anillos de oro' son indemnes al paso del tiempo
Para ejercer su trabajo alquilaban una parte de un piso en el centro de Madrid, propiedad de Doña Trini (Aurora Redondo), una viejecita adorable; y su hermana, una redomada cascarrabias que al principio se negaba a permitir que en su propiedad se tramitaran causas de divorcio, aunque no le importaba que tuvieran allí un burdel). Todo cambiaba cuando ésta fallecía y podían por fin abrir el despacho.
Se podrían decir muchas cosas buenas de esta serie Si tienen un rato les aconsejo se den una vuelta por RTVE.es y vean el primer episodio, Cuestión de principios. El diálogo entre las dos hermanas en cuestión, cuando querían alquilar el piso, es indemne al paso del tiempo, ya quisieran muchas comedias de hoy en día llegar a donde llegan los diálogos de esta serie de la que hoy hemos querido recordar.