A Constantino Romero:
En estos días en los que la primavera comienza a asentarse se cumplen dos años en los que tu voz fuerte, dura, estruendosa a la vez que melancólica y tierna dejó de escucharse en vivo y en directo. Cuando escuchamos a Clint Eastwood, Rutger Hauer, James Earl Jones, Roger Moore, Arnold Schwarzenegger o William Shatner, tú sigues viviendo.
En este país, eres y seguirás siendo el maestro del doblaje
En este país, eres y seguirás siendo el maestro del doblaje. Aquí seguimos con la pugna entre los puristas que apoyan la VO y los que prefieren las películas o las series dobladas... Muy pocos saben que Rutger Hauer, Arnold Schwarzenagger e incluso el mismísimo Eastwood quisieron conocer al actor que les doblaba en español y quedaron gratamente sorprendidos.
Para los que ya llevamos un tiempo viendo series y películas dobladas (este país goza de los mejores profesionales en la materia), el capitán Kirk de la Enterprise en Star Trek (William Shatner), Harry el sucio, el replicante Roy Batty en Blade Runner, Terminator, Mufasa o ese "Luke, yo soy tu padre" de Star Wars ya son míticas y no admiten comparaciones. Y todo ello gracias a ti.
El momento cumbre de Constantino Romero fue cuando su voz fue elegida para los Juegos Olímpicos de 1992
Podríamos contar y contar maravillas sobre tu voz, pero tu momento cumbre sin lugar a dudas fue cuando ésta fue la elegida para la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, los primeros que se celebraban en España.
Trabajaste como actor y demostraste tu gran valía, eras un profesional todoterreno. Comenzaste tu carrera como locutor en Radio Barcelona, la ciudad que te acogió cuando llegaste desde tu Albacete natal con una maleta llena de proyectos e ilusiones, allá por 1965. Después diste el salto a RNE y fue en 1985 cuando se te presentó la oportunidad de dar el gran salto a la televisión.
Ya sé que tienes novio fue tu primera experiencia, pero tu lanzamiento y reconocimiento a nivel popular te llegó con El tiempo es oro. Desde tu marcha, hace ahora dos años, los aficionados a los concursos siguen recordando con añoranza programas como ese. Allí estabas acompañado por “la bella” Janine, como la llamabas con voz picarona mientras te atusabas el mostacho, y el espacio lo dirigía Sergi Schaaf, que aún sigue triunfando en las tardes de La 2 con otro concurso, Saber y ganar.
En tu faceta televisiva son muchos los programas que han contado con tu presencia como 3x4 (1989), La vida es juego (1992-1993), Valor y coraje (1993-1995), todos ellos en TVE. Después diste el salto a las privadas y en Antena 3 volviste a estar en lo más alto con La Parodia Nacional (1996-2001) al que siguieron otros programas y concursos como Tele risa (1997), Alta tensión (1998-1999), Tierra, trágame (1999), Una vez en la vida (2001-2002) y Domino Day (2002), de distinto éxito; pero que con tu sola presencia le daban ese toque especial.
Alta tensión o La parodia nacional fueron algunos de los grandes éxitos de Constantino Romero en las privadas
También probaste en las autonómicas, en especial en la de Castilla-La Mancha con programas como Destino de Castilla a la Mancha (2002) o La Silla en 2002, que se emitió por Telemadrid, ETB y Canal Sur. O Nuestro campo bravo (2006-2010), en la autonómica manchega. Tu último trabajo fue en laSexta, allá por 2011, con Mucho que perder, poco que ganar. Lo que muy pocos recuerdan es que, durante un tiempo, fuiste el sustituto (2002-2003) de Silvia Jato (acababa de ser mamá) en el Pasapalabra de Antena 3.
Al margen de tu faceta televisiva demostraste a propios y extraños tus grandes dotes como actor e incluso cantante. En 1984 debutaste con la obra La ópera de los tres centavos, teniendo como director a otro grande del doblaje, Mario Gas. Tuve la suerte de verte en el musical Sweeney Tood, o prestando de nuevo tu voz, esta vez a Audrey, la planta carnívora en La tienda de los horrores (nada que envidiar a los de Broadway).
Al decir que eras un actor todo terreno no me equivoco, ya que le ponías la misma emoción y dedicación cantando Nacido bajo la estrella errante en Telepasión en TVE que indicando las cualidades del colchón LoMonaco en un anuncio.
A lo largo de tu carrera has recibido el reconocimiento del público y de la crítica como Antena de Oro (1999), dos TP de Oro (1996 por La parodia Nacional y 1999 por Alta Tensión).
No quiero extenderme más, solamente decirte que todos los que te apreciabamos como persona y como profesional nos quedamos helados cuando anunciaste tu retirada. Tus palabras vía twitter fueron: "Gracias por el afecto. Han sido 47 años de trabajo. Y toda una vida. Radio, TV, teatro, doblaje. Ha valido la pena. Un abrazo. That's all folks! (¡Eso es todo, amigos!)".
Nos entristeció y si te soy sincera dos años después de tu marcha, cada vez que llegan a mis oídos: "Me llamo Bond, James Bond", "He visto cosas que vosotros no creeríais" o "Volveré" se mezclan en mi memoria como aquellas lágrimas en la lluvia del final de Blade Runner.
Querido Constantino Romero, me despido y te envío junto con toda mi admiración un mensaje: la televisión de hoy necesita de profesionales como tú.