Mariano Rajoy se bajaba del coche oficial y era recibido por el presidente de RTVE, José Antonio Sánchez. Ya estaba en territorio conocido. Buen trabajo, le ha debido decir. Unos metros más adelante se le presentaba José Antonio Álvarez Gundín, director de informativos. Una palmita en la espalda es el premio que ha recibido el periodista. Un gesto que resume el trabajo de la nueva directiva de RTVE frente al ente público.

El presidente del Gobierno regresaba a TVE este lunes, una cadena que no pisaba desde septiembre de 2012, cuando ya había logrado modificar la ley que permitió cambiar a su placer a la plantilla de directivos que estarían al frente de RTVE los próximos años. Durante estos años, la cadena pública ha caído de forma drástica en audiencias y en prestigio. Ahora Rajoy ha llegado para recoger los frutos sembrados. 

Ana Blanco era la elegida para ponerse al frente de la entrevista después de varios meses aislada. La periodista, que siempre había estado al frente de los especiales electorales durante los últimos años, era apartada y sustituida por Sergio Martín y María Casado, los ojitos derecho e izquierdo de la nueva directiva. 

La periodista sabía que tenía todos los ojos puestos sobre ella y ha salido del paso. Una correcta Ana Blanco que ha insistido en sus preguntas y se ha dejado pocos temas en el tintero. Ha repreguntado y cortado a Rajoy cuando no obtenía su respuesta.

Esta entrevista ha sido un premio a TVE por todo el esfuerzo y los tirones de orejas que se han llevado por todos estos años. Una chuchería. La medallita que se le da a todos los jugadores por participar. 

Al menos, Ana Blanco ha sabido aprovechar el premio que el presidente del Gobierno le ha dado a la televisión pública. Un premio que estaba bastante envenenado. Y es que Mariano Rajoy se sienta en TVE aprovechando su posición como presidente del Gobierno que acaba de anunciar la fecha de las próximas elecciones. Pero, realmente, se sienta como candidato del Partido Popular a La Moncloa. Otra palmadita más.

En la entrevista se ha hablado de corrupción, de pactos y de recortes. De economía y de plasmas.  “En la primera parte de la legislatura la tuve que usar para sacar adelante la economía. Tuvimos que tomar decisiones muy difíciles. La prioridad era evitar la quiebra”, ha contestado el presidente sobre su poca presencia ante los medios de comunicación. “En estos dos últimos he tenido más oportunidades de conceder entrevistas”, ha resuelto.

Yo no he hecho las cosas que hicieron otros con RTVE

Y menos mal que Ana Blanco preguntó por la situación de RTVE. "Yo no hice las cosas que hicieron otros. Yo no he hecho un ERE ni he quitado la publicidad", ha relatado Rajoy. "Soy partidario de que haya televisión pública. Estoy orgulloso de ella", ha concluido. Esta vez Blanco no quiso insistir. 

El formato en sí ha sido un insulto a Tengo una pregunta para usted. Aquel formato que brilló durante la edad dorada de TVE era un verdadero cuestionario ciudadano. No esto. No esta entrevista. No este traje a medida para un presidente que no se quiere ver las caras con el pueblo. No este encuentro, una vez más, a través de preguntas pactadas y sin opción a las repreguntas, algo necesario para el entendimiento.

Dicho así, el fallo de esta entrevista era el propio formato. Si los ciudadanos no tenían opción a la repregunta era mejor que fuesen eliminadas. Una pregunta sin opción a la insistencia carece de sentido. Y esa era la materia prima de aquel Tengo una pregunta para usted. Aquí sólo eran vaselina. Una tomadura de pelo sin anestesia. Buen trabajo, señor Sánchez.