El tema que hizo llorar a Jordi Évole
Jordi Évole vuelve a atreverse este domingo con las eléctricas con un reportaje sobre Jánovas, un pueblo de Huesca que fue totalmente desahuciado en los años 60 para construir un embalse que nunca se hizo.
Con motivo de este programa que explicará la resistencia de un pueblo frente al abuso de poder de las eléctricas, Bluper charla con el periodista catalán sobre el éxito de su programa y los reportajes que más le han marcado.
¿Vamos a ver más programas de denuncia colectiva esta temporada?
Me encantaría. Me pasa mucho últimamente. Son programas muy agradecidos y que marcan las temporadas. Ojalá.
¿Reconforta dar voz a estas personas?
Sí. Pero tampoco lo hacemos por una necesidad de reconfortarnos a nosotros mismos. Sería egoísta. Como periodistas, como televisión privada con vocación de servicio público, al final explicas una historia que quieres que se conozca. Por el hecho de ser pequeño, no deja de ser universal; por el hecho de ser rural, no tiene por qué no identificarse alguien del mundo urbano. Hay temas pequeños con menos perspectiva de audiencia, pero eso no nos tiene que coartar para no tocarlo. Estos temas pequeños nos nutren más que otros más exitosos.
¿Qué temas vais a tratar en esta temporada?
Hemos cerrado un tema para hablar del tema catalán con una visita de Cristina Cifuentes a Cataluña para convivir durante un día con una familia independentistas… Y luego hemos hecho una petición a Mariano Rajoy que es ir con una familia transversal y plural a comer a Moncloa. Que se establezca un diálogo inédito. Un poco el partido de vuelta de Oriol Junqueras en Andalucía.
¿Lo ves factible?
Yo siempre soy optimista. Creo que sí que lo haremos. Pero no lo tenemos cerrado.
¿Habéis hecho alguna propuesta de debate?
Todas las propuestas son a dos o a tres. No hemos hecho ninguna a cuatro. Está en fase de negociación y prefiero no menearlo más de lo debido por si se nos tuerce. También nos equivocamos cuando hablamos de debate a cuatro porque no estarían todas las fuerzas representadas. En el congreso están también Izquierda Unida, UPyD, PNV, ERC, CiU, Bildu, CC… Yo no me cerraría a cuatro. Yo ya me daría satisfecho con haber hecho el debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias. Si nos sale otro, cojonudo. Y si no, nos inventaremos otro formato.
¿Crees que tu programa dan o quitan votos a políticos?
No es nuestra intención. No pretendemos cambiar el mundo con el programa. Sería una pretensión alta y bastante frustrante porque la mayoría de las veces te das cuenta que no sirve de nada. Sí que hay programas que sirven para algo, como el del Metro de Valencia o el de Zaida. ¡Quién nos iba a decir hace meses que iba a ser diputada!
Eres de los que no se corta a opinar. ¿Te sientes poderoso?
No me siento poderoso. Me gusta decir lo que pienso. Y lo digo en cualquier foro y muchas veces de forma equivocada porque no deja de ser mi opinión. La opinión se está sobrevalorando mucho en los últimos tiempos, en especial la mía. No me siento cómodo cuando me leo opinando. Mi manera de opinar es hacer mi programa.
Los formatos como Salvados reciben a veces la crítica de que un programa mata al anterior. ¿Os habéis planteado hacer tres o cuatro programas seguidos de un tema?
Nos lo hemos planteado, pero nunca lo hemos puesto en práctica. Me parece una vía interesante de seriar los temas porque los hay que con un programa no da. Y te das cuenta que prescindes de cosas que son interesantes.
¿Has llegado a llorar con algún programa?
Lloré un día con una profesora de un barrio de Barcelona que me explicó la historia de una madre de ese colegio que se tenía que colar con su hija en el metro para llegar a clase. La maestra estaba explicando su historia, no me estaba mirando y cuando se giró me vio con dos lagrimones en la cara. En el fondo somos muy vulnerables y hay momento en los que te comes la rabia, la indignación, la pena, y contar esa historia.
¿Esta reinvención del formato nace de una decisión propia o por la necesidad de haberse quedar sin temas que tratar?
Yo creo que la reinvención de Salvados es constante. Somos muy inconformistas. Planteamos siempre los programas de forma distinta.
Pero, ¿no os habéis quedado nunca sin temas?
No, porque de temas vamos muy bien servidos. Si somos capaces de relatar un hipotético caso como Jánovas y llevarle al prime time del domingo, eso nos abre la perspectiva. Claro que tendrán que tener los mimbres para evolucionar.
Salvados premia a veces el testimonio sobre la fuente. No hace periodismo de datos. ¿Cómo valoras esta crítica?
Igual tienen razón. Pero es nuestro estilo. No sabemos hacerlo de otra manera. El programa de Jánovas es una combinación del testimonio personal con el testimonio más periodístico.
Es arriesgado poner a un adulto hablando de sus recuerdos de niños…
Igual tienes razón. Yo no me lo planteo así.
Aquí os ha faltado el testimonio de políticos de la zona…
En este caso se ha invitado a Endesa. Yo consideraba que no tenía que repetir lo que hicimos con Cotino. En el 99% de las ocasiones en las que alguien no quiere participar, no le perseguimos. Lo de Cotino era de fuerza mayor.
Cambiando de tema. ¿Qué tal llevas tu paso del humor al periodismo más serio?
Sí. Mi carrera ha sido circular. Yo quería ser Iñaki Gabilondo, pero cuando llamaban a mi casa y decían: ¡Niña! Dile a tu padre que se ponga, supe que no podía serlo. Estuve en Cadena SER, Informativos Telecinco, en medios escritos. Y luego se cruzó por el camino El Terrat, Salvados empezó siendo un programa donde el humor dominaba y luego hemos ido haciendo una transición lenta y muy cómoda. Te haces un traje a medida. El traje del humor me quedaba grande y el de periodista más ortodoxo, igual también me viene grande.
¿Qué tal tu separación de Andreu Buenafuente?
Hacíamos vidas paralelas. Ya vivíamos en casas separadas. Teníamos nuestra redacción lejos de la de Andreu. Era algo que llevábamos hablando desde hace tiempo. No ha sido ningún arrebato. Ha sido una separación muy civilizada, sin platos rotos ni portazos. Todos mis mejores deseos para ese equipo.
¿Te gusta el nuevo formato de Bertín Osborne?
Sí. De hecho el director del programa lo sabe: no he ido porque no me deje mi cadena o no me guste, sino porque tiene un tono de entrevista personal que entra en tu vida privada en el que no me siento cómodo. Soy muy celoso de mi vida privada y sobre todo creo que no tiene interés.