La inmunidad, para los que más juego dan en 'Gran Hermano'
El público de Gran Hermano, ese gran incomprendido que nunca tiene lo que desea. Las expulsiones están en su mano, pero luego se queja de que la casa está carente de contenido pues los mejores concursantes están en la calle. ¿Por qué ocurre esto? Sencillo, se vota para castigar y por tanto son aquellos que más se exponen ante las cámaras los que desfilan de uno en uno por la puerta de salida.
No nos llevemos a engaño: El Gran Hermano que tenemos es el que nos merecemos. Aquel en el que Amanda sale expulsada frente a Marina en una gala en la que no se vio un solo vídeo de la "mamá" de Juanito, mientras que la exatleta obtenía casi todo el protagonismo.
Ya no hay excusas, no vale pensar lamerse las heridas, ya que precisamente esta edición ha tenido que echar mano de la esperada repesca para recuperar a concursantes polémicos que den vida al concurso. El programa hace lo que puede, y eleva el interés de las tramas que se suceden en la casa echando mano de la mencionada repesca, la entrada de nuevos concursantes o buscando nuevas formas de nominar. No obstante, todo esto son parches que salvan una gala o dos, pero no es un remedio a largo plazo. Sin ir más lejos, Raquel, la repescada de la edición y protagonista omnipresente en las tramas del juego, acaba de ser expulsada por segunda vez.
¿Qué puede hacer Telecinco para solucionar este despropósito? Poca cosa. Todos los colaboradores de El Debate pueden animar a la expulsión de “los muebles”, Sálvame puede explicarnos que un jugador es vital para el concurso e, incluso, pueden poner todos los vídeos negativos de un concursante durante la última hora con los teléfonos abiertos buscando arañar votos. Pero la audiencia es soberana, y Gran Hermano no puede salvar directamente a los grandes protagonistas del concurso, ¿o sí?
La solución del Gran Hermano italiano
Italia intentó hacerlo de un modo bastante sorprendente (y polémico). Gran Hermano introducía un nuevo filtro a aquel principio fundamental del juego por el que los concursantes nominaban y el público expulsaba. El programa se guardaba el derecho de hacer inmune a aquellos concursantes que más se hubiesen expuesto ante las cámaras, dejando en riesgo solamente a aquellos que hubieran jugado a mantenerse en la sombra.
'Grande Fratello' se guardó el derecho de hacer inmune a los concursantes más expuestos a las cámaras
Menos de la tercera parte la casa podía ser nominada cada semana, siendo todos los demás (aquellos que “más juego daban”) inmunes. Es evidente que pasar desapercibido provocaba tu expulsión, pero las consecuencias para el formato pudieron ser desastrosas.
Esta nueva mecánica del juego provoca que los concursantes traten de llamar la atención por cualquier medio a su alcance y, aunque parezca todo un acierto en aras de mantener el espectáculo dentro de las cuatro paredes más famosas de la televisión, lo cierto es que es un arma de doble filo.
Es evidente que no todos los espectadores se enganchan a las mismas tramas, y trazar una línea que separa a quien da juego de quien no es arriesgado. Las acusaciones de tongo fueron constantes, la naturalidad se perdió ante la necesidad de generar vídeos para mantenerse en el juego una semana más, y se puso en tela de juicio qué contenidos atraían a más espectadores.
¿Quién debería ser inmune en España?
Si atendemos a los concursantes que habitan la casa de Gran Hermano 16 ya encontraríamos problemas. Parece claro que Carlos no da juego, pero ¿qué pasa con Vera y Niedziela? Muchos colaboradores de El Debate les catalogan como muebles, pero su historia de amor no consumada ha cosechado una legión de fans en redes sociales.
Hay que recordar que Sabrina ganó Gran Hermano 2 gracias a una historia de amor que se cocinó a fuego lento, mientras que Julito y Flor fueron expulsados de forma disciplinaria por mantener relaciones sexuales sólo para atraer la atención de las cámaras. ¿Se quiere potenciar a los concursantes que actúen en el aquí y en el ahora sobre aquellos que desarrollen sus sentimientos?
Gran Hermano no puede ser juez y parte. El programa nos ofrece un casting, y éste desarrolla sus propias tramas. El público es el encargado de valorar esas tramas y sacar del juego a los concursantes que no puedan aportar más, ya sea por no intervenir en la acción de la casa, dinamitarla o simplemente por no gustar al espectador. Lo que no se puede es castigar constantemente al concursante que genera contenidos, y luego pedir a aquellos que se han mostrado reacios a mostrarse ante las cámaras sin tapujos que empiecen a dar juego. No lo harán, y Gran Hermano no puede hacer nada por remediarlo.