Mario Casas comenzó como un niño en la pequeña pantalla. Sus primeros pasos en televisión fueron al fondo de alguna escena. Ahora, reconvertido en uno de los actores más potentes con una de las mejores taquillas del panorama español, se sentó frente a Bertín Osborne en el programa de TVE En la tuya o en la mía para mostrar su lado más personal.

El actor contó cómo fueron sus inicios. Su carrera comenzó con un papel en la serie de TVE Obsesión. A los 13 años hizo su primera película. A la semana ya le habían despedido porque no daba la edad para el papel. “Fue uno de mis mayores disgustos”, asegura el actor. 

No es de muchos amigos, o así lo explica el propio Mario Casas. “Los amigos que tengo son los de Barcelona de 5 ó 6 años. Son los que te conocen y si descarrilas un poco, te dan un toque”, comentó el actor en la casa de Osborne. Dejó caer que de los compañeros con los que ha ido generando a lo largo de estos años en la profesión no ha surgido ninguna amistad. 

También dio tiempo para hablar de su vida más personal. Aunque nació en A Coruña, a los cuatro años ya había puesto rumbo a Barcelona. “Yo siempre he sido muy bajito y lo pasaba un poco mal porque me machacaban bastante. Sobre todo las niñas”, declara el actor, ahora uno de los hombres españoles más deseados por las jóvenes. 

Los hombres de Paco, la serie de Antena 3, fue la que le catapultó al éxito. En esta comedia intentó conquistar el corazón de Michelle Jenner, que hasta ese momento pertenecía a Hugo Silva. “Me acribillaron y lo pasé un poco mal. Me tenían bastante odio en las redes sociales y dejé de leer cosas que me hacían daño”, comentó el actor. 

Salir sin camiseta en televisión es algo que siempre va relacionado con Mario Casas. El actor ha pasado más tiempo delante de las cámaras sin ropa que con ella. Series como Los hombres de Paco o El barco supieron sacarle provecho. Sobre las escenas de sexo quiso hablar el actor en el programa de TVE. “Es muy de mentira. Hay 30 personas mirando, es frío y desagradable”, aseguró. “Las chicas se pegan un trozo de tela color carne y los chicos usan un calcetín o una media”. Reconoce que alguna vez la naturaleza le pasó una mala jugada y tuvo que pedir perdón.