Cuatro se ha sacado de la manga un nuevo programa de televisión. Se llama Toma partido y pretende introducir el mundo de la política en pleno prime time de lunes a jueves. Si no habéis oído hablar de este estreno es porque la primera vez que se habló de él fue el miércoles pasado. Así, de pronto y atropellado, se ha estrenado un programa de televisión que rezuma poca preparación por doquier.

Poco sentido tiene como programa de access. Cuatro pretende ser una cadena gamberra y joven en su prime time y contratan un telonero que poco o nada tiene que ver con el resto de la programación. Es como contratar a Vetusta Morla para que toquen antes de Las Nancys Rubias. Una gran incoherencia más propia de la televisión italiana que de la española. 

En el plató que durante muchos meses fue el de Un tiempo nuevo en Telecinco y Cuatro y que poco ha cambiado para este Toma partido pretenden vender un formato novedoso. Cuatro habituados colaboradores en el mundo de los focos y las cámaras dan su opinión sobre temas de actualidad que se han ido comentando durante todo el día. En su estrado, tienen la opción de ofrecer una respuesta afirmativa o negativa a la pregunta que se está plateando. 

Nos echamos las manos a la cabeza cuando Sálvame se convierte en un gallinero de colaboradores que elevan la voz para tener más razón. Al menos, en el programa de Telecinco se habla de tema banales que sólo pretenden entretener. En Toma partido hay que escuchar durante más de una hora a un Miguel Ángel Rodríguez taladrando los oídos de los espectadores.

Deprisa y corriendo. Así es como Cuatro ha lanzado un programa de televisión que poca novedad pretende ofrecer. Y ya se sabe que las prisas nunca son buenas en televisión, ni para hacerla ni para venderla. Pero este programa ha incumplido todas las leyes coherentes de la pequeña pantalla.

Toma partido tiene frente a frente a El intermedio en laSexta. Aunque nada tiene que ver el uno con el otro, comparten género. Tal vez en Cuatro pensaron en algún momento que un programa como este podría hacerle daño al pilar de la competencia. Tal vez pensaron que algo como Toma partido podría salvarles unos meses. 

El peor parado de todo este juego es Miguel Ángel Oliver. Al presentador de Noticias Cuatro le comen las circunstancias. Le come ese plató y unos colaboradores que sólo buscan hacer de la política el espectáculo más soez y vulgar que hemos visto en los últimos años.