Padres forzosos ha vuelto, aunque mucho más conservadora de lo que cabía esperar. Madres forzosas acaba de ver la luz en Netflix y lo ha hecho repitiendo punto por punto los parámetros que la serie original planteó a finales de los 80.
No hay originalidad en esta secuela. De hecho, el estilo de sitcom que maneja queda demasiado anclado en el pasado y nos hace ver que no han querido avanzar conscientemente, porque lo que Netflix parece buscar con ella es tan solo un guiño a los fans de la original.
'Expediente X' dio un salto exponencial en su regreso al que no ha querido acogerse 'Madres forzosas'
Las secuelas de series antiguas se pueden abordar de distintas formas. Expediente X ha logrado dar un salto exponencial adaptándose al siglo XXI, no así Madres forzosas.
La ficción sigue la misma estructura que Padres forzosos pero trasladando cada personaje a un rol femenino de la siguiente generación. DJ toma el papel de su padre, Danny, como viuda de tres hijos y la cabeza más sensata. Stephanie es ahora lo que fue Jesse, una rebelde centrada en el mundo de la música. Y Kimmy hace las veces de Joey como la amiga graciosa que intenta ayudar a la familia Tanner. Incluso los hijos de DJ siguen los mismos estereotipos cambiando también de género: el mayor, el más serio y responsable; el mediano, el más "repelente"; y el pequeño, solo un bebé que aspiran a que veamos crecer.
Nostalgia buscada
Todo esto no es casualidad. Madres forzosas deja claro que quiere repetir todos los patrones de su predecesora para atraer a los espectadores originales. Y hace una declaración de intenciones en la primera escena que sirve como transición entre las dos series.
Todos los personajes de la serie original van saliendo uno a uno aplaudidos y vitoreados por el público. Esos primeros minutos resultan más un show de sábado por la noche que el comienzo de una serie, y todo va dirigido al mismo sitio: la nostalgia. Tanto es así que hasta hay palabras para las gemelas Olsen, lanzando un dardo a su carrera en el mundo de la moda.
Posteriormente, la serie consigue avanzar por su propio camino, pero no es una senda que resulte extraño para Padres forzosos. La serie no engaña y toma el mismo barco por distintos caminos.
Los espectadores de la serie original sentirán como su vello se eriza solo al escuchar la sintonía original al principio. Y notarán un gusto especial al escuchar la nueva versión de Carly Rae Jepsen que sigue el mismo patrón que Madres forzosas: actualizar sin romper lo que ya conocemos.
Solo así conseguirán que los que disfrutamos de Padres forzosos volvamos a entrar de lleno en Madres forzosas. Pero Netflix lo va a tener muy complicado si quiere alcanzar nuevos seguidores entre el público joven que no pudo disfrutarla.