La pasarela de los Oscar 2016 ha sido muy desigual en lo que a nivel de moda se refiere, pero completita para este divertido deporte internacional del critiqueo de red carpet. Y aunque ninguna de las estrellas que desfilaron vaya a pasar a la historia, sí que me veo en la obligación de destacar algunos looks y momentazos.
Como todo espectáculo hollywoodiense que se precie, tuvimos meme. Alicia Vikander se convirtió en la princesa Bella de Disney gracias a una serie de coincidencias: su Louis Vuitton amarillo de corte princesa, el mismo peinado semirrecogido y cierto parecido físico. La pusieron a bailar con Bestia cuando solo había dado 3 o 4 pasos ante los flashes. Lo cierto es que esta nueva it girl del cine y la moda (como eran las verdaderas it girls cuando nacieron, la primera fue Clara Bow, y no las niñas bien actuales que llevan ese título) ha tenido looks mejores que este, pero se le perdona por su saber estar y elegancia innata y por haberse llevado el Oscar a mejor actriz secundaria por su papelón en La chica danesa.
Memes aparte, dos mujeres dejaron con la boca abierta al personal a su llegada: Charlize Theron y Rachel McAdams. La primera con un vestido rojo con escote hasta el ombligo de Dior con el que sigue demostrando que no es de este planeta y la segunda con uno verde de cola infinita, tanto como el escote de su espalda, firmado por August Getty Atelier.
En el equipo de las que no fallaron y fueron realmente favorecidas nos encontramos con el fabuloso vestido asimétrico naranja de Stella McCartney que eligió Olivia Munn, el dorado de Diane Von Furstenberg de Margot Robbie, el Armani de Naomi Watts (atención a su gargantilla), el Chanel negro de Julianne Moore y el Calvin Klein de Saoirse Ronan que también concentraba atracciones hacia su espalda.
Emily Blunt, pese a la complicación que siempre supone la barriguita de embarazada, se decanto por un dulce y delicado diseño en rosa cuarzo –lo sorprendente es que solo ella eligiera este color (es el apuntado por Pantone como uno de los tonos estrella de 2016)- con pedrería de Prada.
Jennifer Lawrence, que llegó la última, hizo sufrir a fans y a críticos de moda: ¿Cómo sería su Dior para los Oscar 2016? Cuál fue la sorpresa al verla de negro, con encaje, volantes de tul y falsas transparencias. Pese a chocar con el estilo al que nos ha acostumbrado, más princesita chic sobre todo en los Oscar, conquistó por la naturalidad en su maquillaje, peinado y fina joyería. Y aunque es cierto que apenas lucía su corta melena alisada, al menos se encargó de que luciese correctamente, muchas otras invitadas se tropezaron con esta moda de la melena natural o de ondas “imperfectas” y parecían recién levantadas.
La gran decepción de la noche la interpretó la británica Kate Winslet. Nos ofreció foto de nominados con Leo (o Jack, como prefiráis), pero nadie podía perdonarle ese vestido negro que no le favorecía para nada, que brillaba por el tornasol y cuyo corte era indescifrable. Un Ralph Lauren poco acertado con el que no pudo llevarse estatuilla, a diferencia del que fuera su compañero de reparto en Titanic que, por fin, subió a recoger su Oscar.
Otra de las grandes criticadas fue Heidi Klum con un vestido de Marchesa en el que las flores sobraban, pero también los metros de tela y el complicado escote. A la que no le sobraba ni una flor, en cambio, fue a Cate Blanchett con un diseño verdeagua de Armani. Una de las más esperadas por sus posibilidades con el Oscar a mejor actriz protagonista por La Habitación (y que finalmente ganó) era Brie Larson, tampoco acertó con su Gucci azul Klein que no el sacaba nada de partido y con unos volantes verticales totalmente pasados de moda. Pryanka Chopra se marcó un Pedrochazo o Beyoncenazo con un vestido blanco prácticamente transparente con flores bordadas de Zuhair Murad.
Otra de las sorpresas negativas la protagonizó Kerry Washington, la actriz de Scandal, se llevó el término gladiador de la serie a la alfombra roja con un diseño de Versace que no nos convenció y nos dejó con ganas de ver a la antigua y sofisticada Kerry de red carpet. Olivia Wilde tenía uno de los vestidos favoritos de la noche, un Valentino que quitaba el hipo, que enseñaba por delante y por detrás, pero con un escote delantero tan exagerado -además iba tapado por un tul transparente que aplastaba- que no le hacía justicia al diseño ni tampoco a su cuerpo o su estilo. Muchos criticaron la elección de la gargantilla, a nadie vi quejarse de la joya de clutch de perlas de Roger Vivier.
Las que tuvieron algún resbalón, que no quiere decir que fueran totalmente inapropiadas, fueron Rooney Mara que se equivocó con el peinado y el calzado que acompañaban a su ideal vestido de Givenchy, esta actriz ha conseguido encontrar diseños que equilibran su estilo de cierto halo gótico con la alta costura; por otra parte, Lady Gaga, que no pudo controlar bien el escote quedándole el pecho demasiado bajo en su mono-vestido de Brandon Maxwell; y Sofía Vergara que por una vez se olvidó del corte sirena, aunque no del escote corazón y sigue con Marchesa sin encontrar ese otro tipo de vestido con el que estar cómoda y lucir figura.
No puedo cerrar este artículo sin mostrar cierta pena por el diseñador de vestuario español Paco Delgado que volvió a irse de la gala sin su Oscar. Nominado por segunda vez, primero por Los Miserables y este año por La chica danesa, este canario es conocido en Hollywood y respetado por su buen hacer y su talento innato para clavar la indumentaria de producciones en la que su labor es clave.