Hace ya algunos días saltaba la noticia: Telecinco adaptará en España el último éxito de la televisión estadounidense, Little big shots. Hasta ahí, todo correcto. O indiferente, según se mire. Uno más de la larga lista de proyectos que las cadenas anuncian y que tardan siglos en ver la luz.
Pero cual ha sido mi sorpresa cuando veo un fragmento de dicho programa americano. A saber: un preadolescente mexicano, con evidentes problemas de sobrepeso, se contonea por un enorme plató al compás de una rumba moviendo con salero sus lorzas infantiles, exactamente igual que hacía en un vídeo viral que le ha hecho popular en Youtube. Un presentador estándar de enorme sonrisa profident le ríe las gracias y un público entregado le ovaciona.
O estoy muy mal, o esto es Pequeños gigantes a la americana.
Y oigan, o yo estoy muy mal, o esto es Pequeños gigantes a la americana. Telecinco ha comprado los derechos de su propio programa. Que alguien me lo explique. Ni comprendo la maniobra empresarial (pagar por algo que tú ya tienes) ni mucho menos la maniobra de programación.
La Voz Kids, Pequeños Gigantes, Levántate, Got Talent y los futuros Mini Me y Little Big Shots (que espero no traduzcan literalmente o se auto-plagiarán). Niños y más niños haciendo el artista. Suponemos que, o Vasile echa de menos a sus nietos italianos, o en Telecinco deben estar intentando batir un récord. No quiere ser la cadena de Sálvame. Ni la del Gran Hermano. Quieren ser la cadena de los pequeños ruiseñores. Igual que Cuatro anhela ser la cadena que arrejunte a todos los solteros a este lado del Mediterráneo dada su avalancha de upcoming dating shows. Retroalimentación en estado puro. Se conocen en la cadena rojita, dan el salto a Mujeres y Hombres y Viceversa, procrean y en tres años mandan al retoño al plató que corresponda del prime time telecinquero a que cuente chistes o cante 'La Zarzamora'. Negocio redondo. Agotador solo con pensarlo.
Pero lo llamativo es que, cuando se mira a la competencia, la situación es similar pero con distintos géneros. En Antena3 no paran de dar luz verde a series, miniseries y chorricientosmil productos de ficción que transitan por la pequeña pantalla con mejor o peor fortuna. Marca Atreseries. Unas se estrenan ipso facto y otras mueren de asco en cajones de directivos. Unas revientan audímetros y aplausómetros y otras provocan bostezos. Pero raro es el trimestre en el que no ven la luz mínimo 3 nuevas producciones; y en laSexta tienen un mantra 'Ni una hora sin hablar de política', que cumplen a estajanovista rajatabla y que ha resultado ser clave (y clavo) para la tumba de Cuatro.
Cada género se ha confirmado como bastión de éxito para cada canal
Es decir, parrillas homogeneizadas y productos fácilmente intercambiables que responden a un mismo tipo de contenido ideal para los talifans de cada cadena, antes conocidos como espectadores. Cada género (el talent infantil, el dating show, la ficción o el debate de actualidad) se ha confirmado como bastión de éxito para cada canal, exprimido hasta el récord de share y el agotamiento.
¿Qué sucederá cuando llegue ese día en que Podemos aburra a las moscas, los niños cantores de Utrera ya no tengan abuelas televisivas que les aplaudan, las series se visionen lejos del prime time y la emisión en directo o los buscaparejas terminen por indigestarse? Pues que tocará reinventarse, claro. Pero ese no parece ser un tema que preocupe en los despachos de los grandes grupos.
Ahora lo que importa es comprarle a Ellen sus Pequeños gigantes y perpetuar el bucle.