Hoy quiero confesar que lo he vuelto a hacer. Pensaba que estaba rehabilitada pero no. Una adicta lo es para toda la vida. He vuelto a engancharme a una basura de serie. No sé qué tiene. No sé si serán sus tramas. Su reparto inverosímil. los guiones vacíos y liosos… esas ocurrencias hilarantes del mundo policial… No puedo vivir sin Shades of Blue.
Vamos a ver si nos ponemos en situación: cuerpo policial corrupto comandado por una especie de comisario añejo interpretado por Ray Liotta. ¿Quién se acordaba de este tío? ¡Viva la madre que parió al del casting! Su “chica de confianza”, otra poli corrupta, es una madre soltera, ex mujer maltratada a la que da vida Jennifer Lopez. ¡JE-NNI-FER LO-PEZ! ¡Ahí es nada! ¡No me digas que no te dan ganas de comprarte la temporada entera en VHS, Blu-Ray y descarga digital del iTunes!
¡Por favor! Las tramas son de lo más esperpéntico. Un carrusel de la risa desde el inicio de la serie: Resulta que un día el policía novato mata a un negro que estaba jugando a la Play. Sí, así. Sin anestesia ni nada. El aprendiz de poli corrupto entra en el apartamento (todos estos negros de la corrupción y la droga viven en “apartamentos” con derecho a cocina… algo así como el colegio mayor de la delincuencia) a tiro limpio porque oyó disparos. Luego resulta que los disparos eran de un videojuego… ¿Hay algo más delicioso que este arranque? ¡Brava esa guionista!
A esa escena, para mi, le faltó un toque más de surrealismo. ¿Qué se yo? Después de que el poli cosiera a tiros al “jugón de la Play” tendría que haber salido Paco Arévalo del baño del apartamento con los pantalones bajados y contando el chiste del gangoso. ¡Eso ya hubiera sido la guinda del pastel! ¡El “chimpún” perfecto! Claro que estos guionistas gringos no conocen a Paco Arévalo… No sé, pues chica, después del tiroteo un fundido a negro y vuelta a un primer plano de la cara actual de Cindy Lauper (esa oda viva al Bótox) cantando el “Girls Just want to have Fun”. ¡Terrorífico!
Lo que me atrapa de esta Shades of Blue es la velocidad que lleva… En sólo dos capítulos ya les ha dado tiempo a contar que todos los polis de Ray Liotta, que tiene menos movilidad en la cara que los codos de un PlayMobil, son corruptos y trincan de la mafia de la droga a cambio de protección. También les ha dado tiempo a “fichar” a JLO (que no estaba tan desquiciantemente edulcorada desde aquel mojón delicioso de Shall we Dance?) para investigar como infiltrada por el FBI (¡ya salió el FBI!). Por supuesto ella está que si sí, que si no… Que si no quiero traicionar a mis compis corruptos. Que si me toca la moral que me pongas una cámara en el colgante que me regaló mi hija (¡una cámara HD en un colgante de los chinos…! ¡tía, me parto!). Que si Ray Liotta me va a descubrir y me va querer torturar con un bono gratis de su cirujano plástico… Todo muy fuerte. Muy de basura bizarra. Chocho, no te la pierdas en el Calle 13.
La puritita basura premium me llama como la miel a Winnie The Pooh
La verdad es que no es la primera vez que me pasa algo así. Yo soy de engancharme a las series de estercolero. La puritita basura premium me llama como la miel a Winnie The Pooh. Como el jamón Ibérico a Bertín Osborne. Si los guiones apestan y los actores sobreactúan como Concha Velasco en Sorpresa, Sorpresa no puedo evitarlo: me hago adicta como una punky de la Movida madrileña a fumar heroína. Ya me pasó antes con Rehenes” ¿No sabes qué serie es? Por favor…
Lo de Rehenes creí que se me llevaba por delante. Cada capítulo terminaba más extasiada que en el anterior. ¡Qué disloque de trama! ¿Cómo se te quedaría el cuerpo si resulta que eres una cirujana reputada y un buen día vienen a secuestrarte unos mafiosos que quieren que operes al Presidente de los Estados Unidos para matarle? Pues esto es lo que le pasó al personaje interpretado por la que hacia de madre del niño del Sexto Sentido (la peli de Bruce Willis). Esta actriz se llama Toni Collete, pero eso a nadie le importa. Lo importante aquí es que pone unas caras súper-increíbles-que-te-cagas. Con cada putada que le hacen se supera. Se le desencaja el rostro… Es como Jim Carrey con electrodos conectados a los huevos… ¡Qué expresividad! Pone las típicas caras de “¡Tía qué fuerte que me dicen que mate al Presidente!” o “¡Tía, creo que me estoy enamorando locamente de mi secuestrador pero no sé cómo se lo voy a decir… quisiera que me comprendiera pero sin darse cuenta se aleja de mi!”. Todo too much. ¡15 episodios! ¡Casi la prorrogan una segunda temporada! ¡Viva el vino!
Para seguir con mi adicción ahora me he enganchado a otra serie de manicomio. Vamos, que los guiones parece que los escriben en algún centro de recuperación de tarados. Me imagino a los guionistas de Madam Secretary en la ventana de la López Ibor hablándole a los árboles… así en plan Raquel Mosquera. ¡Qué serie! La cosa empieza un buen día con la visita del Presidente de los Estados Unidos a la casa de una paisana a la que nombra Secretaria de Estado. La escena es básicamente así: Tumulto de coches de la comitiva presidencial. Se baja de la limusina el Presidente. Entra en la casa y pilla a la protagonista en la cocina tomándose un café. “Mira guapa…”, le dice el presidente a la tiparraca del café, “…que he pensado que te vas a comer tú el marrón de ser mi Hillary Clinton particular”. La otra pone cara de éxtasis y se hace un poco la dura. Se hace la estrecha: “Déjeme que me lo piense… bla, bla…”. Nada… antes de que el presidente se ponga otra vez el abrigo presidencial ya ha aceptado: “Que sí. que me como el marrón pero déjame que me tome el café, que llevamos ya un capítulo entero jodiendo la marrana sin cambiar de escena y lo voy a tener que meter en el micro-ondas porque esto ya no hay quien se lo beba”. Todo natural… para conectar con la audiencia.
A partir de aquí puro goce. ¡Más placer que cuando Mon Santiso salía cada tarde en el Sabor a ti! Te puedes imaginar los capítulos siguientes: la Madam Secretary ésta decide una y mil guerras. Se frustra al no poder compatibilizar su cargo con la vida personal. Vamos como si fuera cajera de Mercadona de 8 a 20. Pobrecita. ¡Cómo reflejan estas series modernas los problemas de la vida! ¡Qué original! Además, en el equipo más cercano a ella hay… ¡un mariquita! ¡Qué innovación más grande! ¿Cómo a nadie se le había ocurrido nunca meter todos los tópicos del mundo homosexual en un mismo personaje? Por supuesto el mariquita es el que le decide los modelos a la doña… habla con ella de hombres. ¡Todo muy del siglo XXI! Nena, todo para no parar de vomitar.
Bueno, ya sabes. Si quieres vivir emociones fuertes mírate un par de capítulos seguidos de cualquiera de estas obras maestras de la arcada audiovisual. Ahora bien, no me eches a mi la culpa si te enganchas y tienes que empezar a tomar pastillas para dormir... y eso que no me ha dado tiempo a que hablemos de "Asuntos de Estado". Esa sí que son palabras mayores... Una temporada entera de estas series es más fuerte que el vinagre de queroseno. Recuerda que lo malo siempre suele ser lo mejor… pero deja secuelas. Ya lo decían de nuestra Lola de España: “No canta. No baila… ¡No se la pierdan!”. ¡Lo mismo pasa con estas tres joyas!