Helena Resano ha cogido pluma y papel y se ha puesto a escribir los trapos sucios (y los limpios) que esconde un informativo. La periodista, el rostro de laSexta Noticias a la hora de comer, se coloca en las estanterías con le libro La trastienda de un informativo (Alienta), un lugar en el que el amante de la televisión encontrará un máster de televisión en algo más de 200 páginas. 

La periodista se desnuda en este libro y habla del mundo periodístico a través de su experiencia personal y profesional en las redacciones por las que ha pasado. Resado ha trabajado en los tres principales grupos de comunicación del país. Empezó en Telecinco su carrera televisiva, dio un salto a TVE a finales de los años 90 y en 2006 comenzaba a trabajar en laSexta. 

Ahora ha decidido publicar todo lo que ha aprendido en un libro para los que vienen detrás de ella.

¿Por qué periodismo?

Nunca estuvo entre mis planes. Yo estaba haciendo piano. Llegué hasta séptimo de piano y en tercero de BUP me operaron de una muñeca. Me dijeron que me iba a recuperar bien. La operación no fue como yo esperaba. Cuando retomé piano me seguía doliendo bastante. Hubo un momento en que me tocó levantar la vista del teclado y ver qué había. 

Vivía encima de los estudios de la Cadena SER. Llevaba toda mi vida cruzándome en ascensor con magnetófonos y con micrófonos. Eso me llamaba mucho la atención. Mi padre trabajaba en una empresa de electricidad y les hacía muchos arreglos. Fue levantar la vista y ver qué me apetecía hace y a qué me podía dedicar. 

Vicente Vallés escribe el prólogo del libro y habla de ‘The Newsroom’. ¿No es demasiado utópico?

Sería lo ideal. Sería el Disney del periodismo. 

¿Hacemos el periodismo que la gente ve o hacemos el periodismo que queremos que la gente vea?

Creo que hacemos un equilibrio. Al final te estás dedicando a hacer un programa de televisión que en tu empresa quieren que tenga audiencia y que genere ingresos. Al mismo tiempo estás haciendo un programa informativo y tienes que encontrar el equilibrio entre lo que puede ser interesante. 

Las curvas de audiencia las miramos todos los días y las diseccionamos segundo a segundo. Ves que cuando hablas de tal tema baja la curva o que cuando metes una imagen ponente sube. Lo que buscas es el equilibrio. Hace poco hicimos una apuesta por Osman, el niño que vino de Idomeni. Era una apuesta de laSexta que no nos funcionó bien pero apostamos por abrir el informativo con ello sabiendo que ya lo habíamos testado y no funcionó. Es el equilibrio entre lo que quieres contar y lo que hay que contar. 

¿Te arrepentiste alguna vez de estudiar periodismo?

No. 

¿Nunca te desencantaste?

No, te frustras con situaciones y no compartes situaciones. Pero tirar la toalla, todavía no.

Hablas de tus inicios en Madrid y la describes como una ciudad con demasiados egos. ¿Sigues pensando lo mismo?

Sí (risas). Lo llevo mejor. En esta profesión hay mucho ego, pero no sólo de los que damos la cara o firmamos noticias, hay mucho ego detrás, de los que toman decisiones. 

¿Un buen periodista no tiene que tener ego?

El ego no es un buen compañero de profesión. Tienes que cuidar la información pero no con el ego, porque muchas veces no te va a dejar ver o escuchar las voces contrarios. Y esto va de escuchar muchas voces y sacar un análisis. Si sólo te escuchas a ti mismo parece que estás más que aprendido en esta profesión y nadie te puede enseñar nada. 

La primera televisión que pisas, Telecinco. ¿Cómo te sientes ese primer día en el que te pones a trabajar como periodista?

Vértigo. Horrible. ¿Yo estoy preparada para esto? Es verdad que la primera vez que llegas a un trabajo haces un trabajo de indios. Te toca ir a cubrir las ruedas de prensa y contar el total para que luego otro periodista haga la información. Pero desde muy al principio me tocó firmar piezas. En esta profesión es un privilegio tener espejos en los que mirarte y aprender. En esa redacción había muchos: Juan Ramón Lucas, Montserrat Domínguez, Angels Barceló, Vicente Vallés, Juan Pedro Valentín, Fernando Ónega.

¿Qué referentes tenías en aquella época?

No me puse una meta. Veía el trabajo que hacían, sobre todo cómo manejaban a sus fuentes, y me gustaba cómo se manejaba la información en televisión. 

Trabajar en TVE era como irte a un transatlántico

Tres años después das el salto a TVE. ¿Cómo es ese cambio de la televisión privada a la pública? ¿Se nota a la hora de trabajar?

Sí, mucho. No me voy al primer canal, me voy al 24 horas. Era como irte a un transatlántico donde conectábamos con Colombia. Era impensable en Telecinco tener un corresponsal en Colombia. Era trabajar en la casa por excelencia y con todos los medios a tu disposición. Fue un regalo trabajar con gente que me había contado la historia de los últimos 30 años de este país. Compartir con ellos mesa de redacción y escucharles era un lujo. 

De 1999 a 2006 vives allí dos gobiernos diferentes. ¿Cómo se vive un cambio de legislatura en TVE?

En ese momento se notaba. Había un trasvase de gente. Entraba un gobierno y se cambiaban las fichas. Se vivía con mucha tensión. 

¿Y a la hora de tratar la información?

Había otra línea editorial, claro. 

Cuando lees todo lo que se publica sobre TVE. ¿Reconoces la TVE en la que trabajaste? ¿Te da pena?

Me da mucha pena. Lo mejor que tiene esa casa es la redacción y los profesionales que tiene dentro y que trabajan ahí. Esa es la clave de la recuperación de esa casa, los profesionales que trabajan ahí. 

Comentas en el libro que la actualidad cambia muy rápido. ¿La forma de hacer televisión también cambia a pasos agigantados?

Sí, claro que cambia. No tiene nada que ver cómo se contaba la información en 2006 a cómo se cuenta ahora. La forma de hacer televisión ahora incluye todo lo que ha cambiado en la sociedad: las redes sociales, la forma de comunicarse, la forma de hacer política que no deja de verse empapada por las nuevas comunicaciones. 

Hay quien piensa que el presentador de un informativo llega a la redacción, suelta el discurso y se va. ¿Existen?

Pudo llegar a existir pero yo creo que ya diría que no. Creo que no. 

¿Te hubiese gustado ser corresponsal en algún momento?

Es una espinita que tengo clavada. Haber sido corresponsal en Nueva York o en Washington hubiese sido mi sueño. Hubo un momento profesional en que existió esa oferta y por eso se me ha quedado esa espinita. He ido dos veces a cubrir las elecciones americanas y cuando vas allí y ves cómo trabajan ellos y cómo se maneja la información lo ves con cierta envidia. 

¿Podrías vivir ahora sin Twitter?

Sí…eh…No, vamos a ser sinceros. (Risas)

Twitter nos exige hacer más periodismo

¿Han manchado las redes sociales el periodismo?

No creo que lo haya manchado. Creo que es una herramienta más que tenemos para trabajar, que no significa que sea la herramienta. Lo que le ha hecho Twitter a los periodistas es que nos exige hacer más periodismo. Es una herramienta más pero todos sabemos que es muy peligrosa. Puede ser un punto de partida para empezar a hacer nuestra profesión, que no se trata de otra cosa que confirmar lo que ha ocurrido llamando a las fuentes, contextualizando las imágenes. Nos exige hacer más periodismo. No hay que pontificarla ni darle la espalda. 

Compro una frase que dice Gabilondo: en una catástrofe lo primero que escasea es el agua. Cuando hay un exceso de información lo que más escasea es el periodismo. Ahí es donde tenemos que estar nosotros. 

¿Y si un periodista te dijese que no tiene Twitter?

Está desconectado y perdido. No hay que pontificarlo pero es una herramienta. Yo también he estado en redacciones en las que no leían los teletipos cuando no existía internet. Existe gente que no escucha los boletos de radio y se dedica a esta profesión. Es lo mismo, lo pongo al mismo nivel.

Comentas que el periodista no tiene horarios. ¿Te ha afectado esto a la vida personal?

Me he perdido muchas cosas. Me he perdido muchos eventos familiares, muchos cumpleaños de amigos, de familia. Me ha tocado pringar muchas Nocheviejas y Nochebuenas. Ahora estás en otra situación pero yo era de las que me quedaba todo el verano trabajando porque los titulares se iban. 

¿Te has puesto algún límite para el tu profesión no sea más importante que tu vida personal?

No me he llegado a ver en esa situación pero sí que es verdad que te culpas por no estar en muchos momentos. El no estar en muchas funciones de Navidad de mis hijos porque no podías estar te hace que tu único momento libre se lo dediques a ellos porque crees que hay que compensarles así. Y eso te lo quitas de hacer deporte o tomarte algo con un amigo. Cuando tienes pareja y es de esta profesión todo es entendible y negociable, pero cuando tienes hijos ya te quitas tu tiempo y todo se acaba limitando a la familia y al trabajo. 

Las líneas editoriales existen, existieron y existirán

¿Las líneas editoriales son buenas o son negativas?

Las líneas editoriales existen, existieron y existirán. Los medios tienen intereses empresariales que están ahí. 

Dices que has trabajado con editores que parecían dictadores. ¿Tan mal te lo han hecho trabajar?

Ha habido épocas difíciles. Te genera una úlcera y mucho enfado. te bajas al plató tarifado y tienes que gestionar ese enfado como una ola a presión liberándolo de alguna forma. Igual gritando en el coche cuando sales o lo que sea.

¿Has tenido que decir delante de una cámara algo con lo que no estabas de acuerdo?

Sí, eso ha ocurrido.

Cuando crees que no estás contando todo lo que deberías te sientes traicionada

¿Y qué sientes en ese momento?

Te sientes traicionada. Crees que no estás contando todo lo que deberías. Es un círculo y has contado la mitad de la naranja. Te falta la otra mitad para completar la imagen. 

Nuevas elecciones generales a la vuelta de la esquina. ¿Cómo se vive desde dentro ese exceso de presencia política en televisión?

Es verdad que hay un exceso de exposición por parte de los políticos, pero no me parece que sea malo. Existe y en muchos formatos. Es bueno que el ciudadanos les conozca en todas sus facetas. A mí me fa igual la vida privada del político pero sí quiero ver cómo reacciona en un debate o cómo es su día a día o cómo son las bambalinas de un mitin. Conocer al político más de cerca me parece muy sano. Ellos también han entrado en un juego que saben que tienen mucho que ganar y poco que perder. Tienen una ventana muy poderosa que te puede generar más o menos votos. 

¿Os sentís usados? Colapsan las televisiones durante las campañas y después desaparecen…

Lo que hay que hacer es aprovechar el momento. Si lo tienes delante lo que tienes que hacer es exprimirle y sacarle todo lo que puedas. Si la semana que viene no te va a coger el teléfono porque la situación política ha cambiado lo que te toca es contárselo al espectador para que ellos también lo sepan. 

¿Te hubiese gustado llevar tu carrera hacia otro lado?

No he dejado de hacer reportajes. Cuando he ido a hacer directos sigues apoyándolo con reportajes. Ese tipo de periodismo me oxigena mucho y salir de vez en cuando de plató es lo que siempre estoy pidiendo. 

Si me meto por una puerta de ‘El ministerio del tiempo’ y le pregunto a la Helena Resano que estaba estudiando la carrera dónde se veía en 2016, ¿qué me respondería?

En Pamplona en una radio. Seguramente contestaría eso. 

¿Jamás te imaginabas trabajando a nivel nacional y en televisión?

Jamás. Nada de nada. Nada de todo esto estaba dentro de mi plan de vida. Pamplona, en una radio y haciendo lo que me gustaba que era coger el micrófono y hacer reportajes. Todo esto me ha ido llegando.

Ha habido ofertas muy apetecibles pero no creía que fuese el momento

¿Alguna vez no has querido echar el freno?

Lo he echado. Ha habido ofertas muy apetecibles que hubiesen hecho despegar antes mi carrera pero que en ese momento dije que no. Quería ir más tranquila. No siempre he ido pisando el acelerador. Ha habido ofertas muy interesantes a las que he tenido que decir que no porque no creía que fuese el momento. 

¿Uno se termina acostumbrando a la luz roja de la cámara?

Ya no lo piensas. Estás tan pendiente de que no se te escape la última hora y de chequear que con lo que vas a abrir es con eso… Es que si me sigo poniendo nerviosa con la luz roja me tengo que ir al cardiólogo porque no sobrevivo a esto. 

La mujer tiene un papel muy importante en laSexta. Todas sois mujeres al frente de los informativos. ¿Es algo hecho aposta?

Sí, fue una decisión editorial de la cadena en el arranque. Se decidió que los informativos sólo lo iban a presentar las mujeres porque hasta ese momento, y estamos hablando de hace 10 años, las mujeres lo tenían muy difícil para defender a solas un informativo. Estaban Angels Barceló y Olga Viza y ya. Hasta ese momento nosotras éramos el acompañante de. Fue una decisión editorial que quería reflejar lo que estaba ocurriendo en las redacciones y en la sociedad, que la mujer era una mayoría. 

La reina Letizia, compañera en los informativos de TVE. Te dicen que vayas corriendo a la redacción que tienes que dar una última hora sobre Casa Real. ¿Y si hubiese existido Twitter en ese momento?

Ese tuit hubiese sido maravilloso. ‘Ya aquí en plató a punto de anunciar…’. (RIsas)

¿Te han preguntado mucho por ese momento?

No hay entrevista en la que no me pregunten. Lo cuento un poco en el libro, que tan extensamente nunca lo había contado, para que se sepa. Ese día se había publicado en La Razón dos páginas sobre ella porque el día anterior en un magazine de tarde alguien había soltado en alguna tertulia la nueva relación del príncipe. Pensé, pobrecita, vaya marrón porque esto te marca para toda la vida. Pensando que podría haber sido un rollo y ya está. Pero no. 

¿Has mantenido contacto con ella?

No, nos hemos visto un par de veces cuando ha venido de vista oficial y no la he vuelto a ver. 

Uno de los momentos más duros del libro es cuando cuentas la operación de garganta a la que te sometes y en la que te previenen de que a lo mejor perdías la voz. ¿Cómo viviste aquella etapa?

Fue un momento muy complicado en mi vida. Estaba aterrada. Vivía con mucho dolor físico porque me tomaba 12 pastillas al día. Pero había mucho miedo porque el primer diagnóstico fue así, muy sincero. Otro paciente llevaba seis meses de afonía crónica y corría el riesgo de que me cambiara la voz. Le di muchas vueltas, pedí segundas opiniones. Mi marido me cogió y me dijo que este toro lo íbamos a coger por los cuernos. 

Pensé que no iba a recuperarme de mis afonías. Toqué fondo

Después de la operación pasé bastantes afonías. Una de ellas fue muy fuerte y toqué fondo. Pensé que no iba a poder recuperarme. César González Antón, el director de laSexta, me pidió que parase, que descansase y me tomase mi tiempo. Fueron las palabras que necesitaba escuchar para liberarme. 

¿Llegaste a valorar qué harías con tu vida si la voz no regresase?

Sí, seguir haciendo periodismo sin tener que locutar. Hay otras formas de hacer periodismo. 

¿Qué es lo primero que pensaste cuando volviste a escuchar tu voz?

Fui del quirófano a la UCI porque tenía que pasar 24 horas ingresada allí. Mi marido estaba en el pasillo. “Hola, hola, hola. ¿Suena bien?”, le dije. “Igual de protestona que siempre”, me dijo. 

Terminas el libro con un capítulo titulado ‘Hacia dónde vamos’. Te lo pregunto yo: ¿Hacia dónde vamos?

No tengo ni idea. Creo que es bastante interesante lo que viene. Las empresas están en un momento de saber lo que quieren hacer y cuál es el camino a elegir. Vienen nuevas formas de hacer televisión y seguramente dentro de 10 años no se esté haciendo nada de lo que estamos haciendo ahora. Ahora mismo todos los formatos están pensados para internet y seguramente el futuro es ese. Pero poco más se puede decir.