Hay que tener muy poca vergüenza para hablar en los términos que ha hablado el presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy de RTVE. “Cuando se habla de consensos y acuerdos hay un tema en el que deberíamos ponernos de acuerdo todos los partidos y es el poder tener una televisión pública independiente, financiada y que no sea objeto de disputas entre nadie como puede ser la BBC en Reino Unido". Así, sin despeinarse. La cara, como el cemento armado. ¿Se puede ser más cínico?
Lo mejor de todo es que el señor que tenía sentado al lado, Alfredo Menéndez, uno de esos periodistas a los que no les gusta morder la mano que le da de comer, de esos que no tendrían cabida en la BBC, no tuvo la valentía (por no decir cojones) de cuestionar sus palabras, de recordar que si hay un responsable del hundimiento y el desprestigio de la televisión y la radio pública es Rajoy.
Rajoy decidió que el presidente de RTVE se debía elegir a dedo
Hubiera sido tan sencillo como recordarle que fue el gallego el que decidió cambiar la ley que exigía desde 2006 el consenso de dos tercios de la Cámara de los Diputados para elegir al presidente de RTE. A partir de entonces bastó solo con la mayoría absoluta del PP para elegir independientemente a dedo.
Fue el principio de todo. Leopoldo González Echenique empezó pisando fuerte y tras sólo unas horas al frente de la Corporación, ya demostró cuál iba a ser su línea al frente de la cadena destituyendo al director de los servicios informativos Fran Llorente y nombrando como sustituto el hasta entonces desconocido, Julio Somoano.
De nada sirvió el fuerte apoyo con el que contaban los informativos por parte de público y crítica. “Bajo su dirección los informativos han alcanzado un prestigio sin precedentes gracias a la neutralidad y la independencia que han mantenido en circunstancias especialmente difíciles", comentó la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).
En su lugar llegó Somoano, "un periodista de 'El lado oscuro de Telemadrid', cuya primera medida fue prescindir de Ana Pastor al frente de Los Desayunos de TVE a pesar de sus estupendos datos de audiencia. Somoano fue acusado de prescindir de la periodista por criterios políticos en vez de periodísticos y en tan sólo cinco meses Los Desayunos perdieron hasta cinco puntos de audiencia.
Un presidente votante del PP
No obstante, lo peor estaba por llegar. Sólo dos años después el PP imponía a José Antonio Sánchez, el enterrador de Telemadrid, como nuevo presidente de RTVE. Éste a su vez cambiaba a Somoano y nombraba al subdirector de opinión de La Razón (¡La Razón!), José Antonio Álvarez Gundín, como nuevo director de informativos de RTVE. Fueron los últimos golpes de gracia a la pública.
Menéndez podía haberle recordado a Rajoy que Sánchez no tuvo ni el más mínimo tipo de decencia o respeto a la ciudadanía no dudando en confesar que votaba al PP “y seguiré votando al PP. Desde luego a quien no he votado en mi vida ha sido a la Izquierda Plural”. Vamos, lo mismo que hace el presidente de la independiente BBC.
Menéndez no le relató una a una las manipulaciones que se han cometido
Pero Menéndez calló. Calló porque cualquier otro buen periodista hubiera soltado una carcajada ante tamaña desfachatez por parte de Rajoy y le hubiera relatado una por una las manipulaciones que se han cometido en la televisión pública durante los últimos años o preguntado qué le parece que los Telediarios dediquen el doble de tiempo a Venezuela que al paro.
Y calló porque gracias a su silencio sigue en el puesto que está. Calló porque, gracias a periodistas cómo él, TVE ha llegado a unos límites de desprestigio nunca conocidos. Calló porque sabe que, una vez lleguen los cambios a la Corporación, tendrá que pedir favores para que le busquen un nuevo acomodo.
Déjese de cinismos, señor Rajoy: usted ha hundido RTVE.