Mariló Montero sabía que este jueves estaría en boca de todos. Sabía que la noticia de su salida no se podía filtrar a los medios de comunicación. Y quería ser ella la que le contase al mundo entero que abandonaba (y no la echaban) de TVE. Por eso le contó su marcha a un reducido grupo de personas (más directivos que trabajadores) para que todo saliese como ella tenía planeado. 

La periodista quería que el último plano de su paseo por TVE hablase por sí solo. Son conocidas las disputas que la presentadora tiene con la directora del programa, Elena Sánchez. De hecho, el pasado mes de abril salía a la luz un queja formal que Montero habría interpuesto contra su compañera por “acoso laboral”.

Por eso la última imagen de Montero al frente de La mañana fue quitándose el pinganillo desde el que le llegan las órdenes de arriba. Ya no estaba encadenada a la televisión española que siempre ha criticado cuando se encontraba protegida por los muros de una televisión privada. 

Y es que ella, la más criticada de la pública, es la que más ha confabulado contra su propia casa utilizando los micrófonos de otras cadenas. En el programa de Buenafuente dijo que TVE no permitía hacer grandes producciones y que debía volver la publicidad. Pero también se hizo un tour por los grandes grupos privados y concedió entrevistas a Telecinco (Un tiempo nuevo) y Antena 3 (El hormiguero). 

Ahora todo el mundo da por hecho que la presentadora no ha abandonado la pública por convicciones personales y para no quebrantar sus más estrictos pensamientos. Lo hace porque ya tiene un contrato sobre la mesa de una televisión privada para presentar un nuevo formato. Telecinco, con la que ya coqueteó hace meses, tiene todas las papeletas. 

Por eso no se entiende que Montero con su marcha hace apenas una semana. La presentadora negó los rumores que había sobre su marcha, asegurando que todos los años salen las mismas noticias. “Mariló sigue en TVE y a día de hoy su idea es seguir”, dijo. Seis días después anunciaba su marcha de la pública. 

Nunca ha demostrado su eficacia en audiencias 

Parece que el morbo de contar con Mariló Montero en un programa de televisión genera audiencia. Sin embargo, la presentadora nunca ha demostrado efectividad a nivel de datos. La mañana estaba hundida y no plantaba cara a Espejo Público y El programa de Ana Rosa. Este jueves se despedía con apenas un 5,8% de cuota de pantalla. 

Cuando lo intentó en el prime time fue un fallo estrepitoso para TVE. El programa El pueblo más divertido de España tuvo que trasladarse a la madrugada y se despidió con datos irrisorios. Un 2,1% de cuota y 70.000 personas de media vieron la despedida de este nuevo formato en septiembre de 2014. 

Su paso por las privadas tampoco reventó los audímetros. Ya ha pisado dos veces El hormiguero. La primera vez en junio de 2014 marcó un 14,5% y la segunda vez en febrero de 2015 consiguió un 14,3% para el programa, datos que no suponen un crecimiento escandaloso por el simple hecho de contar con la presentadora más controvertida de la televisión.