Tras ganar el Festival de Eurovisión 2016, Jamala ha logrado convertirse en toda una estrella en Ucrania, el país al que representó en el certamen de la canción.
Tras publicar su cuarto álbum de estudio, la cantante esta a punto de iniciar una gira europea en la que no ha podido incluir Rusia entre los países a visitar. Y es que, como informa El Confidencial, las autoridades ven el tema con el que consiguió ganar el Festival, que habla sobre la deportación de los tártaros de Crimea durante la dictadura de Stalin, como una amenaza. "Su presencia en cualquier parte de este territorio no sería segura", afirma su manager que asegura que la intérprete de 1944 no se atreve a visitar a sus padres en su lugar de residencia, la citada Crimea.
"Echo de menos a mis padres. Me da mucha pena no poder ir a mi casa, que está a siete minutos del mar. Me consideran una separatista y no me dejan pasar. La cultura tártara está desapareciendo por culpa de la emigración. Hay casos de desapariciones solo por hablar de Ucrania: es terrible", lamenta.
"Para mí, ganar Eurovisión no era solo un juego. Era reflejar el dolor y la tristeza por Ucrania, un país donde la guerra no es un chiste", afirma Jamala. "Ganar me hizo sentir más segura. En mi día a día soy una simple cantante, pero ya sé que puedo hacer mucho más", agrega. Hija de padre tártaro y madre armenia, la cantante nació en Kirguistán cuando esta nación todavía pertenecía a la URSS y vivió el éxodo hasta que regresó a su sitio de origen.
"No todo lo que se presenta en Eurovisión tiene que hablar de tonterías; debe también tener contenido humano", afirma. "Yo quería que 1944 fuera un mensaje interracial, que sirviera para hablar de los sirios que escapan de sus casas, de los expulsados de cualquier lugar. Quería llegar al corazón de la gente, que todos se pudieran abrigar con ella; compartir con todo el mundo la historia de mi madre y dar esperanzas a los que están en la misma situación. Decirles que hay futuro", concluye.