¿Y si no me gusta GH 17? Daba un poco de miedo enfrentarse a esta gran pregunta. Y según avanzaba la primera gala de esta edición las dudas se iban haciendo más grandes. Es el programa del que se hablará todos los días durante las próximas semanas y tener que tragarme un coñazo de edición puede terminar con mis fuerzas. Y GH 17 comenzó siendo un gran coñazo.

Después de la perfecta gala que se vivió en el arranque de GH 16, el listón estaba muy alto. Aquella primera gala hizo vibrar, sorprendió, nos mantuvo pegados a la pantalla y, sobre todo, jugó mucho con el espectador. Este GH 17, sin embargo, nos ha perdido por completo. Tal vez se han pasado de rosca y han convertido el reality en un chiste interno que los de fuera no terminamos de pillar.

Y si no pillamos la gracia, no entramos en el juego. Cuando la mitad de los concursantes habían entrado en la casa no comprendía el juego al que estaban intentando que me enganchara. Un ir y venir de mentiras sin apenas coherencia que sólo efectarían a la convivencia unas horas. A partir de ahí GH 17 sería un reality normal y corriente. Y ya no nos conformamos con eso.

La prueba de fuego era para Jorge Javier. Él, al que poco le importa lo que se diga de él, tendrá que taparse los oídos o no entrar en Twitter durante unos días. Jorge Javier se ha convertido en un lector de prompter que aporta muy poca personalidad al reality. Un programa de televisión en el que el presentador era una reliquia más de su esencia.

Mercedes Milá protagonizaba sin competencia los primeros minutos de la edición. Lo hacía para despedirse de los espectadores, pero al final se quedó en el plató varios bloques. Y lo hizo para demostrar que sin ella esto no es lo mismo. No seré yo el que oculte que a veces me han entrado ganas de estrujarle el cuello. Pero, a pesar de eso, Mercedes Milá hacía que sintiésemos este programa de televisión como puro espectáculo que tragarnos con una hamburguesa a nuestro lado. Jorge Javier, onmipresente en Telecinco, no vive por y para Gran Hermano. Para él es un trabajo más.

Respecto al casting, hay nombres que pueden dar momentos memorables en esta edición. Mucha choni y mucho pijo que, mezclados en una coctelera, pueden ser eficaces. Sin embargo, en conjunto, el casting de esta edición ha sido muy poco atractivo de cara a la presentación de personajes. Las sorpresas que  iban generando resultaron en una gala plana y aburrida que se hacía en algunos momentos algo soporífera.

La mejor noticia no ha llegado hasta el final de la gala. Uno de los concursantes tiene una vida extra escondida en las cajas que se repartieron. Eso le dará una segunda oportunidad en el caso de ser expulsados. Una novedad en el concurso que se ha convertido en el único aspecto llamativo de la noche. Descubiertos los secretos, GH 17 arranca de cero.

En general, GH 17 está en una posición de 'necesita mejorar'. Las comparaciones son odiosas. Y si el pasado año consiguieron una de las ediciones más redondas de la historia del programa, este año nos han vuelto a visitar con una gala que, al parecer, ha intentado volver a unos orígenes donde la personalidad de los concursantes pesa sobre cualquier tipo de estrategia. Por desgracia, ya estamos acostumbrados a que nos manipulen. Y nos gustaba.