Septiembre de 2011. Plató de El Hormiguero. Unos 200 anunciantes esperan con avidez la presentación de la temporada de Antena 3. Sorprendentemente es la competencia la que copa las imágenes ya que se ofrece una comparativa hora por hora, con la pantalla partida, de las parrillas de Antena 3 y Telecinco. En esencia, una programación familiar frente a otra basada en Sálvame.
Por aquel entonces era la estrategia de la cadena de Atresmedia: desacreditar a su rival. Y no sólo ante los anunciantes, sino también ante la audiencia. En una campaña que se tituló PONE se llegó a hacer una parodia desenfadada de su rival en la que aparecían alusiones al consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile, y al presentador de Sálvame, Jorge Javier Vázquez. “Aquí no todo vale. Entretenimiento que no humilla a nadie”, cantaba Jorge Fernández.
Y aunque nunca llegaron a hablar de televisión blanca, como así hicieron los medios, sí se definieron como una cadena saludable. “Si hacemos un símil con la alimentación saludable, Antena 3 quiere ofrecer una dieta equilibrada, rica en todos los géneros y en su justa medida. Entretener e informar desde la variedad”, explicaba el director general de la División de Televisión, Javier Bardají.
“Huimos del monoproducto porque queremos que todos se encuentren cómodos, no sólo el telespectador, sino también el anunciante, a quien le damos el mejor producto posible para que brillen sus marcas, generando entornos propicios para la publicidad, y también nuestros accionistas, para que se sientan identificados con lo que emitimos”, añadía.
Sin embargo, tras unos años de ascenso hasta el punto de liderar siete meses, la audiencia de la cadena se estancó en 2014. Por todo ello, los directivos de Atresmedia decidieron que era el momento de abrirse a 'nuevos territorios'. Lo hicieron con mucho cuidado para no tener que reconocer que aquel modelo “familiar” y “blanco” había sido insuficiente y tenían que hacer cambios, abrir fronteras. "Lo importante para nosotros no es qué hacemos sino cómo lo hacemos", dijo Bardají en una cena con periodistas.
De aquellas llegaron a la cadena el dating show Casados a primera vista y el reality de supervivencia Pekín Express, dos géneros que hasta entonces no habían tenido cabida en el canal y que no fueron recibido con demasiado entusiasmo por la audiencia si no atenemos a los datos.
Hasta nunki
“¿Y por qué les cuento esto?”, se preguntarán. Pues bien. Resulta que el próximo martes la cadena estrena El amor está en el aire, un programa sobre historias de amor presentado por Juan y Medio. Hasta aquí todo correcto. Sin embargo, ¿saben quién le acompaña en las tareas de presentación?
Ares Teixidó. Un rostro que se ha criado a las faldas de ese modelo de televisión en el que se humilla, un rostro que ha participado en programas que no cuentan con entornos propicios para la publicidad como El Debate de Gran Hermano, Gran Hermano VIP y Supervivientes. ¿Recordamos su guerra con Ylenia? ¿Con Belén Esteban?
Resulta un poco incongruente, ¿no les parece? Por un parte se intenta desacreditar el tipo de televisión que hace el rival, pero por otra se ficha a una presentadora que ha conseguido hacerse un nombre en la pequeña pantalla gracias a ese modelo. Pero es que para más inri, el nuevo compañero de Teixido, Juan y Medio, asegura que no ve Gran Hermano porque se lo recetó su médico.
¿Han visto el polémico vídeo de Amarna Miller? Pues eso. ¡Y ojo! Que yo no tengo nada en contra de Ares. De hecho creo que ha gestionado de una forma muy inteligente su carrera y merece una oportunidad así. Y, además, le entiendo. Yo hubo un tiempo en el que después de trabajar en Gran Hermano 10, renegué del reality y de todo lo que se asemejara a ese tipo de televisión. No tengo problema en reconocerlo.
¿Reconocerá de una vez Antena 3 que su televisión saludable no es suficiente para plantarle cara a su rival? Quizá ese día la diferencia con su rival, en audiencia y beneficios económicos, se reduzca.