La gala de este jueves lo confirmó: Jorge Javier se ha hecho con Gran Hermano. Han tenido que pasar seis galas para que el presentador se haga con el formato de Telecinco. Después de varias semanas donde se vio a un Vázquez nervioso y desubicado en el plató del reality, este jueves el presentador impuso su sello, para bien o para mal, sin miedo al qué dirán.
El programa de Jorge Javier Vázquez era que no conectaba con los personajes anónimos. Está acostumbrado a tratar con todo tipo de caras conocidas, desde Aramís Fuster hasta Aída Nízar. En esa pecera, Vázquez se mueve como pez en el agua. Trata de tú a tú sin anestesia, lo que le ha costado más de un enfrentamiento en alguna ocasión.
Pero con Gran Hermano se encontraba en una onda completamente diferente. Nuevos personajes que iniciaban su aventura televisiva desde cero. Sin pasado ni cosas que reprochar. Por eso a Jorge Javier Vázquez le ha costado tanto entrar en el juego, de los concursantes y de su relación con los familiares que le acompañan en el plató.
Con el paso de las semanas, su relación se ha ido afianzando. Ya conoce a los que están concursando, ya los ha analizado y ya tiene confianza con los familiares. Ya puede entrar a la yugular. Ahora es cuando Jorge Javier Vázquez puede sacar su vena más irónica e inconformista, dejando a un lado el cue, su peor enemigo.
Ahora Jorge Javier Vázquez se divierte. Ya confía en su producto. Es capaz de ser cortante, de disfrutar de sus conexiones con el interior de la casa y de decir lo que piensa de la actitud de muchos de los concursantes. Es capaz de mantener discusiones por defender sus ideales.
¿Muestra demasiado sus favoritismos?
A Jorge Javier Vázquez le gusta el juego. Por eso demuestra costantemente que no le gustan los muebles dentro de la casa. Ya puede uno ser la peor persona del mundo que, si da juego, tiene su plaza ganada.
El presentador deja caer en numerosas ocasiones lo que le parece bien y mal de los participantes. Pero esto ya lo hacía Mercedes Milá. No se nos pueden olvidar algunos tensos momentos que la presentadora ha vivido en 15 ediciones con algunos concursantes, llegando incluso a expulsar del plató.
Sin embargo, se consideró durante mucho tiempo que Mercedes era digna de opinar sobre lo que pasaba y dejaba de pasar dentro de la casa. ¿Por qué no? Milá era una parte fundamental de Gran Hermano y por eso ha costado tanto desprenderse de ella. Pero, tal vez, el público debería dejar de pensar en el qué para empezar a pensar en el cómo. Y ya se puede decir que Jorge Javier se ha hecho con las riendas de Gran Hermano. Ahora toca sentarse y dejar que la organización nos siga contando la historia que ellos nos quieren contar.