Que nadie se lo tome a mal. El Ministerio del Tiempo merece todos los premios de nuestra industria y de la de más allá de nuestras fronteras. Como bien afirma el jurado de los Premios Ondas, “el hecho de que su formato ha llamado la atención a nivel internacional “inspirando” (si se puede decir así) a una serie estadounidense” le hace merecer este galardón por segundo año consecutivo.
Y nada que decir con el mensaje que se manda a los directivos de TVE que tanto dudan a la hora de renovar esta ficción diciéndoles que es una ficción "con un gran valor divulgativo que la televisión pública debería conservar y considerar como uno de sus grandes valores".
Sin embargo, que en el jurado de estos prestigiosos galardones no hayan sido capaces de encontrar otro producto diferente en nuestra televisión a la serie de TVE del que resaltar su calidad, hace pensar si en realidad este hecho no es sino un síntoma de crisis en nuestra ficción.
Sobre todo teniendo en cuenta que durante el pasado FesTVal de Vitoria el jurado también se encontró con este dilema. Las opciones eran limitadas y finalmente El Caso consiguió alzarse con el premio de la crítica de forma muy merecida. Ahora, sin embargo, no parece que el jurado de los Ondas hayan estado dispuestos a premiar a una serie ya cancelada.
En este caso, en una decisión que parece salomónica, han preferido premiar con sendos galardones a mejor actriz a Cecilia Freire y mejor actor a Pedro Casablanc a las otras dos series con opciones a llevarse el galardón: Velvet y Mar de plástico. El galardón a la primera hubiera sido visto con buenos ojos tras los éxitos cosechados. Sin embargo, en el caso de la segunda, el regular trabajo actoral -salvo alguna excepción- a buen seguro ha pesado en la decisión final.
Las necesarias guerras
Pero volviendo a los síntomas de crisis en nuestra ficción, ¿qué está pasando realmente en nuestra industria? Uno de los principales motivos se encuentra en que Telecinco despidió la pasada temporada sin estrenar ningún título de ficción. Series cómo Sé quién eres, La Verdad, El padre de Caín o Lo que escondían sus ojos esperan guardadas en un cajón a la espera de que la cadena decida lanzarlas.
Por otra parte, la propia directora de ficción de Atresmedia, Sonia Martínez, confesaba a este portal hace unos meses que “tenemos que plantearnos la novedad. Lo que hace seis meses parecía novedad o axiomas, de repente ya no lo son. Eso en la ficción es muy complicado porque trabajamos la ficción con mucho tiempo. Cosas que parecían muy consolidadas y parecían novedosas de repente ya no lo son tanto y el público cambia su fidelidad”.
Es innegable que durante los últimos años nuestra ficción ha vivido un periodo dorado. Sin embargo, parece que ha llegado el momento de dar un salto más de calidad y, como ha sucedido con El Ministerio o Vis a vis, arriesgar aún más. El riesgo y la buena ficción no es ni debe ser propiedad de Movistar o Netflix.
Hace unos días volvía a leer en redes sociales que era pernicioso para nuestra ficción que los lunes se enfrentran tres series. No, no y no. Aunque en ocasiones estas guerras sean injustas; en otras, es la única manera posible para que nuestra ficción evolucione. Es la manera natural, con datos de audiencia en la mano, de desterrar series con fórmulas rancias que se convierten en un verdadero obstáculo para nuevos creadores. Así ha ocurrido en el cine y así debe ocurrir en nuestra televisión.