Después de ocho años sin trabajar juntos, concretamente desde Los crímenes de Oxford, Álex de la Iglesia y Telecinco Cinema vuelve a unir fuerzas para la adaptación del éxito cinematográfico italiano Perfectos desconocidos. Una cinta con un concepto que perfectamente podría formar parte de la serie británica Black Mirror y para la que el director bilbaíno era perfecto.
Protagonizada por Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduard Fernández, Dafne Fernández, Eduardo Noriega, Belén Rueda y Pepón Nieto, la cinta cuenta una reunión de amigos en la que surge la idea de dejar los móviles encima de la mesa al alcance de todos: llamadas, SMS, Whatsapps, notificaciones de Instagram o Facebook. Su vida entera compartida al instante por todo el mundo.
Una cena se puede convertir en una película de acción. Y eso me resulta apasionante
“El móvil ya no es sólo un aparato, es parte de nuestra alma y de nuestra cabeza, es casi un inconsciente. Cosas que no queremos enseñar casi ni a nosotros mismos. Y todo eso genera una comedia, aunque para los personajes no es una comedia”, explica De la Iglesia a la prensa durante una visita al rodaje.
“Una de las frases de la película es que hace diez años teníamos relación con 50 personas y ahora con entre 100 y 50. No se puede atender a todo el mundo. Y eso provoca que estemos viviendo una situación de angustia. El primer episodio de la tercera temporada de Black Mirror resume y con perfección este estado de ánimo. Y mi película también habla de ello desde otro punto de vista”, reconoce el cineasta.
No obstante, “no puedo decir que estemos influenciados por Black Mirror. Existe una preocupación porque ya no somos nosotros solos, sino una red que está incorporada en el cuerpo. Todo estaría bien si tuviéramos el móvil en la cabeza. El móvil es un objeto y para nosotros no es. Cualquiera pierde el móvil y se hunde. Ni si quiera recordamos nuestro teléfono o el de nuestra madre”, añade De la Iglesia que se confiesa un gran seguidor del creador de la serie británica, Charlie Brooker.
Para el director, esta cinta “es una de las películas más complejas que he rodado nunca porque no sólo ruedas diálogos, sino también las reacciones. Es un bosque de miradas, genera un mundo completo. Como director me resulta muy apasionante. Una cena se puede convertir en una película de acción. No quiero que se pierdan cosas. Cada uno tiene un mundo que contar con una mirada”.
Intevención directa de Vasile
De ahí que no dudara en aceptar dirigirla cuando el mismísimo consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile, le llamo para ello. “Esto fue una intervención directa de Paolo. Me llamó para decirme que tenía que hacer esto y en cuanto lo leo digo: ‘hay que hacerlo’”, explica el director que reconoce que en estos años ha habido intentos de volver a trabajar juntos. “Ellos tienen cosas que hacer, el cine español desde hace una década depende de ellos, como yo que estoy liado, no habíamos podido”.
Me gustaría que el espectador sienta que está cenando
Preguntado por lo que diferenciará su cinta de la italiana, De la Iglesias explica que “la diferencia no es tanto de espíritu nacional, sino de la visión del director. Su manera de rodar y comportarse respecto a los personajes es muy distinta. El director italiano ha tenido su interpretación, que funciona, pero su película está alejada de lo que yo busco”.
“Es curioso como una frase se puede interpretar de distinta forma. Ellos toman una posición más fría respecto a los personajes en la que sólo escuchas los diálogos, pero a mí me gusta más sentir la película, me gustaría que el espectador sienta que está cenando”, añade.
En cuanto al hecho de que sus tres últimas películas (Perfectos desconocidos, El bar, Mi gran noche) se desarrollen en espacios cerrados, De la Iglesias explica que “dramáticamente me resulta más atractivo. Casi todo el que dirige llega un momento en el que se da cuenta. Se van a notar más las tensiones si estás encerrado en un espacio y conviertes ese espacio en un mundo”.