Globomedia rechazó hace un año introducir taxis amarillos en sus series. Era una forma de decir que ficción española tenía que contar la cultura española, no la americana. Un año después, si no ha metido taxis sí ha colado en su próximo proyecto los monos de este color. Un detalle que deja entrever como una productora se ha tenido que adaptar a los buenos tiempos de creatividad por el que pasa la ficción española.
Vis a vis es un paso adelante para la ficción, la cadena y, por supuesto, la productora. Después de varios tropezones que intentaban mantener intacto un modelo familiar de ficción que les había dado grandes alegrías en el pasado, cadena y productora se han dado cuenta de que sus espectadores ya están enseñados y aprendidos. Se han vuelto exigentes y rápidamente insatisfechos. Tocaba evolucionar.
A Vis a vis uno se enfrenta con muchos prejuicios. Por un lado, las espinas que Globomedia le clavó a los espectadores en anteriores ocasiones hacía coger este nuevo proyecto con guantes de doble goma. Por otro, el fantasma de Orange is the new black siempre ha perseguido a este proyecto desde que se anunciase.
Un complejo carcelero que introduce al espectador en la historia sin centinelas del cartón piedra
Uno termina con culpabilidad después de ver el capítulo piloto. Globomedia ha creado un producto más que digno. La fotografía de Migue Amoedo rezuma elegancia. Antena 3 ha montado un complejo carcelero que otorga la oportunidad de introducir al espectador en la historia sin centinelas del cartón piedra. Vis a vis es, por fin y menos mal, una serie oscura que no derrocha dinero en focos.
En Vis a vis no hay zumos de naranja, familias alrededor de la mesa y asistentas del hogar con cuerdas vocales desengrasadas. En Vis a vis hay leche rancia y guisantes podridos. Un menú que nos hace ver que Globomedia ha entendido el giro de timón que se le pedía hace mucho tiempo.
Podría sacar numerosos parecidos de Vis a vis con Orange is the new black. Niña rubia e inocente que llega a una cárcel en la que todo es sexo, drogas y tías chungas. Contado así, las dos series serían almas gemelas. Pero su fondo es bien diferente. Si bien la americana la tengo calibrada como una comedia con tintes dramáticos, Vis a vis es una serie dramática con tintes de thriller. Bebe de ella pero no se atraganta.
Si algo ha hecho bien Vis a vis es su casting. Globomedia se ha dejado atrás a los Fran Perea y a las Macarena García para completar un casting en su mayoría desconocido para el gran público. Esto tiene una gran ventaja: al no relacionarles con papeles anteriores, el espectador llega virgen a los casos de las reclusas, lo que les hace más creíbles. Es un placer ver como Najwa Nimri se come la cámara sin apenas abrir la boca. Es una delicia descubrir un talento como el de María Isabel Díaz Lago.
Si algo tiene en su contra Vis a vis es su calidad. Es larga la lista de ficciones que han intentado conquistar a la audiencia con raíces de autor y se ha quedado por el camino. La serie no conectará con el público al que acostumbra llamar a la puerta Globomedia. Algo que es, por otro lado, símbolo de calidad como ficción, que no como producto comercial. Otra marca que suma prestigio a la marca Series Atresmedia.