Belén Esteban finalizó a principios del mes de diciembre de 2015 su relación su mánager después de que la ganadora de Gran Hermano VIP 3 confesara en Sálvame haber sido traicionada en el plano económico y personal por Toño Sanchís, su representante durante más de 9 años.

Pese a ser la más mediática y comentada de los últimos años en televisión, la de la eterna colaboradora de Telecinco no es la primera ni, probablemente, será la última maquinación de un apoderado de un personaje relacionado con la pequeña pantalla para desfalcar a su representado. Entre ellas, Cristina Ortíz Rodríguez, conocida como "La Veneno".

Como cuenta la propia colaboradora de Esta noche cruzamos el Mississippi en ¡Digo! Ni puta ni santa, su autobiografía lanzada el pasado de septiembre, la almeriense también ha sufrido en sus carnes el engaño de varios de sus representantes pese a nunca llegó a airear el tema en televisión como la de San Blas.

Ahora, la popular vedette se encuentra muy grave en el Hospital Universitario La Paz de Madrid después de haberse dado un duro golpe en la cabeza. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, el novio de la artista ha declarado que había mucha sangre en la bañera y esta tenía el cuerpo lleno de moratones.

Toda la información que el personaje televisivo ha dado en su biografía es la razón por la que su entorno baraja un ajuste de cuentas. Sin embargo, otras fuentes consultadas por este diario afirman que habría ingerido una gran cantidad de alcohol con pastillas.

Tras ser descubierta por Pepe Navarro mientras ejercía la prostitución, Cristina fue coronada la reina de las discotecas y llegó a cosechar varios de millores de pesetas simplemente deleitando con su presencia cualquier sarao que se preciara.

"Con los representantes he tenido muy mala suerte. Se han aprovecado de mí", afirma "La Veneno" en sus memorias, escritas por la periodista Valeria Vegas. "Al principio me salieron cientos, todos con ganas de llevarse el dinero, pero con el que me quedé fue con Javier Somavilla, que al final resultó ser un ladrón. Al principio todo bien, pero luego me enteré de que me estaba engañando. Mi caché era de un millón más, sin yo saberlo [...] Un mariquita que era muy amigo de Inma del Moral y que trabajaba en una discoteca me lo dijo", relata la almeriense, que cuenta en su libro haber sido víctima de múltiples engaños por culpa de su analfabetismo.

"En efecto, tenía razónPedían por mí dos millones ochocientas mil pesetas, ¡más limusina! Me quedé muerta de lo que se estaba llevando el otro!", aclara "La Veneno", sin temor a desvelar la abultada cifra de dinero que podía llegar a ganar por estar varios minutos en un evento.

Pedían por mí dos millones ochocientas mil pesestas, ¡más limusina! Me quedé muerta

"Ya estaba tres años con Javier Somavilla cuando me enteré. Yo no me daba cuenta de nada de los contratos, porque muchas veces no me los mostraba. Me acordé de todos los bolos que había hecho, porque igual estaba media hora en una discoteca y, luego, de allí me llevaban a otra, y a otra, ese mismo sábado. Cuando me llevó a Argentina yo me traje de allí cuatro millones. No quiero pensar lo que se llevaría él que, aparte, cobraba un veinte porciento de mi caché", admite, afirmando que pidió todos los contratos y copias de lo que había facturado durante los primeros años de la década de los 90.

"Me enfadé y lo mandé a tomar por culo", confiesa sin pelos en la lengua, "y me busqué a otro, que era uno que también llevaba a Jesús Vázquez, pero era otro ladrón. Tuve que aguantar con él tres meses, porque lo ponía en el contrato, si no teníaque pagarle yo una barbaridad de dinero", relata indignada, reconociendo que este nuevo representante intentó hacer fortuna de la, en aquel momento, recién estrenada carrera musical de Cristina, pidiéndole un millón de pesetas de derechos de autor por lanzar dos temas que habían sido grabados cuando ni formaba parte de su cantera de representados.

"Cuando pasaron los 3 meses, que lo estaba deseando, me deshice de él y tuve como mánager al que era el marido de una de las Azúcar Moreno. Ese hombre sí se portó muy bien, no tengo ninguna queja. Ya me advertían mi madre y mis hermanas que no fuera tonta, que los contratos los tenía que ver yo y luego firmarlos. Pese a ello, a mis manos no me llegaba más que el dinero, y eso que me puse un fax y todo eso, para que mi mánarger me enviara a tiempo los contratos. No sirvió de nada. En fin, que se han aprovechado de mí todo lo que han querido y más", relata Cristina en una autobiografía de la que ya se ha autoeditado su tercera edición.