'Mar de plástico' hace justicia: así fue su sangriento final
La serie protagonizada por Rodolfo Sancho se despidió este lunes de los espectadores.
20 diciembre, 2016 18:15El capítulo arrancaba con Juan Rueda tirado en el suelo después de haber recibido un golpe en la cabeza por el asesino del martillo. Todo hacía indicar que el gran antagonista de Mar de plástico había caído. Pero no: Juan Rueda estaba vivo. Con esta sorpresa ha empezado el capítulo final de la serie de Antena 3, que dejaba en manos de los espectadores el desenlace de su trama. El público elegía justicia.
Héctor estaba abrumado entre tantos números sin sentido. Encerrado en la comisaría, el protagonista de la serie no tenía otro objetivo que desentrañar el código secreto para así poder dar con el asesino. El secreto estaba en la Biblia, que le daría acceso acceso a una web en la que Cristina se nombraba "instrumento de la ira de Dios". Era una adoradora de Fernando (Patrick Criado) que se había enamorado del asesino de la primera temporada.
El el hospital, Juan Rueda se debatía entre la vida y la muerte. Pero el golpe en la cabeza no sería lo único que el asesino haría para intentar terminar con su vida. Allí mismo, en la instalación médica, el asesino provocó un incendio que dejaría sin protección la sala en la que se encontraba el empresario. Cuando todos pensaban que el asesino del martillo había matado a Rueda, todo se trataba de una trampa de la Guardia Civil que terminaría con el culpable arrestado. No era otro que Sergio (Federico Aguado), el hermano de Fernando e hijo de Rueda.
Sergio decaró ante el equipo de investigación que era el asesino de la serie, el que terminó con la muerte incluso de Marta. Héctor, sin embargo, no se cree al arrestado porque las fechas y las horas no cuadraban. Sergio sólo quería ver a su hermano y Héctor se aprovecha de ello, mandándole a Fernando el mensaje falso de que Juan Rueda estaba muerto a través de su inocente hermano. Fernando cayó en la trampa y admitió que él le había mandado a Sergio matar a su padre.
La estrategia de Fernando
Sergio era la clave de todo este enredo. Héctor acababa descubriendo que Fernando le iba dando órdenes desde la cárcel a su hemano a través de un código secreto entre los dos para saber lo que tenía que hacer cada día, incluidos los asesinatos. Les mató a todos por venganza. Matar a Marta habría sido la primera de las respuestas de Fernando por haberle metido en la cárcel.
Con las pruebas en su mano, Héctor intentó que Fernando confesase. El Guardia Civil pinchaba al arrestado con la vida de su hermano. Fernando aseguraba que esta historia se empezó a escribir hace 20 años, cuando asesinaron a su madre. Se recordaba así cuando Juan Rueda estuvo envuelto en un caso de asesinato, cuando mataron a una docena de prostitutas y Fernando fue testigo de todo. Ahora, dos décadas después, planeó su gran justicia.
Justo en el momento en que Fernando creía haber completado su venganza con la muerte de Juan Rueda, el joven admitía ante la cámara que él había sido el que había planeado todas las muertes de la temporada. Con el testimonio en su mano, Héctor le colocaba el teléfono con la voz de Rueda vivo al otro lado. "Aquí estoy vivo y mientras tú te estás pudriendo en la cárcel", le decía su padre. Fernando, cabreado consigo mismo, sentía que había perdido la batalla. "El tiempo corre y sigues sin saber quién ha matado a Marta. Gracias a ese cabró he podido montar todo este lío", le contaba Fernando a Héctor.
El asesino de Marta, la última pieza
El asesinato de Marta era con lo que arrancaba la temporada y sería el último caso que habría que resolver antes de dar por terminada la serie. Al final, una de las primeras pistas de Héctor era lo que terminaría resolviendo el puzle. La máquina que Marta estaba usando cuando la mataron hacía fotografías. En ellas se termina descubriendo que el verdadero asesino es (nada más y nada menos) que Pablo, su marido.
Mientras Héctor descrubría al asesino, Pablo se encontraba dando un discurso. Héctor al fin había descubierto la gran verdad: Pablo era el verdadero asesino de Marta. El inspector se tomaba la justicia por su mano e iba directamente a por Pablo sin ayuda.
Tras una persecución por carretera, Héctor y Pablo se enfrentaban cara a cara con todas las cartas sobre la mesa. "¿Por qué?" preguntaba Héctor a gritos. "Intenté entender lo vuestro pero no lo entendía", respondía Pablo entre lloros. "Necesitaba que lo descubrieras. No podía más", continuaba el asesino.
Pablo se hacía el débil para pillar a Héctor descolocado. Al final, Pablo terminaba haciéndose con la pistola y apuntaba directamente a la pistola de Héctor. Le obligaba a meterse en el maletero y se lo llevó directamente al desierto: quería que cavase su propia tumba. "El hijo de Rueda me ayudó bastante con los asesinatos posteriores. Con lo que no contaba era con el subnormal de su hermano, el asesino del martillo", iba relatando Pablo mientras Héctor quitaba tierra.
Héctor descubría sus cartas en ese momento: "¿Quieres saber la verdad, Pablo?". "Nacho no es tu hijo", le decía entre risas. En ese momento, los dos hombres se enzarzaban en una batalla y Héctor era alcanzado por una de las balas. En medio de la pelea, Héctor consigue el arma y ponerse de nuevo apuntando al asesino a la cabeza.
Rodeados por la policía, Pablo se sacaba un cuchillo del pie y le asestaba una puñalada mortal por la espalda al Guardia. Héctor se llevaba unos cuantos disparos. Los dos terminaron en el suelo desangrados. Parece que ninguno de los dos sobrevivía. El héroe y su enemigo caían en el mismo campo.
Semanas después
La escena final está protagonizada por Sergio. En el psiquiátrico, está sentado en medio del salón. Asegura no poder moverse. "Mi hermano va a venir a buscarme", dice convencido. "Me lo prometió", asegura. En su casa, Juan Rueda está en silla de ruedas y parece no poder hablar como una de sus secuelas más importantes.
En la cárcel, Fernando sigue ejecutando su venganza. Allí se encuentra con Zalima, la asistenta de su padre. "¿Qué tal está mi padre?", le pregunta. Deja así claro que su venganza no se ha completado todavía y tiene problemas en mente.
Pero la verdadera escena final la protagoniza Héctor. El agente sale de la comisaría vivo y mira al sol, sintiendo el viento en su cara. Al fin ha conseguido venganza para Marta. Caso cerrado.