Gran Hermano 17 echa el cierre. Una edición que ha nacido, se ha reproducido y ha muerto como una de las más polémicas en la historia del reality de Telecinco. Desde antes de su nacimiento ya surgieron dudas sobre cómo iría esta edición que despide con numerosas dudas sobre su rendimiento pero con un factor seguro: Gran Hermano sigue teniendo un colchón de fanáticos que aseguran la continuidad del formato.
La primera decisión polémica llegó antes de verano, muchos meses antes de que se estrenase esta edición: Jorge Javier Vázquez tomaba las riendas del programa después de que Mediaset España no llegase a un acuerdo con Mercedes Milá. La decisión no sentó muy bien a los seguidores del programa que veían a Milá como un elemento más del formato.
Pocos días después llegó la segunda noticia: Jaime Guerra, cerebro de Zeppelin y de Gran Hermano, abandonaba la compañía para fichar por Secuoya como jefe de contenidos. Al que muchos señalaron como la cabeza del reality dejaba el barco y se metía en nuevos proyectos antes de que el casting estuviese cerrado. Ingeniero de las galas de Gran Hermano, su seña de identidad se perdía en esta edición.
Todo esto pasaba antes de que Gran Hermano arrancase. Una vez iniciado el programa el pasado 8 de septiembre, las críticas no tardaron en llegar. Una primera gala aburrida, sin guión atractivo de cara al espectáculo y un Jorge Javier que no se hacía con las riendas del programa ocasionaron una presión al formato nunca antes vista.
Las comparaciones son odiosas
Gran Hermano 17 era comparado directamente con la anterior edición del reality. Un GH 16 que encandiló a los espectadores con sus tramas dentro de la casa y que hizo resurgir las audiencias. Este año, sin embargo, los datos de audiencia han ido perdiendo fuerza con el paso de las semanas hasta terminar, el pasado 8 de diciembre, en mínimo histórico con 1,8 millones de espectadores.
Las historias internas no han ido a mejor. Parecía que las tramas que se iban desengranando dentro de la casa potenciaban el reality, dividiendo la convivencia en dos grupos donde se posesionaban Bárbara y Adara como las grandes favoritas para hacerse con el triunfo. La primera tenía que abandonar el programa por la enfermedad de su padre y, con esta pareja ya coja, el público echaba a la segunda.
Sin los dos principales pilares que sostenían la polémica y el juego interno, Gran Hermano se volvió muy aburrido con todavía seis personas dentro de la casa. Sin apenas vídeos generados, las audiencias no hicieron más que caer al tener tan poco contenido que ofrecer a los espectadores.
La mala suerte de la edición
Hay que admitir que Gran Hermano ha tenido bastante mala suerte este año con todas las decisiones que se han tomado por el camino: tuvieron que cerrar el contraclub con ex concursantes de otras ediciones, Bárbara tuvo que abandonar la casa por causas familiares y la casa que devolvía a un participante a la casa tras ser expulsado salió a la luz demasiado pronto. Así es como el programa ha ido perdiendo eficacia y su trama se ha ido agotando hasta límites somnolientos.
Pablo abandonó el programa cuando debía ser el primer miembro del contraclub, la organización tuvo que expulsar a Álvaro por sus comentarios groseros y a Fernando por contar demasiada información dentro de la casa. ¡Hasta Alba Carrillo se fue de El Debate! Esta edición de Gran Hermano ha sido una gran acumulación de infortunios que hicieron de ella algo soso y aburrido.
Una de las ediciones más violentas
Por el camino, Gran Hermano 17 ha sido uno de las ediciones más violentas que se recuerdan del reallity. Han sido tres meses de gritos, insultos, ataques y venganzas que poco tenían que ver con la estrategia que se debe dar en un programa de este corte. Los concursantes se movían por sus relaciones personales y poco juego dieron en las nominaciones.
Las redes sociales son un hervidero y en estos últimos días la polémica estalla día a día con las decisiones que toma la organización incluso a la hora de elegir los vídeos que se verán en las galas. Acusaciones de tongo, de favoritismo o de odios personales han llegado a ser trending topic en estos últimos días, acusando a la dirección de Gran Hermano de hacer campaña de según qué concursante.
Gran Hermano se despide este jueves con un claro mensaje: no se puede repetir una edición como esta. Las audiencias han dejado claro que el formato necesita un empujón, sea del elemento que sea, para volver a llamar la atención de los espectadores. Una tendencia a la baja de los datos que indican demasiadas desconexiones con el paso de las semanas al ver que lo que se emitía no estaba gustando. Gran Hermano necesita reciclarse si no quiere verse en el centro de la diana, estar en la cuerda floja y no tener tan segura su renovación de un año para otro.