La vuelta de Gran Hermano VIP a Telecinco con GH VIP 3 consiguió dar un giro de tuerca a la variante con famosos del reality show estrella del canal de Mediaset España. Un casting innovador y potente consiguió trasladar al espectador gala tras gala a la casa de Guadalix de la Sierra, revolucionando el género y dispararando las audiencias de la cadena.

Desde septiembre de 2015, Telecinco encadena 3 formatos de telerrealidad en su parrilla con acierto y pese a que, a primera vista, este modelo televisivo parezca rentable e inquebrantable a la larga no lo es. ¿Cuántos realities se pueden producir al año manteniendo la misma estructura base sin quemar un formato? ¿Cuántos programas protagonizados por famosos deben permitirse las cadenas para no tener que fabricar sus propias celebrities de tres al cuarto para rellenar un casting de, al menos, 12 personajes potentes?

Telecinco está en crisis. Ya no quedan famosos. O, al menos, no perfiles atrayentes para la audiencia que hayan logrado mantenerse vírgenes sin coquetear con la telerrealidad o que estén dispuestos a entrar en el juego de tronos del universo Mediaset España.

La cuarta edición de Gran Hermano VIP sorprendió a la audiencia con varios concursantes sorprendentes e inesperados, que lograron captar la atención del espectador durante un par de galas, y completó su casting con con nombres manidos, víctimas de la mayoría de reality shows emitidos por Telecinco. Pronto el programa tuvo que tirar de tramas que flirteaban con situaciones y dramas que acontecían alejados de los focos de la casa.

La concepción circular y retroalimentada del consumo televisivo que pone a prueba la cadena de Fuencarral obligaron a que programas ajenos como Sálvame se volvieran esenciales para engrasar los engranajes de un mecanismo oxidado y que arrancó con piezas defectuosas: concursantes reconocidos como celebrities que podrían haber participado sin ningún tipo de problemas en la edición estándar de Gran Hermano.

Laura Matamoros y Javier Tudela se convirtieron en los protagonistas absolutos del reality show gracias a las sinergias y continuos salvavidas que sus respectivos progenitores lanzaron al concurso desde fuera de la casa. Sin duda, esta situación debería ser inadmisible en un formato creado para brillar con luz propia y de eficacia comprobada durante sus tres ediciones precedentes.

Gran Hermano VIP 5 tiene problemas para convocar un buen casting. Es una realidad. A estas alturas son pocos los nombres que la productora del formato o la cadena ha podido o querido confirmar a boca llena o alardeando de su elevado caché. Solo el más que probable fichaje de Toño Sanchís ha logrado crear algo de expectación por lo que este puede significar para Belén Esteban y por su valor generador de horas de contenido para los programas de la casa.

A estas alturas, a menos de 15 días de que el concurso ponga un pie en el acelerador, los medios solo hablan de rostros y candidatos potenciales planteados por Zeppelin TV que no están dispuestos a dañar su imagen para someterse al juego retroalimentado de Telecinco.

¿Debería la cadena de Mediaset España plantearse su modelo televisivo antes de que este llegue a estallarle en la cara? ¿Debería el formato ponerse las pilas para estar a la altura de lo que el público espera del reality show? Telecinco necesita a casi 30 nuevos famosos esta temporada y el círculo comienza a estrecharse. Tic-tac, tic-tac...