La dirección del programa de Objetivo Eurovisión ha decidido elegir el orden de actuación de la gala atendiendo a razones televisivas. “Garantiza la fluidez en la entrada y salida de elementos de escenografía; y enfatiza y da ritmo al espectáculo alternando estilos, diseños de iluminación y puestas en escena. Lo importante es dar un buen espectáculo”, afirmaban.

Hasta aquí todo correcto. Es precisamente lo que se viene haciendo en el propio Festival de Eurovisión desde el año 2013 y nadie se ha quejado. Lo que choca es, sin embargo, que TVE defienda que “lo importante es dar un buen espectáculo” teniendo en cuenta las bochornosas galas de los últimos años y, sobre todo, que haya solicitado puestas en escenas que no sean excesivamente difíciles de realizar debido a las limitaciones técnicas.

El problema es que en TVE no se toman en serio Eurovisión

¿De verdad una de las televisiones públicas más importantes de Europa no es capaz de hacer una realización como la de la armenia Iveta Mukchyan en 2016? Sobre todo teniendo en cuenta que en diciembre, de la mano de Gestmusic, TVE ya demostró que puede perfectamente ofrecer a la audiencia un gran espectáculo.

Sin embargo, el problema es una vez más la falta de tiempo, las prisas, que una parte de TVE no se toma en serio Eurovisión. Pero, ¿cómo puede ser que los artistas seleccionados se enteren por los medios del día que será la final o en qué orden actuarán? ¿No hubiera sido lógico aprovechar el escenario de la gala del 60 aniversario de TVE valorado en 300.000 euros para organizar una gran preselección? ¡Cómo se nota que no funcionan como una cadena privada!

Y todo porque, al contrario de lo que ocurre en otros países que empiezan el proceso de búsqueda de candidatos incluso un año antes, en TVE no se comienza a trabajar hasta septiembre y sin una idea fija. Todos los años la misma canción: se intenta convencer a una estrella durante meses y, cuando ninguna está dispuesta a someterse a las condiciones de la pública, se improvisa una preselección que sale como sale.

Una inversión de futuro

Y al final es la pescadilla que se muerde la cola. ¿Cómo un artista de renombre va a aceptar participar en algo así? ¿Entenderán algún día que hacer un gran espectáculo hoy es invertir en el futuro? ¿Qué artista no querría participar en un show como el del Melodifestivalen?

Si TVE dilapida dinero en una serie tan lamentable como la de José Luis Moreno, que según el empresario cuesta 2 millones de euros por capítulo, ¿por qué no invertir en una gala de este tipo? ¿O no es acaso Eurovisión el programa de entretenimiento más visto todos los años?

Pero para ello se necesitan directivos que crean en la televisión como servicio público. Y ya no hablo de la directora de entretenimiento de TVE, Toñi Prieto, o el subdirector de Festivales, Federico Llano. Esto va más arriba. Hasta que nuestra televisión pública no cuente con un director y un presidente que entiendan la verdadera esencia de la televisión pública, España nunca podrá estar orgullosa de su proceso de selección para Eurovisión.