Cuando este miércoles leía que TVE y Cárdenas se habían convertido en los primeros que se atrevían a hablar de la muerte del marido de Raquel Sánchez Silva, Mario Biondo, en televisión, una palabra se me vino a la mente: TELEBASURA.
Mi repugnancia crecía al ver la argumentación del propio Cárdenas -”No he querido aprovecharme de su desgracia para hacer un programa”- y las palabras de José María Iñigo recordando la reaparición de Sánchez Silva tras la muerte de su marido.
¿Es rentable pagar a Cárdenas 40.000 euros por programa por hacer telebasura?
“Extrañó que Raquel apareciera a las tres semanas en televisión, tremendamente sonriente y anunciando un teléfono. No era el momento de salir en pantalla con una sonrisa como si no hubiera pasado nada”, dijo el colaborador.
¿De verdad pagamos esto con nuestro dinero? ¿Cómo es posible que una televisión pública caiga tan bajo? ¿Es servicio público hurgar en la herida de una presentadora? ¿Se va a convertir ahora TVE en lugar para la carroña?
De momento parece que sí. Y es que, nervioso por sus malos datos de audiencia a pesar del troceado que lleva a cabo TVE, Cárdenas ha decidido abordar contenidos de crónica negra como el crimen entre policías de Barcelona, los asesinatos de Charles Manson e incluso entrevistó a un exatracador de bancos que no tuvo problemas en confesar que había matado a una persona.
¿No decían los directivos de TVE que Hora punta era “una entretenida ventana a la actualidad que promociona la serie o programa de entretenimiento que le sigue”? ¿Cómo se puede decir que no emiten el World Pride de Madrid por no ser rentable y pagar a Cárdenas 40.000 euros por programa?
Il padrino
La respuesta parece clara: Javier Cárdenas tiene un padrino en TVE. Pero, ¿quién? Curiosamente Hora punta fue aprobado sólo unos meses después de la llegada a la dirección de TVE de Eladio Jareño, exjefe de prensa de la expresidenta del PP de Catalunya, Alicia Sánchez Camacho. ¿Casualidad?
En este sentido no hay que olvidar que Cárdenas nunca ha tenido problemas en pronunciarse profundamente en contra el proceso soberanista que se vive en Cataluña. "Este proceso lo veo como gente que me quiere hacer decidir algo que yo ya sé lo que soy. Yo soy catalán y español”.