Muchos recuerdan a Marta Nebot por aquella ocasión en la que, al ser preguntado por su definición de ETA como el Movimiento Vasco de Liberación, el expresidente José María Aznar le colaba un bolígrafo por el escote a la reportera.
Pero, más allá de aquella anécdota, la periodista ha conseguido irse labrando una consolidada carrera como una de las reporteras que cubre información política más conocidas de nuestra televisión gracias a su estilo propio.
Ahora, compaginando con su trabajo en El Programa de Ana Rosa, la sevillana se estrena como directora en radio con BuenaVida, (sábados de 19 a 20 en Cadena SER) un formato sobre temas de nutrición, gastronomía, salud, belleza, deporte, viajes y cultura, con enfoques divertidos, provocadores y, también, profundos.
¿De qué trata tu nuevo programa?
Nace como una colaboración entre la Cadena SER y la revista Buena Vida de El País, que viene a ser una revista de tendencias y buena vida, salud y deporte, pero con unos planteamientos modernos y titulares llamativos. Un tema puede ser ‘La curiosa relación entre los gritos y el tamaño de los testículos que no gustará a tu jefe’ o ‘La testosterona no te hará un superhombre’. Hay mucho negocio y mucha falacia y se trata de reventar tendencias, de dar información de una manera divertida. Y mi pretensión como directora es convertir un contenido que funcione en radio. La idea es no sólo ir a los convencidos, sino captar a aquellos que a priori no leerían una revista así, pero que con un planteamiento divertido se puede enganchar.
En la radio te regalan una pizarra y una caja de colores. Puedes inventarte lo que quieres
¿Qué tiene la radio que no tenga la tele?
En la radio te regalan una pizarra y una caja de colores. Puedes inventarte lo que quieres. No es tan compleja como la tele. En el programa, por ejemplo, lo que he hecho es crear un personaje, que soy yo misma, que de buena vida sé poco y va descubriendo cosas.
¿Es la primera vez que diriges en radio?
Sí, me hace mucha ilusión. La radio me permite ficcionar y, después de años sólo en televisión, me permite retomar mi faceta como actriz. Me lo estoy pasando teta.
Llevas cinco años en El programa de Ana Rosa, ¿cómo valoras este tiempo?
Estoy muy contenta y muy satisfecha. Encontré una ventana de libertad increíble. Desde el minuto uno se me contrató con una manera de hacer y para hacer lo que yo sé hacer y lo que hacía en Noche Hache y Estas no son las noticias. Me compraron como un ente independiente que hace su cosa y me lo han respetado siempre. No tengo más que buenas palabras y respeto por un equipo que respeta esa libertad de expresión. Tengo un enorme orgullo de pertenecer a eso.
Me compraron como un ente independiente y me lo han respetado siempre
Eres de las reporteras más cañeras…
Llevo mucho rato también. Se fue perfeccionando el asunto, fui buscando mi manera. Hace ya doce años cuando empecé Noche Hache. A mi se me contrató como actriz y me dieron un personaje muy seco. Y la fui haciendo evolucionar, saliendo del guión y con un resultado que gustó. Yo estudié periodismo y, entonces, me ponían a gente delante y se me ocurrían preguntas. Y en tele tienes que ir al grano y digamos que el género fue surgiendo a base de experiencia. Me ponía en la posición del espectador y que querría saber.
El público recuerda tu momento con Aznar. ¿Qué otros momentos tensos has tenido estos años?
Ha habido muchos. Esperanza Aguirre me levantó la mano. Acababan de echar a Germán Yanke en Telemadrid y le pregunté sobre eso y se molestó mucho. Se dio la vuelta y volvió con la mano en alto. Aunque no llegó a pegarme, se cabreó como una mona.
Otro momento fue con Juan Carlos Monedero, que me llamó mercenaria por preguntarle por qué no dejaba Podemos después de su regularización con Hacienda. Y José Luis Corcuera me llamó ‘podemita’ al preguntarle por una reunión de jefes socialistas.
Con toda tu ideología tienes que hacer preguntas difíciles a los tuyos
Más allá de que tienes una ideología, porque todos las tenemos, es una tontería negarlo, yo soy rojilla y se me ve a leguas; con toda tu ideología tienes que hacer preguntas difíciles a los tuyos. Tu trabajo no puede estar reñido con tu ideología e incluso peor, con más motivos a los tuyos les tiene que preguntar cosas difíciles.
También habrá momentos más divertidos...
Sí. Una vez me quedé encerrada en la puerta giratoria del Hotel Ritz de Madrid con Ana Botella y su jefa de prensa.
¿Puede un periodista ser amigo de un político?
Amigo, no. Tengo gente con la que tengo más confianza o te cae mejor. Son amistades en la cuerda floja. Puedes hacer off the records, pero de ahí a ser amigos, no. Hay poca gente capaz de asumir que puede ser amigo de un periodista, pero que si tienes un marrón, ese periodista también irá por ti. Es la misma gente que entiende que la relación con la prensa es parte del trabajo. Y luego hay gente que no está en el ojo del huracán y están más cómodos, pueden hablar con libertad.