Una cita que no llegó a ser una cita. Un joven de 32 años acudía a First Dates para encontrar el amor. Antes de que se viesen las caras, Carlos Sobera le enseñaba un vídeo de la elegida en el que se veía su boca y se escuchaba su voz.
Sólo con eso, el participante decidió que no quería tener una cita. "No quiero hacerle pasar un mal rato", decía. Ella lo estaba escuchando todo al fondo de la sala. Sobera invitaba a la joven para que él se lo pudiese decir todo a la cara.
Una vez se vieron, él le explicó que no quería tener una cita porque se guía mucho por la voz. Ella lo entendía, pero decía que "por empatía" hubiese cenado. Según fue pasando el tiempo, él se fue convenciendo y dijo que quería cenar con ella. Pero ella, orgullosa, decidió declinar la invitación y marcharse del restaurante para que le encontrasen una nueva cita.