El martes 19 de septiembre salen a la carrera de las audiencias un par de buenos caballos pura sangre televisivamente hablando: Gran Hermano: Revolution y MasterChef Celebrity. Dos formatos diferentes y exitosos en el que se prevé que puede salir herido el veterano concurso de la casa donde todo se ve y se oye, si analizamos los datos de las ediciones de 2016.

Gran Hermano 17, tocado pero no hundido

Sin llegar a calificarlo de pinchazo, Gran Hermano se mostró desgastado en su anterior etapa, que llegó a dar cifras realmente bajas (si se comparan con otros años). De hecho, el estreno fue el segundo menos seguido de las diecisiete ediciones que había hasta la fecha. Congregó a un 23,9% de la audiencia, y 2.557.000 espectadores, casi un millón menos que el curso anterior (24,8% y 3.407.000 espectadores).

Una huida de espectadores que pudo deberse a la ausencia de Mercedes Milá, la maestra de ceremonias del concurso, el pilar de las galas de nominaciones y expulsiones. Además, el hecho de que su sustituto fuese Jorge Javier Vázquez tampoco sentó bien a los seguidores, y pronto se prejuzgó al heredero de la Milá, casi no dándole oportunidad de lidiar con el reality.

Aparte de todo, es normal que un formato como Gran Hermano se agote con el paso del tiempo, aunque este año pretenden hacer una revolución. Ya hemos visto años en el que se ha concursado por parejas o en el que se ocultaban secretos. ¿Con qué nos pueden sorprender, si hasta hemos visto a una mujer hacerle el boca a boca a una gallina?

MasterChef Celebrity, el programa revelación

Por su parte, el programa que puso ante los fogones a Cayetana Guillén Cuervo, Miguel Ángel Muñoz o a una desertora María del Monte, MasterChef Celebrity fue el concurso revelación de la temporada.

A pesar de numerosas ediciones con anónimos y con niños, los famosos funcionaron muy bien en la cocina de Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo Nájera y Jordi Cruz, tanto que en su estreno convocaron ante la televisión al 21% de cuota de pantalla, que se tradujo en 3.270.000 espectadores (unos 700.000 televidentes más que el primer programa de Gran Hermano).

Con las cifras en la mano, echar a andar Gran Hermano a la vez que MasterChef puede ser una decisión peligrosa, pues el reality puede acabar sin la corona de vencedor de la noche, y eso puede herir mucho no ya a Gran Hermano en particular sino a Mediaset en general, pues es un formato que era elemental para lograr esa medalla de "la cadena más vista del mes". Habrá que esperar hasta el miércoles para tener los resultados de la carrera y cuál resulta ser el caballo ganador, y qué movimiento de ficha hace la competencia como consecuencia.