A Intereconomía siempre le ha gustado llamar la atención con programas de opinión radicales y comentarios cargados de antipatía hacia ciertos sectores políticos. Parecía que la cadena de televisión se había quedado dormida. Cuando desapareció de la TDT nacional por no poder hacer frente a los pagos que ocasiona la señal, parecía que Intereconomía había muerto de forma mediática. Sin embargo, la cadena ha vuelto a protagonizar numerosas polémicas en las últimas semanas, haciendo recordar las llamadas al odio que provocó en el pasado.
Intereconomía se convirtió en la cadena de cabecera de la derecha española. De hecho, ocupó un muy buen lugar en el ranking de audiencias. Con programas com El gato al agua o Punto pelota, que han terminado en otras cadenas, Intereconomía llegó a marcar cuotas cercanas al 2% a principios de esta década.
Pero su caracter radical hizo que 13tv le fuese comiendo poco a poco la tarta. Según crecía la audiencia de la cadena de la Conferencia Episcopal, Intereconomía iba perdiendo seguidores. Las crisis económica azotó a Intereconomía, que no pudo hacer frente a los pagos de las nóminas de sus trabajadores. Finalmente, Intereconomía tenía que decir adiós a su sueño de la TDT en febrero de 2014. Sin despedirse, la cadena se iba a negro.
Ellos prometieron volver, pero sus grandes caras ya habían encontrado una nueva casa. Pedrerol firmaba un contrato de cadena con Atresmedia y Antonio Jiménez ya estaba al frente de El cascabel en 13tv. Mientras, los trabajadores seguían pidiendo el dinero que les debían. Intereconomía se refugiaba en aquel momento en la TDT local de varias ciudades de Madrid, Aragón, Galicia, Valladolid, Murcia o las Islas Baleares, abandonando su señal nacional.
Sin apenas repercusión mediática, lo cierto es que Intereconomía sigue emitiendo tres años después de su fundido a negro algunos programas. Y sigue teniendo algo de publicidad. Todo su contenido acaba en YouTube, con apenas 300 o 400 reproducciones. A pesar de que el consumo de este canal es mínimo, Intereconomía sigue viva. De hecho, fue en septiembre de 2016 cuando se volvió a hablar de su cierre definitivo. Pero, de nuevo, sobrevivió.
Las deudas, sus números
La cadena apareció en 2016 en la lista de morosos de Hacienda con una deuda de 10,2 millones de euros. En concreto, la empresa Intereconomía TV S.L. debía al fisco 2.930.783,05 euros, mientras que Intereconomía Corporación S.A. debía 7.304.157 euros. La cadena aumentó su deuda en 2017, hasta alcanzar los 13 millones de euros. A pesar de que las deudas de ambas empresas siguen creciendo, Interecomía sigue en el aire.
El dinero que la Comunidad de Madrid ingresó en la cadena en forma de publicidad del Canal Isabel II fue incluso superior a la que metió en las arcas de medios nacionales potentes como El País, Atresmedia o TVE. Fue el pasado año cuando se conoció que Interconomía ingresó 1,38 millones de euros de 2006 a 2015 en forma de publicidad por parte del Canal.
Su ir y venir mediático
Durante estos años, Intereconomía sólo ha aparecido en medios de comunicación cada vez que hay alguna polémica machista o insultante contra miembros de la política. Fue la primera cadena que entrevistó a Mario Conde tras su salida de la cárcel. Hablaron de Irene Montero como "la chati de Iglesias". Frases y palabras que devolvían a Intereconomía a los medios de vez en cuando.
Sin embargo, estos últimos días han sido un hervidero de críticas contra la cadena por los comentarios que se hacen en el programa Gracias por nada. Según los presentadores "un programa satírico" que habría que tomarse con humor. Intentando imitar el modelo de El intermedio, el programa está capitaneado por el colaborador de diferentes programas de la casa, José Antonio Fúster. Desde esta trinchera, la cadena ha regresado a la primera línea mediática después de haber intentado acudir al humor riéndose de una aplicación que descubre quién es gay al analizar su rostro, después de animar a Kim Jong Un a que mande una bomba a Barcelona.
Ante esto, Eduardo Fernández Rubiño, diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid, no dudo en acudir ante la Consejería de Política Social y Familia para presentar una denuncia contra Intereconomía. “Puede apreciase como se procede a mantener una actitud de burla hacia la orientación afectivo sexual no heteronormativa, constituyendo una manifestación realizada con publicidad con difusión a través de redes sociales y canal de difusión de la propia cadena”, señalan en la denuncia.
Lo cierto es que Intereconomía sigue acumulando deuda, lo que deja claro que el negocio no va bien. Sin embargo, sigue teniendo equipo en pie que mantiene en el aire la señal de la cadena. Una ventana que, continuamente, impulsa el odio contra un sector de la población y contra un pensamiento político. Y es que no se doblegan ante las opiniones personales, sino ante insultos y ataques que nada tienen que ver con el humor.