Stranger Things tenía una tarea muy complicada por delante. La serie tuvo una primera temporada perfecta y redonda, con una trama con muy pocos flecos sueltos que volver a coser. La segunda temporada tenía que volver a abrir el melón sin que pareciese algo forzado por el éxito de su estreno. Y lo han conseguido y superado con creces.

Este viernes, Netflix ha estrenado los nuevos episodios de la serie. De nuevo, los creadores de la serie han vuelto a volcar todo tipo de elementos nostálgicos que hacen de Stranger Things la producción perfecta para los treintañeros y cuarentañeros. Aquellos que se enamoraron de Los Goonies, aquellos que han disfrutado este verano con la nueva IT, volverán a no pestañear con lo nuevo de Stranger Things.

Cierto es que Stranger Things se convirtió en un fenómeno el año pasado después de no haber descubierto nada nuevo. Parecía que la serie había descubierto una nueva de hacer ficción. Lo que hizo ya estaba inventado. Pero fueron muy listos al intentar ocupar un hueco que hasta ahora no estaba siendo ocupado por nadie: la serie fan. Personajes hechos por y para convertirse en fenómenos de la cultura internacional.

La ficción consigue un sobresaliente en su segunda temporada. Mantiene el misterio en alto, sin perder la esencia de la serie, sin ir de resabiados y consiguiendo ampliar este universo que enamoró a muchos en su primera temporada. De Stranger Things se pedía más. Más contenido, no más calidad. Se pedía mantener el listón y puede que lo hayan superado.

'Stranger Things' ya sabe si somos de azúcar o sacarina y nos da lo que quiere

En esta segunda tanda de episodios ya no hacen falta presentaciones. Stranger Things ya nos dio la mano el año pasado. Ahora ya la podemos saludar con un gran abrazo. Nos conoce y sabe lo que nos gusta. Sabe si queremos azúcar o sacarina y parece que se ha metido en nuestro cerebro para conocer lo que se convertirá en viral.

La serie ha radicalizado todavía más los perfiles de sus protagonistas, sabiendo que cada uno tiene a sus preferidos. Consigue cuidar todavía más los detalles, los planos y las tramas. Otorga pocos momentos a la relajación, arrancando con el misterio desde el primer momento. Netflix tiene otro modelo de consumo y se puede permitir no soltar la bomba en el primer episodio porque le concede al espectador la oportunidad de ver toda la serie como si fuera una gran película larga. Otro tipo de ritmo que se agradece mucho. Stranger Things ha vuelto y lo hace por todo lo alto.