“Doy muchos clicks”, dice Cristina Pedroche cuando se sienta con los mismos periodistas a los que hace unos días veía en otro evento. Llama la atención de los medios y ella lo sabe. Para bien o para mal, siempre está en el centro de la noticia. Su nombre de los más reclamados entre las marcas. Ahora que se acerca el 31 de diciembre, Pedroche vuelve a ser la más buscada.

Este martes, la colaboradora ha presentado junto al resto de sus compañeros el programa 1.000 de Zapeando, que se emitirá este viernes. Cuatro años después de haberse estrenado como invitada en este programa, ahora es una de sus caras principales. Ha vuelto a triunfar en el horario y la productora que una vez la lanzó a la fama con Sé lo que hicisteis.

“Yo he ido a ruedas de prensa en las que yo no era la estrella ni la más polémica. He visto a Patricia Conde con una ristra de periodistas y yo en una esquina a ver si alguien me quería preguntar”, admite Cristina Pedroche. “Cuando yo hacía las ruedas de prensa de Otra movida a los que más preguntaban era a Flo, a Dani y a Ana. Yo era la que estaba allí y no pasa nada. Hoy me preguntáis más a mí pero a lo mejor mañana llega otra persona y le preguntáis más. La cuestión es cuando te crees más de lo que eres”, asegura.

Es la segunda vez que celebrará un programa 1.000 en laSexta, su cadena fetiche y en la que ha logrado los mayores logros de su carrera. “Ojalá este cumple otros 1.000 más porque se lo merece. Si es que no hacemos daño a nadie. Es un zapping blanquito como el presentador”, dice. Su secreto: no hacer daño a nadie, asegura. “Sacamos lo mejor de otros programas. Todo lo contamos con humor y nadie se siente ofendido. Es muy guay la comunidad zapeander que se ha creado. Hay programas más locales que si sales en Zapeando les ve más gente. Entre nosotros nos llevamos muy bien y eso se nota”.

Estar en un diario es duro y he aprendido muchísimo

A pesar de ser una de las mayores estrellas de la televisión (y fuera de ella), ve la televisión como un puesto de trabajo normal de una persona normal. “Estar en un diario es duro y he aprendido muchísimo. Requiere un gran esfuerzo y una gran concentración todos los días. No hay ningún día en el que yo pueda estar más desconcentrada. Tengo que estar graciosa, leyendo, atenta a lo que pase porque el 90% es guión pero hay muchas cosas que se generan con nosotros”, dice la presentadora.

Asegura que no se pone una fecha para abandonar un programa como Zapeando a pesar del paso del tiempo: “A mí no me importaría salir y volver al programa como lo he hecho con Pekín Express, Dentro de o Tú sí que sí. Pero es que Zapeando no hace daño a nadie y está en una hora tan maravillosa. Yo no soy de echarme la siesta. Es muy fácil. Me lo paso tan bien”.

Las Campanadas, todo por un vestido

Cristina Pedroche ha conseguido las Campanadas más vistas de Antena 3. Y eso es la histeria colectiva que se ha creado en torno a un vestido. Las transparencias de la presentadora han sido motivo de debate nacional. Este año, por tercer año consecutivo, volverá a ser la encargada de despedir el año desde la Puerta del Sol. Ya se ha convertido en todo un clásico.

El primer año que las di no lo hice por crear polémica, sino porque mi sello es ser diferente

“Está claro que no sólo es el vestido, es todo el show que se prepara. Se va creando una expectación. Era un día que ya estaba olvidado. Como programa de televisión siempre era lo mismo. Me acuerdo del tupé de Imanol Arias, que nos volvimos todos locos porque se había puesto un tupé. Nos sorprendió tanto porque nunca nadie había hecho nada fuera de lo que estaba escrito. El primer año que las di no lo hice por crear polémica, sino porque mi sello es ser diferente o ser más natural. Me probé muchos vestidos más clásicos, cerrados y con moño, pero es que veía que había cumplido 10 años más”, analiza la presentadora.

Este año tiene nueva competencia. Y es que Telecinco ha elegido a los colaboradores de Sálvame como los que defenderán a la cadena en la última noche del año. “Lo bonito de dar las Campanadas allí es que después nos vemos todos. Me acuerdo de un año en el que bajó Ramón García con su capa. Y me conocía”, dice sonriendo. “A la altura estamos todos. La gente después elegirá el canal en el que las ve. Ojalá me pudiera meter en las casas de la gente a sintonizar Antena 3. Si pudiera lo haría”, comenta sobre su nueva competencia.

A pesar de estar constantemente en el centro de la controversia por ese vestido, de momento no se cansa. “Van a hablar lleve el vestido que lleve. Lo van a decir igual. Los presentadores de Campanadas siempre me van cambiando y a día de hoy nadie me ha dicho que vaya a dar las Campanadas 10 años. A lo mejor el año que viene no lo hago. Me iré a comerme las uvas a Londres”, asegura.

Todos los ojos sobre ella

Aunque ella no se la protagonista de un evento, acaba convirtiéndose. De ella se ha hablado hasta cuando sólo ha sido nombrada de refilón en el programa de su marido en la competencia. De ella se ha hablado cuando ni ha aparecido en el programa de su marido.

Yo he ido a ruedas de prensa en las que yo no era la estrella ni la más polémica

Me siento observada todo el rato. Llego aquí al programa 1.000 de Zapeando y sé que a Frank Blanco, que es el presentador del programa, no es al que más van a mirar. Yo eso lo sé. Yo he ido a ruedas de prensa en las que yo no era la estrella ni la más polémica”, dice con mucha seguridad.

A pesa de estar en la cresta de la ola, dice que todavía le queda mucha carrera por delante. “Si algún día pienso que soy la mejor ya nunca más lo seré. Nunca puedes pensar que estás en el 10, que eres la que mejor pronuncia, la que mejor se lo sabe todo, la que mejor lee, la que mejor comunica. Siempre se puede mejorar. Siempre quiero ser más. Con 29 años no puedo estar en el pico de mi carrera. Estoy alta, pero yo quiero más”, confiesa.

Le da igual lo que le digan. Y es que dice que la que más se critica es ella misma. “Cuando otros me critican en redes sociales me da igual porque no van a ser tan dañinos como yo a mí misma. Soy muy exigente. Termino las Campanadas y estoy cinco minutos en una esquina sola pensando lo que no he dicho y lo que no he dicho. Y al día siguiente me veo el programa para saber en lo que puedo mejorar”.