Se terminó lo que se daba. Este jueves, La casa de papel quedará clausurada. Habrá quienes odien su final y habrá quién se quede contento con cómo han decidido finalizar la historia. Lo cierto es que, sea como fuere, la ficción se despide de los espectadores para siempre.
BLUPER ha podido ver este episodio final y, sin adelantar y contar qué pasará en el mismo, hablamos sobre las sensaciones que deja este esperado desenlace. Una historia que, a pesar de que las audiencias han sido bastante más bajas de las esperadas, se merecía un final a lo grande al ser una de las producciones más completas de los últimos años.
El primer episodio de La casa de papel daba un nuevo paso en la ficción española. “La hostia que el cine necesitaba por parte de la televisión”, titulamos desde este portal la crítica de aquel estreno en mayo de este mismo año. Y tal vez ese fue su error: perderse por el camino en intentar hacer cine en televisión.
No hay que menospreciar a la televisión como si fuese la hermana pequeña del cine. La televisión es la televisión y las series son las series. Y no tienen nada que envidiar a la pantalla grande en estos últimos años. Sin embargo, la historia de La casa de papel ha sido demasiado larga como para haberse alargado durante 15 episodios.
La segunda temporada de la serie ha ido mucho más encaminada hacia un final cerrado
El tramo final de la primera temporada que se emitió antes de verano había quedado muy difusa, sin grandes tramas de acción y centrándose mucho en las relaciones personales de los personajes. Sin embargo, la segunda temporada de la serie ha ido mucho más encaminada hacia un final cerrado y ha mejorado el ritmo frenético que nos prometieron en aquel impresionante episodio piloto.
El último capítulo de la serie está a la altura de ese arranque. Desde el primer minuto, el episodio comienza con un ritmo frenético y le concede al espectador una oportunidad que pocas veces habíamos tenido en la ficción española: disfrutar de una serie de acción de gran calidad sin perder la oportunidad de seguir un buen guión. Este último episodio es La casa de papel que nos prometieron al principio, la que vimos en el primer capítulo.
La casa de papel se despide a lo grande. Sin medias tintas. Sin tener intención de continuar o de dejar historias abiertas. Deja mucho a la imaginación, intentando que el espectador juegue con las historias, pero no con la intención de que esta trama se pueda recuperar en el futuro. Es un muy buen episodio en el que, listos para despedirse, ya sabemos que puede pasar de todo, que puede morir cualquiera. Por eso le contagia al espectador esa sensación de miedo por poder perder a cualquiera de los personajes. Y es que ya puede tirar la casa por la ventana.
Tal vez necesitábamos a La casa de papel para saber que la televisión ha cambiado de un día para otro
Lo mejor que siempre ha tenido La casa de papel han sido los perfiles tan bien dibujados de los atracadores. Cada uno tenía una personalidad muy distinta y cada espectador se ha identificado con uno de ellos. Son los personajes de las grandes sagas de superhéroes en las que cada uno tiene a sus hordas de fans. En el episodio final se recoge todo lo que se ha sembrado en la sala de guionistas a la hora de trazar los rasgos de estos personajes perfectos, con pocas escenas añadidas y que sobran para entender el adiós.
La casa de papel le ha enseñado a la televisión que el público ya es muy poco fiel a las nuevas producciones. Ya es muy complicado que una segunda temporada funcione porque se estrenan tantas series al cabo del año que el público cambia de mano en un abrir y cerrar de ojos. Por eso han aprendido en que el mundo de la miniserie es mucho más reconocido que el de la serie de larga duración. Y tal vez necesitábamos a La casa de papel para saber que la televisión ha cambiado de un día para otro.