El Festival de Eurovisión Junior está herido de muerte. Después de quince ediciones, la versión para niños del popular certamen demostraba este domingo ser un auténtico fracaso con el colapso del sistema de votaciones, unas audiencias paupérrimas y la nula implicación de la Europa Occidental.
Para esta edición, la UER había introducido un importante cambio en el sistema de votación de Eurovisión Junior para hacer el espectáculo más interesante: el público podría votar por primera vez en la historia de forma online antes y después de la gala.
En YouTube, la final sólo cuenta con 120.000 visualizaciones
En concreto, la audiencia podría votar a través de la web de Eurovision Junior desde el viernes 24 de noviembre hasta las 15:59 horas del domingo 26, viendo previamente un resumen de todas las canciones y, ya durante el show, se volvería a permitir la votación online durante quince minutos después de la última actuación. El resultado final sería una combinación entre unas y otras votaciones al 50%.
Sin embargo, un colapso en el sistema de votaciones durante la segunda ronda provocada por una afluencia masiva de usuarios hizo que sólo se pudieran computar los escasos 330.000 votos de la primera ronda, procedentes de 100 países.
Este último dato no es, sin embargo, el único que demuestra el escaso interés que ha provocado este certamen. Y es que sólo hay que acudir a internet para ver que sus datos de audiencia son realmente preocupantes.
Por ejemplo, la emisión en directo a través de YouTube sólo cuenta con 120.000 visualizaciones, mientras que la actuación de la ganadora, la rusa Polina Bogusevich, suma poco más de 300.000 reproducciones. Nada que ver con el pasado Festival de Eurovisión, que acumuló 8,5 millones de visualizaciones y la actuación de Salvador Sobral se disparó hasta los 9,4 millones de visualizaciones.
Polonia, la salvadora
Al festival tampoco le va mejor en su emisión lineal. Ya el pasado año, el certamen fue un auténtico fiasco, siendo seguido por apenas 50.000 personas en Italia, 33.000 en Italia, 257.000 en Holanda o 280.000 Bulgaria. Salvó los datos Polonia, donde alcanzó 2,8 millones de espectadores gracias a su regreso a la competición tras doce años de ausencia.
Este año, sin la expectación polaca por la vuelta de su país, el certamen ha caído a 866.000 espectadores. Mientras, en Países Bajos sumó 286.000 espectadores y en Italia unos escasos 37.000
La última muestra de la crisis que vive la versión para niños de Eurovisión es la nula implicación de los principales países de la UER. Del Big Five, sólo Italia participa desde el año 2014 cuando se alzó con la victoria. Ni España, ni Francia, ni Reino Unido, ni Alemania han mostrado interés en participar en los últimos años.
Tampoco países con larga tradición en el certamen para adultos como Suecia, Noruega o Dinamarca toman parte en este festival. Sólo Países Bajos, que no ha faltado a ninguna edición, participa. Asimismo, de los 16 países fundadores, entre los que se encontraba España, sólo participaron seis de ellos en esta edición: Bielorrusia, Chipre, Macedonia, Malta, Países Bajos y Polonia.