La Ley General de la Comunicación Audiovisual dedica uno de sus artículos a los derechos de los menores. Y, entre otras cuestiones, está prohibida la emisión de contenidos audiovisuales que puedan perjudicar seriamente el desarrollo físico, mental o moral de los menores, y, en particular, la de aquellos programas que incluyan escenas de pornografía, maltrato, violencia de género o violencia gratuita.
A lo largo de 2016 se resolvieron un total de 114 reclamaciones distintas contra las teles
De ahí que se fijara un Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia, al que año tras año llegan las reclamaciones de los espectadores. Y así, por ejemplo, a lo largo de 2016 se resolvieron un total de 114 reclamaciones distintas, recibidas a través del formulario incluido en la web de www.tvinfancia.es.
Del total de reclamaciones resueltas por el Comité de Autorregulación en 2016, 44 (un 47,8%) correspondían a contenidos y programas emitidos por los canales de Mediaset España; 27 (29,3%) por Atresmedia; 11 (12,0%) por RTVE; 6 por NET TV (6,5%), y 4 por las televisiones autonómicas (4,3%)
Por canales, de las 92 reclamaciones resueltas por el Comité de Autorregulación en 2016, 19 se refieren a Telecinco (20,7%); 12 a Antena 3 (13,0%); 11 a Cuatro (12,0%), y 8 en el caso de La 1 y laSexta (8,7% respectivamente). BOING fue la cadena temática con mayor número de reclamaciones: 7 (7,6%), seguida de FDF con 4 ( 4,3%) y Neox con 3 (3,3%).
Falta de transparencia
Sin embargo, como ya destapamos en este portal, existen pruebas claras de la falta de transparencia en el Comité de Autorregulación de TV, así como sospechas de la utilización de algunas cadenas en su guerra contra sus rivales.
Este portal pudo comprobar lo fácil que resulta registrar de forma anónima diversas quejas contra una cadena a través de tvinfancia.es, web donde se recogen las reclamaciones contra las cadenas.
La vulnerabilidad de esta web es tal que no existe ningún mecanismo que permita comprobar la identidad del reclamante. De hecho, este portal ha tenido la oportunidad de presentar, a modo de prueba, varias reclamaciones utilizando identidades ficticias, que han sido registradas válidamente en la página web.
Sin control parental
En este contexto, la otra forma de velar por la protección de los menores en televisión son las herramientas de control parental. Sin embargo, según informa la CNMC, más de la mitad de los hogares con menores conocen las herramientas de control parental de contenidos audiovisuales, pero apenas las utilizan.
En concreto, un 65% de los hogares con hijos menores o que se hacen cargo habitualmente de menores según los datos del último Panel de Hogares de la CNMC del segundo trimestre de 2017.Sin embargo estas herramientas apenas fueron utilizadas. En las tabletas y los ordenadores su uso fue del 20%, y, en aún menor medida, en los móviles y televisores. Estas cifras son un tanto preocupantes.
En cuanto a las horas en las que probablemente haya menores (de hasta 12 años) viendo la televisión solos, en general estas coinciden con el horario de protección reforzada al menor de las televisiones. Una excepción es el horario de sobremesa en los fines de semana y festivos (entre las 16h y las 18h) en el que en uno de cada cinco hogares con menores estos probablemente ven la televisión sin supervisión adulta y, sin embargo, el horario de protección reforzada sólo es de 9h a 12h.
Qué contenidos preocupan
La preocupación por la exposición de menores a contenidos audiovisuales que perjudiquen a su desarrollo físico y mental continúa siendo alta, y se mantiene entre el 80% y 90% en muchos casos, unos niveles similares a la anterior oleada de 2016.
Los contenidos violentos y aquellos que puedan generar miedo o angustia son los que más preocupan a los hogares donde hay niños de hasta 6 años. En los hogares con menores de 7 a 11 años lo que más preocupa son también los contenidos violentos y además los que muestran conductas peligrosas que puedan ser imitadas por los niños.
Los hogares en los que los menores son de edades comprendidas entre los 12 y 15 años se declaran más preocupados por los contenidos que muestran conductas peligrosas que los adolescentes puedan imitar y los que contienen expresiones verbales violentas, ofensivas, groseras, intolerantes o discriminatorias. Los hogares con jóvenes entre 16 y 17 años mostraron mayor preocupación por los contenidos relacionados con alcohol, tabaco y/o drogas y también por las conductas que puedan ser imitadas por estos menores.