En estos días se ha dado mucho calor, que se dice en mi tierra, sobre la participación de una drag queen, La Prohibida, en una carroza de una de las muchas cabalgatas de Reyes Magos que se han paseado por Madrid. Y es que muchos conservadores han alzado la voz, diciendo casi que se quiere adoctrinar a los niños, que si eso no es propio de la cabalgata de reyes (algunos justificándose incluso en la biblia, como si allí se dijese cómo hay que festejar la epifanía), o que se está haciendo un acto partidista al colocar a un hombre que se gana la vida cantando como un personaje femenino en una esquinita de una carroza.
Yo invito a todas esas personas a que alcen más la voz, y empiecen a censurar contenido a cascoporro, porque el travestismo está presente en multitud de películas, series y programas infantiles. Por ejemplo, Robin Hood, de Disney, que muestra al zorro y a su amigo Little John travestidos de zíngaras para robar al príncipe Juan. Y en la misma factoría nos encontramos las películas Saludos Amigos, El emperador y sus locuras, Aladdin o Mulán, cintas que tienen a alguien que viste en algún momento con ropas del sexo opuesto.
Little John, en la película Robin Hood
También les invito a que levanten las antorchas contra Barrio Sésamo. Una serie cuyo corazón fue dado por artistas homosexuales, como Kermit Love, el diseñador de la Rana Gustavo, el Monstruo de las Galletas o Espinete. Por cierto, el erizo era un personaje masculino de color rosa, y que estaba interpretado por una mujer, Chelo Vivares. Y en un capítulo Espinete se viste “de chica” y se hace pasar por su prima Espinilla. ¿Puede haber algo más aberrante que una drag queen en una carroza el día de Reyes? Sí, una mujer que hace de erizo chico que se disfraza de erizo chica cuando le viene en gana. Por cierto, que Espinete salió en alguna que otra ocasión en las cabalgatas de Reyes de toda España; en Málaga, por ejemplo, salió al menos en la de 1990.
Rocío Durcal interpretó a "Luisito"
Marisol y Rocío Dúrcal se travistieron
Las películas Cabriola de Marisol y Más bonita que ninguna de Rocío Dúrcal también deberían estar prohibidas, según el criterio de quienes se escandalizaron por la presencia de La Prohibida en el desfile de Vallecas. En ambas cintas, las antaño niñas prodigio se hacen pasar por chicos dado que su vida con rol masculino se presenta más fácil que como las mujercitas que ya eran. ¿Cuánto tardan en hacer un change.org para que no vuelvan a emitirla en horario protegido en Cine de barrio? Igual nuestras hijas deciden vestir con traje de chaqueta justo después de verlas.
Ruperta tenía voz de hombre
El merchandising del programa Un, dos, tres es a día de hoy un tesoro muy preciado por aquellos coleccionistas de objetos televisivos. La mascota del concurso más recordada es la calabaza Ruperta, que fue tan popular que apareció en rompecabezas, muñecos, colgantes, huchas… Sin embargo, Ruperta podría adoctrinar a los niños a desviarse del recto camino del heteropatriarcado.
Si nos ponemos puristas, Ruperta es un personaje femenino, una simpática calabaza cuya voz la ponía un hombre: Chicho Ibáñez Serrador, después de pasar los filtros oportunos. Además, Ruperta jamás se mostró femenina, y cual Marlene Dietrich sus complementos más habituales eran el sombrero y el bastón.
Y es que en el Un, dos, tres había mucho travestismo, incluso en programas dedicados a niños. Por ejemplo, en el dedicado a los Reyes Magos emitido en 1992 las Hermanas Hurtado aparecieron vestidas literalmente de “Melchor, Gaspar y Michael Jackson”. Tres drag kings por las que nadie protestó entonces, y que hoy, quizá, habría llenado páginas en los diarios y minutos en otros programas de televisión, porque menudo escándalo, tú.
La señora Simpson me hizo gay
En un capítulo de Los Simpson, uno de los hijos de Ned Flanders le grita a su padre “La señora Simpson me ha hecho gay”, aunque él creía que esa palabra tenía un significado de valentía. Marge intenta justificarse ante su vecino, que prefiere obviar el tema.
Yo empecé a ver Los Simpson cuando tenía seis años, edad con la que también veía a Espinete o Robin Hood. Si fuese un inculto, igual podría decir yo mismo la frase del niño Flanders, que la señora Simpson me ha hecho gay. O Espinete. O Paloma Hurtado. Por suerte, sé que gay se nace, no se hace. Que la homosexualidad no es un complemento que te pones, como una chapa en una cazadora vaquera, ni un cursillo con el que te dan un certificado. Simplemente se es como se es, y nadie, ni siquiera la calabaza Ruperta o una drag queen tirando caramelos puede hacerte gay. Ni bisexual, ni transexual, ni heterosexual.