"Las películas y las series vienen con el coste dentro del bolsillo, como los trajes de El Corte Inglés”, explicaba hace unos años el consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile, para justificar por qué habían tardado años en dar luz verde a la serie de Alatriste.
Cada capítulo de La Peste ha costado tres veces más que uno de El Ministerio del Tiempo
Sin embargo, a pesar del desembolso económico, la ficción se convirtió en uno de los mayores fracasos del grupo de comunicación de los últimos años, que ya tropezó precisamente con la adaptación al cine de la saga de aventuras de Arturo Pérez-Reverte.
No sucederá lo mismo con La Peste, la ambiciosa producción de Movistar que cuenta con uno de los mayores presupuestos de la historia de nuestra televisión: 10 millones de euros para seis capítulos. Es decir, 1,65 millones de euros por capítulo o, lo que es lo mismo, tres veces lo que costaba cada episodio de El Ministerio del Tiempo.
Y no sucederá lo mismo porque, además de que gracias a este presupuesto y a los más de 100 emplazamientos empleados se consigue trasladar al espectador con facilidad a la decadente Sevilla del siglo XVI, en Movistar no se han olvidado de que para que una serie funcione es necesario un guión bien armado y, en casos como este, una excelente fotografía.
Y ahí La Peste no es que apruebe con nota, es que consigue matrícula de honor. Gracias al detallismo con el que Rodríguez y Rafael Cobos han descrito aquella Sevilla a través de un hombre misterioso que debe resolver una serie de crímenes, la cuidada dirección del primero y la sombría fotografía de Pau Esteve, el espectador masticará la suciedad y la pobreza.
También verá que, a pesar de que ya han pasado más de cuatro siglos, en el fondo La peste trata sobre conflictos relacionados con el poder, la política, la religión ocurridos en una época lejana, pero que se pueden traer a la actualidad. “Hay problemas que los arrastramos siempre porque van unidos a la condición humana”, explicaba el propio Rodríguez.
Tampoco hay que olvidar el trabajo actoral, con un Pablo Molinero inmenso, un Paco León que aprueba con nota la difícil tarea de sacarse de la cabeza al inoldidable Luisma de Aída, un Manolo Solo que demuestra por qué se alzó el pasado año con un Goya y un Sergio Castellanos que se convierte en un gran descubrimiento.
¿De qué va La Peste?
En la segunda mitad del Siglo XVI, Sevilla era la metrópoli del mundo. Puerta de luz entre América y Europa. Ciudad donde la riqueza florecía con facilidad gracias al comercio internacional, al oro, la plata; a la convivencia de nacionales y extranjeros: cristianos, judíos conversos, moriscos, esclavos, libertos, pícaros, ladrones, prostitutas, nobles y plebeyos. Pero también era una puerta de sombras por la basura, hambrunas, inundaciones y epidemias.
Durante una plaga de peste, el ex militar Mateo regresa, honrando su palabra, para rescatar al hijo de un amigo fallecido. Mateo huyó de la ciudad porque la Inquisición lo condenó a muerte por imprimir libros prohibidos. Antes de salir de la ciudad, Mateo es arrestado por los alguaciles del Gran Inquisidor, quien promete perdonarle la vida a cambio de resolver una serie de asesinatos con tintes diabólicos.