De nuevo, una adaptación más. Con eso de que no es fácil encontrar una cinta de éxito en la gran pantalla, cuando se encuentra la fórmula hay que intentar estirar la idea. Y una serie de televisión se ha convertido en la fórmula perfecta. En Antena 3 ya lo hicieron con Buscando el norte y ahora lo vuelven a intentar con Cuerpo de élite.
La serie se radicaliza más que la película en eso de reírse de la actualidad política y social de nuestro país. Un punto muy a favor, dado que en España siempre se nos ha dado muy mal eso de reírnos de nosotros mismos. En Cuerpo de élite se ironiza muy bien, se lanzara dardos contundentes y lo hacen todo con una sonrisa de oreja a oreja.
Es cierto que la serie tiene un arranque titubeante. La presentación de personajes está algo difusa, perdida y que no enfoca. De hecho, nada tiene que ver con la segunda parte de este primer episodio. Es una pena que, dado que en televisión el público se cansa tan rápido, a la comedia le pueda venir mal su primera toma de contacto.
Por fin una serie española se ríe de Froilán, del 3%, de Cataluña, de los cuñadismos y de los partidos políticos
Si esta serie quiere tener la oportunidad de triunfar en televisión, su base debe ser traspasar los límites de la corrección. Y esto es lo que hace en la segunda parte del episodio. Por fin una serie española se ríe de Froilán, del 3%, de Cataluña, de los cuñadismos y de los partidos políticos. Y es que Antena 3, una cadena que siempre ha intentado que sus series quedasen bonitas sin meterse en berenjenales políticos, esta vez se mancha de barro.
La ficción está protagonizada por cinco agentes de distintas comunidades españolas. Muy bien diferenciados, cada uno tendrá su carácter y llevará a la comedia los tópicos de cada zona de España. Cristina Castaño, Canco Rodríguez, Octavi Pujades, Adriana Torrebejano y Álvaro Fontalba forman este nuevo cuerpo de élite que pretende trabajar en paralelo al que vimos ya en la gran pantalla.
Con serios altibajos en cuanto a algunas interpretaciones, el gran potencial de esta serie se vive el ministerio de Interior en muchos casos. Joaquín Reyes da vida al ministro y tendrá que hacer frente a una oposición podemita dirigida por El Langui. Cada escena que ocurre en este espectro no tiene desperdicio cómico. Cuando esta parte de la ficción toma más protagonismo, la serie escala varios peldaños de calidad.
La serie debería olvidar lo que ocurre fuera de las cuatro paredes del ministerio para trabajar mucho más la parte cómica que se cuece dentro de la política española y de las fuerzas de seguridad. No nos importa el pasado de los personajes ni sus relaciones familiares. Todo lo que se salga del camino cómico de la historia central, rechina.
España tiene mucha historia de la que reírse y a la televisión española le había costado mucho ver este potencial. Más allá de programas de humor, sketches o parodias, las series de televisión no habían caído en la cuenta de las ganas de los espectadores de reírse de sus propias desgracias. Y Cuerpo de élite consigue su objetivo: la risa.