El resurgir de ‘Humor Amarillo’, el programa que nos enamoró del Chino Cuideiro

Una de las pruebas de Maestros de la Costura del pasado lunes consistió en customizar un mono. A Vanessa le dieron una bolsa de retales de cuero hasta los bordes y le dijeron básicamente que a ver si podía hacer un producto de calidad de donde solo había restos casi comprados al peso.

Algo así es lo que sucedió en Telecinco a inicio de los años 90, cuando se estrenó Humor Amarillo. Tal como conocimos en una entrevista a su creador Juan Herrera en El Confidencial, este programa de humor fue la consecuencia de comprar un lote de cintas en una feria, y encargarle a un guionista que hiciese un producto de éxito con ellas. Y vaya si lo hizo.

Herrera visualizó un programa japonés llamado Takeshi's Castle, en la que un líder llamado Takeshi Kitano guiaba a cientos de personas a superar pruebas físicas de todo tipo. Y en lugar de hacer un doblaje al uso optó por montar piezas sueltas con locuciones histriónicas, inventándose junto a Miguel Ángel Coll el nombre de los concursantes y de las pruebas a las que se enfrentaban.

Así nació el Laberinto del Chinotauro, las Zamburguesas y tantas otras pruebas emblemáticas. El espectador no entendía del todo qué estaba viendo, pero aquello funcionaba. Hecho con dos duros y montado en una furgoneta a las afueras de Telecinco, el programa lograba un 30% de audiencia cuando la media de la cadena era un 25%.

Humor Amarillo, además, encajaba en la dinámica de otros programas de la cadena como Pressing Catch, en la que los locutores se inventaban el nombre de las técnicas de lucha libre así como el nombre de los atletas. A veces la traducción tenía algo de sentido, como “El Último Guerrero” (Ultimate Warrior, que en realidad seria algo así como El Guerrero Definitivo), aunque en otras se lo sacaban de la chistera totalmente, como ocurría con El Marinero Tarugo o Los Sacamantecas.

El síndrome de Darren del Chino Cudeiro

En televisión se conoce como Síndrome de Darren cuando se sustituye a un actor en una serie se mantiene el personaje (sirva como ejemplo clásico el cambio de madre de El Príncipe de Bel-Air). En Humor Amarillo el Síndrome de Darren lo padecían los concursantes, pues cada semana veíamos participar a alguien llamado El Chino Cuideiro.

El espectador sabía que no era el mismo, y de hecho era japonés y no chino, pero daba igual. Dentro del código de aquel producto aquello funcionaba a las mil maravillas. A veces era ágil, otras caía a la primera, pero siemrpe era él. Como curiosidad, el personaje se bautizó así en honor a un becario apellidado Cudeiro.

Los programas de piñazos

Hablamos de una época en la que ver piñazos y caídas por televisión era lo más. Alfonso Arús por entonces triunfaba con sus Vídeos de primera,y en las autonómicas hacía lo propio Olé tus vídeos, ambos basado en vídeos domésticos. Así se puede comprender que casi un tercio de los espectadores estuviesen pegados a la tele para ver cómo un grupo de japoneses se daban de bruces contra una puerta cerrada, se caían después de recibir balonazos en Los Cañones de Navarone, o se caían a una charca intentando huir de un monstruo en el laberinto.

Humor Amarillo permaneció en antena entre 1990 y 1995. Cuando una década después nació Cuatro se volvió a comprar los derechos del programa y se volvió a emitir con el nombre de Humor Amarillo, rescatando aquellos hilarantes nombre.

De vuelta en Comedy Central

Esta noche, Comedy Central estrena un renovado Humor Amarillo. Lo hace bajo el nombre original, El castillo de Takeshi. Técnicamente se trata del mismo programa que vimos en los 90 en lo referido a la marca, solo que ahora se realiza en Tailandia. Allí se comenzó a emitir en 2014, y el pasado octubre de 2017 Comedy Central Internacional adquirió sus derechos para emitirlo en todo el mundo; en Reino Unido, por ejemplo, ya lo han visto.

Los cómicos Luis Fabra, Manu Górriz, Susi Caramelo y Nico Lozano serán los responsables de locutar las hazañas de los concursantes, y su puesta de largo será a las 23,50 horas. A muchos les puede parecer un poco tarde, pero al fin y al cabo, solo se trata de una hora más respecto al habitual inicio del prime time actual.