Salvados cumple 10 años. Cumple su primera década siendo un programa de televisión totalmente diferente a lo que fue en su arranque. Y es que Salvados arrancó con la idea de darle un programa propio a aquel Follonero que salía en Buenafuente, siendo cómico e irónico. Pero, de pronto, Salvados se puso serio y se ha convertido en un formato periodístico de estudio que no habla de la actualidad, sino que crea actualidad.
Cumple años en medio de una crisis de censuras, de corsés y de mordazas que impiden al periodismo hacer su trabajo de una forma libre. A pesar de ser el programa de televisión de más éxito de laSexta, Salvados no será valorado como es debido hasta que llegue el momento de ponerle fin. Esperemos que sea dentro de muchos años. Y es que el periodismo le debe mucho a Salvados y a Jordi Évole.
Ha sido foco y altavoz de muchos aspectos de nuestro país hasta ese momento escondidos
En una época en la que parece que la actualidad es sinónimo de política, de pactos, de Gobierno y de corrupción, Salvados ha sabido poner el foco en otro tipo de informaciones. Ha sabido crear noticias desde cero, ha sido lanzar titulares de temas que hasta ese momento estaban escondidos en los medios de comunicación. Ha sido foco y altavoz de muchos aspectos de nuestro país hasta ese momento escondidos.
Es el caso de aquel magistral Astral, más a lo grande, o de informaciones más locales pero no de menos importancia, como los mataderos de cerdos, el estado de Doñana e incluso hablando del fenómeno de Mercadona. A pesar de querer poner el foco en este tipo de temas menos mediáticos, Salvados nunca se ha olvidado de casos más actuales y, sin embargo, no ha caído en la vagueza de ofrecer lo mismo que los demás. Si quiere hablar de Venezuela, tiene al propio Maduro. Si quiere hablar del Rey, habla con el Rey.
No ha caído en la vagueza de ofrecer lo mismo que los demás
Salvados ha emitido los mejores debates grabados entre políticos de la televisión española y ha conseguido algunas de las entrevistas más buscadas del mundo. Consigue que más de 2 millones de personas se queden a ver una entrevista con Juan Luis Cebrián. Ha logrado que los espectadores se acostumbren a la información en prime time y que les apetezca ver más una intensa entrevista que una película de disparos.
Pero Salvados no se olvida en ningún momento que es un programa de televisión. Y eso no significa tirar de la cuerda del morbo para mantener a los espectadores atrapados en el tema, sino que mete el tema en una burbuja visual muy atractiva con una narrativa sublime y midiendo los tiempos para tener al espectador enganchado. Pero no engaña con cebos que no serán resueltos. Mantiene en vilo con los detalles, con planos poco vistos en televisión, con platós más callejeros y con declaraciones muy estudiadas.
Salvados podría ser tierra prohibida para algunos líderes políticos, pero es cabecera de cualquier campaña
Siendo un programa tan duro a nivel informativo y de imagen, Salvados podría ser tierra prohibida para algunos líderes políticos. Sin embargo, es cabecera para cualquier campaña electoral. Y es que, aunque Jordi Évole sabe meter el dedo en la llaga, no hace entrevistas al uso y su misión no es destrozar al que tiene enfrente o lograr grandes titulares.
Después de haber llamado la atención durante 10 años, Salvados podría haberse dado por satisfecho con el trabajo realizado. Y, lo que más hay que valorar de este programa es que sigue esforzándose en buscar la forma de sorprender al espectador. Un programa de televisión que nunca instruye y que intenta que el público se cree su propia opinión sobre un asunto a través de las imágenes emitidas. Un programa de televisión que será valorado cuando ya no esté entre nuestra manos y pensemos: “esto necesita un Salvados”.