Radio Gaga es probablemente el mejor programa que existe en la televisión actual. Un programa hecho de la manera más artesanal en el que las historias de personas anónimas sirven de terapia, para llorar con emoción, y te reconcilian con la vida y el ser humano.
Y como muestra de ello el primer programa de su segunda temporada, que tendrá como protagonistas a un grupo de jubilados muy vitales que pasan sus vacaciones en Benidorm. Un programa que nos mostrará esa otra cara de la ciudad alicantina que sirve como antídoto contra la pesadumbre de muchos de nuestros mayores.
Con motivo de ello, en BLUPER hemos querido charlar con sus dos presentadores, Quique Peinado y Manuel Burque, imprescindibles para hacernos sentir próximos a los testimonios de muchos colectivos a menudo olvidados, pero que resaltan el excelente trabajo del equipo que hay detrás de ellos para encontrar esas historias tan lejanas, pero a la vez tan cercanas.
Radio Gaga ha marcado un antes y un después en vuestra carrera profesional, pero creo que también en lo personal…
Manuel Burque. Incluso en la forma de hacer comedia. En mi caso de repente se te ponen capas de sensibilidad distintas. Y a veces, al plantearte ciertos tipos de humor, notas las capas. Todo esto defendiendo la libertad de expresión, por supuesto. Pero de repente tienes sensibilidades distintas y tienes que hacer las cosas desde otro punto de vista. Me pasa escribiendo ficción. Si pones a alguien en silla de ruedas o a un jubilado, ya no lo planteas de la misma manera. Antes lo hacías más estereotipo y ahora tienes una responsabilidad.
Cuando os llego este programa, ¿pensasteis que tendría un acogimiento así?
Quique Peinado. Cuando hacíamos promo de la primera temporada éramos dos locos porque nadie había visto el programa. Nos miraban raro. Hasta que se estrenó el primer programa fue duro. Menos mal que luego se entendió. El programa tiene una difusión limitada, pero las reacciones de la gente es como si fueran de un programa de diez millones. Cada espectador tiene la necesidad de expresarse. La gente me para por la calle para decirme que le encanta radio gaga con un cariño y con comentarios de militantes.
M. B. Supongo que todo el mundo habla maravillas de sus programas en la promo. Pero nosotros tenemos un punto de vehemencia loca. Tenemos que conseguir que el mayor número de gente vea las entrevistas que hacemos.
Y además con gente anónima, lo que no es fácil…
Manuel y Quique. Esa es nuestra directora.
¿Cómo es el proceso para buscar localizaciones e historias?
Q. P. Nosotros no estamos encima de eso, sólo damos sugerencias. Pero te garantizo que el equipo de redacción, que son todas chicas, trabaja increíblemente bien, con una capacidad y una sensibilidad para dar con esas historias. Siempre les digo que la responsabilidad nuestra es no joderles el trabajo.
M. B. No olvidemos que es un programa de entretenimiento. Cuando la directora Yohanna, la directora de programas, Amparo Castellano, y demás, diseñan una temporada intentan generar una dinámica y contraste. No todos los programas pueden ser de temática parecida. Solo puedes permitirte un programa con niños con cáncer. Y en el mismo programa no aparecen el mismo tipo de relatos. A veces se han quedado entrevistas fuera porque eran parecidas. Hace equilibrios y ritmo para que te mantengas identificado y entretenido. Yohanna podría estar dirigiendo películas.
Q. P. No puedes dar tanto sufrimiento que quieras cambiar.
Habéis dicho que Benidorm ha sido un programa muy especial…
Q. P. Es el mejor de las dos temporadas: por las historias, por la luz, por cómo está grabado... La escena del baile con esa carga ya la quisiera tener cualquier película, con esos dos personajes, con esa historia…
M. B. Tiene un punto de mirarle cara a cara a una ficción. En la parte narrativa del tango cuando presenta al personaje es espectacular. Es de un nivel…
En el programa de Benidorm, a veces tan denostado, también mostráis esa cara amable de la ciudad que da tanta felicidad a las personas mayores…
Q. P. Si yo fuera el alcalde de Benidorm, nos invitaría a ir todos los veranos. Mejor imagen que damos de la ciudad… Lo más importante que he aprendido es que cuando nuestros impuestos van a financiar viajes del IMSERSO es importante porque es dinero que va para gente que está enferma, que está viuda, que está deprimida... Les debemos eso. Ver que tus impuestos van para que esa señora que está le dé felicidad, es importante.
M. B. Radio Gaga te abre la puerta de minorías que, no conoces bien y de las que tienes ideas preconcebidas, y pasas a conocerle en profundidad sin que sea incómodo. A veces es incómodo conocer ciertas realidades si lo enfocas de otra manera. Pero aquí se hace de una forma fluida, te ríes. A través de la risa empatizas con las personas y entras en sus dramas de forma cómoda. Por eso te ríes y lloras a la vez.
¿Es Radio Gaga el programa de los ‘olvidados’?
Q. P. Has dicho una clave: son gente de las que no hacemos caso. Pero te identificas o ves a tu abuelo, o a tu tío… Olvidamos cosas que nos tocan.
M. B. El ángulo con el que se trata es importante. No es desde el dolor sino desde la naturalidad.
Q. P. Nosotros podemos hacer las entrevistas, pero si no tienes a alguien que monta y edita, no lo muestras.
M. B. Tú puedes orientar la vida del hombre que cuida a su mujer con alzheimer desde el dolor, pero en Radio Gaga se intenta ser positivo no se regodea en el dolor, sino que saca las partes luminosas. Lo que te hace disfrutar de la emoción. No duele.
¿Qué os ha marcado más en esta segunda temporada?
Q. P. A mí la residencia de niños con cáncer, por cuestiones personales… Me costó mucho hacerlo. Fue muy duro. De hecho me costó hasta disgustos personales y la directora y yo la tomamos a gritos y terminamos llorando.
M. B. A mí el de trastornos alimenticios. Los adolescentes me provocan mucha ternura porque recuerdo lo inestable que yo era y como me preocupaba de lo que pensaban los demás, lo que intentaba aparentar… Ese programa derriba prejuicios y hace entender que la anorexia y la bulimia no es una cuestión superficial. Es gente que está herida, que ha vivido una problemática que le ha empujado a esto, cómo le podría haber empujado a las drogas. Y de repente adolescentes en plena recuperación que tengan la valentía de contárnoslo. Se me pone la piel de gallina. Y encima llegar hasta tan hondo. Cuando tienes 30 o 40 años, ya sabes que cosas tapar. Pero ellos no, se desnudaban contando todo y no se venían abajo.