No lo tenía fácil la nueva edición de Factor X para atrapar a la audiencia. Con La Voz Kids en antena, Got Talent habiéndose despedido el pasado miércoles y con Jesús Vázquez repitiendo como presentador, era muy sencillo que el espectador pensara que estaba viendo más de lo mismo.
Sin embargo, Fremantle Media demostró este viernes con el primer programa de Factor X que son unos maestros en esto de hacer televisión. Lo demostraron resucitando Got Talent y lo demuestran nuevamente resucitando este formato que ya triunfó en Cuatro hace ya once años.
Se les puede criticar muchas cosas como ese manido truco typical spanish de tirar del drama para hacer más atractivo un producto ya que así parece que lo demanda la audiencia. Pero, aún así, al estar introducido en su justa medida, lo cierto es que no chirría como así sucede en otros formatos.
Y no chirría porque, con la 'excusa' de que para entrar en Factor X no sólo hace falta cantar bien sino tener algo más que traspase la pantalla, se ha conseguido dotar al programa del ritmo necesario para mantener despierto al espectador hasta las mil de la madrugada.
Lo hicieron, además, seleccionando a las mejores voces y a aquellos que tenían el Factor X al principio del programa -la actuación de Elena es una de las mejores que se han visto en los últimos años en un talent- y reservándose a los más freaks para las horas más intempestivas, aunque intercalando con alguna gran voz.
El mejor ejemplo de la diferenciación de Factor X fueron los Glitch Gyals, un grupo que en cualquier otro formato hubiera sido expulsado ipso facto y que podría ser catalogado de freak, pero que tiene ese Factor X que les puede llevar a convertirse en las nuevas Las Bistecs.
De momento, Factor X aprueba con nota su vuelta a la televisión y nos deja con muy buen sabor de boca de cara a sus directos, su punto fuerte y diferenciador, gracias al potencial de Risto Mejide y Laura Pausini ("¡A chupar adoro!") como jurados y los interesantes descubrimientos de Fernando Montesinos y Xavi Martínez.