Sólo Roberto Leal podía levantar este programa de televisión. De hecho, es lo mejor de este Bailando con las estrellas que se estrenó este martes en TVE. Tal vez sin él habría sido imposible superar estas tres horas de programa. Sí, 180 minutos de programa para un prime time que todavía estaba taconeando a la 1:30 de la madrugada. El chicle televisivo que no deja de estirarse. 

Desde el primer minuto, Bailando con las estrellas intentó hacer ver que querían hacer cosas distintas a los anteriores Mira quién baila de la tele. Un número musical exterior e interior daba paso a una gala que resultaba poco moderna y tenía demasiados tics del pasado. Parecía, en ciertos momentos, una gala de sábado por la noche en la que había actuaciones musicales de vez en cuando. 

De hecho, el elenco elegido para este Bailando con las estrellas resulta muy poco atractivo para los más jóvenes de casa. De ahí su resultado entre los menores de 24 años, cayendo por debajo del 10% de cuota de pantalla. Y es que Bailando con las estrellas rechina mucho y necesita bastante aceite para que los engranajes suenen a nuevos. Ni Roberto Leal, con ese tirón triunfero, podía deshacer este entuerto. 

En Gestmusic son expertos en hacer show profesional mezclado con humor. Ya lo demuestran desde hace años con Tu cara me suena en Antena 3. Pero poco o nada se parece este Bailando con las estrellas a Tu cara me suena. En el programa de la canción no hay tiempo para descansar o bostezar, con galas que tienen un ritmo frenético entre actuación y actuación. 

No se ha jugado con el humor en ningún momento

En Bailando con las estrellas, sin embargo, no se ha jugado con el humor en ningún momento. Y eso le da al programa tanta monotonía que, después de tres horas, resulta muy aburrido ver un programa que no tiene apenas grandes altibajos. 

Respecto a la realización de las actuaciones, el núcleo duro de este programa, resultan bastante similares a las que se vieron en el Mira quien baila del pasado. Y tal vez ese el problema, que no han cambiado en todos estos años. Tal vez algún plano más aéreo le daría a la actuación algo más de espectacularidad, algo de lo que carece. Una realización que hace pequeño a un formato internacional que debería ser muy grande. 

Si por algo ha funcionado Tu cara me suena es por la relación que mantienen los concursantes con el jurado durante toda la gala

Si por algo ha funcionado Tu cara me suena es por la relación que mantienen los concursantes con el jurado durante toda la gala. Se trata de un juego en el que también participan los espectadores con sus risas. Sin embargo, en este programa no se puede producir este fantástico juego por la tendencia del propio formato. Los concursantes quedan enclaustrados en una sala en la que apenas ejecutan una acción de extras. Sin esa capacidad para el humor no hay hueco para hacer de cada gala un show distinto. 

Pasa lo mismo con el jurado, demasiado profesional para un programa de este tipo. Si fuese un programa de anónimos que buscan triunfar en el mundo del baile es entendible que se cierren a un jurado tan serio. Pero, siendo Bailando con las estrellas un formato de famosos que sólo busca entretener, este jurado no hace que el espectador sonría en ningún momento. Y Bailando con las estrellas debería hacer reír mucho más, que a esto hemos venido.