Iñaki Gabilondo regresa este jueves a #0 de Movistar+ a partir de las 22 horas con una nueva remesa de interrogantes e incógnitas sobre nuestro futuro en la tercera temporada de Cuando ya no esté. Temas que nos parecen lejanos o ajenos a muchos pero que nos están afectando ya y a todos y cuya evolución y futuro es, en definitiva, el nuestro.
La evolución de internet, el nuevo periodismo, los secretos del océano, la música del mañana o como será un mundo imaginado por los millenials serás los temas a los que el periodista intentará dar respuesta acudiendo a los más prestigiosos profesionales y especialistas de cada área, tanto del panorama nacional como internacional.
Con motivo de ello en BLUPER hemos querido charlar con el histórico profesional sobre algunos de estos temas, así como sobre extensa y prolífica carrera. ¿Cómo se ha adaptado a internet? ¿Se arrepiente de haber abandonado la radio? ¿Qué ofertas le han llegado durante los últimos años?
Cuando ya no estés, ¿cómo quieres que se te recuerde?
He tenido una vida tan en el escaparate durante tantos años, con gente que te quiere más de lo que mereces y gente que te odia más de lo que mereces posiblemente, que es difícil. Me gustaría que me consideraran un hombre decente. Y que incluso los errores que haya podido cometer hayan sido fruto de errores. Creo que como un buen profesional. Pero tampoco me preocupa mucho porque cada cual me recordará cómo le de la gana... si me recuerda.
Cuando ya no esté espero que me consideren como un hombre decente
¿No ha habido ningún momento en el que hayas visto que estabas haciendo historia o que directamente hayas querido hacer historia?
No. Pero un día te das cuenta que te has hecho mayor cuando una chica en el metro te trata de usted, otro día porque tus compañeros que para ti son cómo tú empiezan a mirarte cómo si fueras una referencia, un día descubres que ganas premios que no esperabas o que tenías una influencia que no sabías que tenías. Conciencia de que he tenido relevancia, la tengo. No sé pueden estar más de veinte años haciendo radio seis horas al día en la SER sin tener influencia. Lo que pasa que no te das cuenta hasta que pasa el tiempo.
Hay periodistas que sí utilizan esa influencia. ¿Has utilizado en algún momento esa influencia?
He sido bastante torpe, plano e inocente. Sinceramente lo digo. Como todo lo que yo diga puede no ser creído, invoco a las centenares de personas que han trabajado conmigo que son muchas y que están diseminadas por todos los medios y que te podrán decir. En ese capítulo, de hacer uso, ni me parece bien ni hubiera valido en el caso de que me pareciera bien.
El primer capítulo de esta temporada va de internet. ¿Qué ha supuesto internet para ti?
Internet ha supuesto sobre todo la apertura del mundo entero. Para mi el mundo era un sitio compuesto por el lugar donde yo vivo y unos territorios externos y lejanos y el pasado como un territorio anterior. Y de repente internet te ha abierto todas las puertas y ha quedado todo presentado ante ti. Todo el mundo queda a un click de distancia. Y en mi está produciendo lo que está produciendo en todos: aturdimiento. Esta es la generación del estupor, todo se está transformando a una velocidad vertiginosa, en todo momento se nos hace dudar de nuestras capacidades, cómo se educa a los hijos, cómo te preparas para el futuro...
No sé pueden estar más de veinte años haciendo radio seis horas al día en la SER sin tener influencia
Hay una anécdota que he contado alguna vez. Hizo una encuesta Savater con personas de entre 40 y 50 años de cómo se enfrentaban a todo esto. Y una de las respuestas decía algo así como que "me enseñaron unas cosas que no sirven. He tenido que aprender otras que no sabía, las aprendo con gran dificultad. Tengo la sensación de que todos van más aprisa que yo, finjo por hacer mejor lo que conozco. Temo ser descubierto en flagrante impostura". Al final resultó la respuesta de todos.
¿Te costó adaptarte a internet? ¿Pasar de radio a tele a un videoblog?
No. Porque para mi no cambia mucho eso. Soy un señor que ve una cosa y la comenta y si en un momento fue por paloma mensajera, en carro o en moto; ahora es por internet. Hacer un comentario para un periódico de Lugo o hacerlo para internet no es distinto. Lo que es distinto es lo que pasa. Siempre me he enfrentado a estas cosas con mucha naturalidad. La gente de mi generación pasó un tiempo despreciando esto porque era una gilipollez, no se querían manchar las manos. Después entró en otra fase casi de idolatría, creyendo que cómo no se cuente lo que saben esos, no eres jóvenes, estás antiguo. Luego la etapa de todo es mentira, todo es una mierda. Todos estos aspavientos son, a mi juicio, son equivocados. Todo cambia a una velocidad espectacular. Tengo curiosidad por ver cómo se producen las cosas y me adapto lo mejor que puedo a eso. Pero no he caído ni en el desprecio ni en la idolatría ni en la nada.
¿Ha habido algún momento en el que te hayas arrepentido de dejar radio por tele?
No. Llevo 50 años en el oficio y prácticamente toda mi vida he trabajado en la SER. Desde años en el grupo PRISA. El tiempo pasa, las cosas pasan y uno acepta que van siendo así. Yo las entiendo. Los partidos antes eran en la pista central de Wimbledon, luego en la pista lateral y luego en otro sitio. Nunca he sacralizado demasiado mi carrera. He sacralizado mi trabajo de cada día, hacerlo bien partido a partido, como diría Simeone. Pero nunca he estado pendiente de hacer carrera o qué va a pasar con mi carrera.
Nunca he estado pendiente de hacer carrera o qué va a pasar con mi carrera
Te habrán llegado muchas ofertas estos años...
Y en la radio. Ofertas me han hecho algunas. Y gordas. Pero nunca he tenido ninguna razón para irme de un sitio estupendo. A la SER se solía querer ir, no te querías ir. Y yo estaba en la SER en el mejor lugar. Y luego ya me estaba haciendo mayor y entras en territorios que ves las cosas de otras maneras. Tampoco tenía necesidad porque entre otras cosas he sido muy privilegiado en esta profesión llegando a cierta edad viviendo sin necesidades. He podido plantearme lo que hacer.
Esto que hago ha surgido un poco de mí. Tenía esa curiosidad y Movistar dijo que sí. No he estado buscando. Cuando me han ofrecido, no lo necesitaba. Y yo ya tengo una vida profesional bastante interesante que se cierra razonablemente. Para mí esto es un regalo de fin de carrera.
'Cuando ya no esté' es un regalo de fin de carrera
Hoy en día hay una sobreinformación. ¿Qué se puede hacer para que el periodismo vuelva a ser lo que fue?
El periodismo no se va a volver a sostener en las estructuras empresariales que hemos conocido. Esas son las que están temblando y se tienen que adaptar a los nuevos tiempos. Mientras tanto están buscando otras vías. El periodismo tiene que ser consciente de que ha tenido una crisis de credibilidad derivada de su vinculación pegajosa con la política que ha hecho que la gente le reproche haber estado muy pendientes de ellos y menos de los ciudadanos. Una de las cosas que el periodismo, sea cual sea la estructura empresarial cómo se desarrolle, tendrá que encontrar el camino de contacto con la gente porque ha visto el periodismo muy lejos. Es lo mismo que pasa con la política. Nació para servirnos y es un universo que sólo habla de sus cosas.
¿Qué conclusión sacaste con Martin Baron (director de The Washington Post)? ¿Hay que volver al pago?
Eso es evidente. El periodismo es caro y se va a tener que pagar. No se puede vivir en la fantasía de que cualquier persona desde cualquier sitio te puede pasar una información porque no te garantiza solvencia, si es el más informado o un borracho. Es evidente que el nuevo periodismo tendrá algo del antiguo. En ese viaje hacia las nuevas tecnologías, la madre del cordero de nuestra actividad es nuestra independencia. Cómo la gente no crea en ella, podremos hacer el mejor arreglo tecnológico.