El dúo cómico conocido como Los Compadres, es decir, Alfonso Sánchez y Alberto López (Allí Abajo), promocionan El mundo es suyo, segunda parte de una trilogía de cine cómico made in Sevilla que inauguró El mundo es nuestro, película que comenzó a rodar en el Festival de Málaga hace unos años y a la que siguió la de Los Compadres en la edición de este 2018.

Alfonso Sánchez dirige el filme, que se estrena el próximo 22 de junio, y que cuenta cómo los dos colegas se ven envueltos en líos con alcohol, mujeres y drogas mientras ultiman los preparativos de la comunión del hijo de uno de ellos.

Aunque partía como una de las favoritas para obtener el premio del público en el Festival -honor que finalmente se llevó Mi querida cofrafía- lo cierto es que durante el pase de prensa y público pocos aplausos se escucharon, y que en cierto modo fueron proporcionales a las risas que se oyeron a lo largo de los 90 minutos que tiene de duración.

En la cinta se hace humor sobre el nacionalismo, la droga, la política, el feminismo, la industria del cine, la influencia de la iglesia en materias fuera de la religión y otros muchos a asuntos, pero los gags no suelen estar bien resueltos. Y nos encontramos a los personajes huyendo una y otra vez de gente que quiere acabar con ellos por turbios negocios, dejando escapar muchas oportunidades de lograr carcajadas al espectador.

Y es que parece que las películas de humor protagonizadas por parejas cómicas están avocadas a no ser perfectas pese a contar con artistas que en general funcionan a la perfección como tándem en televisión.

El robobo de la jojoya

Martes y Trece, películas sin calidad.

Con Martes y Trece nunca se quiso hacer una película de calidad. Este juicio de valor lo dice una de las partes afectadas, Millán Salcedo, en sus memorias, y contaba cómo cuando veían una de sus producciones, juraban que jamás volverían al séptimo arte, aunque al final acababan firmando para otra.

Cuando Martes y Trece era un trío formado por Millán, Josema Yuste y Fernando Conde protagonizaron las películas Ni te cases ni te embarques (1982) y La loca historia de los tres mosqueteros (1983), y ya como dúo, Yuste y Salcedo encabezaron Aquí huele a muerto… (Pues yo no he sido) (1990) y  El robobo de la jojoya (1992).

Quizá esta última sea la más salvable, que contaba cómo dos hermanos, ladronzuelos de poca monta, se ven envuelto en un robo en el que un hombre resulta muerto. Tras ser encarcelados y rezar a “San El Lute”, patrón de las fugas, escapan para demostrar su inocencia. Junto a ellos estaba Esther del Prado, antigua azafata del Un, dos tres, y Emilio Aragón hace un cameo.

El director fue Álvaro Sáez de Heredia, también fue el responsable de las películas de Chiquito de la Calzada, o de La venganza de Ira Vamp, de Josema Yuste y Florentino Fernández.

Los Morancos y su conexión sevillana

Si en 1987 triunfaba la película de acción Miami Connection, los Morancos hicieron a inicio de los 90 su réplica cañí. Los hermanos Jorge y César Cadaval protagonizaron y escribieron la cinta Sevilla Connection, en la interpretan a dos policías que, como cabía esperar, acaban envueltos el líos variopintos.

José Ramón Larraz dirigió el proyecto, en la que la pareja desplegaba todo su repertorio: hablaban ese típico inglés chapurreado, se vestían de mujer, e incluso Jorge se hacía pasar por Isabel Pantoja, que aseguraba ser “más famosa que el Telediario de las tres, la madre de Paquirrín”.

Poca gente recuerda este título, en el que Nieves Herrero hizo un cameo como presentadora televisiva, y que actualmente puede verse en algunas plataformas de alquiler online.

Una década después de su estreno, en 2002, se anunció un nuevo proyecto para Los Morancos, Un olivo en Manhattan, que nunca llegó a rodarse. Según se afirmó, la iba a dirigir Pedro Olea y participaría Nati Mistral como madre de la pareja de cómicos.

¿Una película de Cruz y Raya? Ni se te ocurra

Juan Muñoz y José Mota han participado en muchas películas por separado, pero cuando todavía eran pareja artística bajo el nombre de Cruz y Raya protagonizaron un título que casi nadie recuerda: Ni se te ocurra (dejar de verla).

Hay que trasladarse al año 1990, cuando ambos comenzaban a moverse en el medio televisivo en programas como ¿Pero esto qué es? y Tutti Frutti, para ubicar la cinta, que es una sucesión de gags aderezado con canciones del grupo La frontera, que permitía rellenar el metraje, que llegó a pasarse por televisión una Navidad a inicio de los 90.

Contaba la historia de dos actores de culebrón que buscan una oportunidad, y mientras pagan las facturas trabajando en un bar. Un producto que el crítico Carlos Aguilar tildó de insoportable en su ‘Guía de cine español’.

El dúo Sacapuntas, dirigidos por Miliki

Juan Rosa y Manolo Sarriá fueron, hasta la muerte prematura del primero, el Dúo Sacapuntas, que lograron una fama nacional gracias al programa Un, dos, tres, donde interpretaban a dos toreros llamados El Pulga y El Linterna.

En 1987, en pleno éxito del concurso de Chicho (en el que también empezaron Los Morancos y Martes y Trece), la pareja da el salto al largometraje con Yo quiero ser torero, distribuida directamente en el mercado doméstico. Allí interpretan a dos aspirantes a torero que emprenden un viaje para recibir la alternativa, y esto sirve como excusa para chascarrillos y chistes como los que ofrecían en Televisión Española.

Lo más curioso es que el director del proyecto fue Miliki, en su única incursión en el cine -si es que a las cintas que iban directas al videoclub se las puede catalogar de cine-.