La visibilidad que ‘Sálvame’ da a la realidad LGBTIQ

La visibilidad que ‘Sálvame’ da a la realidad LGBTIQ

Televisión

La visibilidad que ‘Sálvame’ da a la realidad LGBTIQ

El programa trata la diversidad sexual como tema transversal

9 julio, 2018 14:03

Este jueves Sálvame se vistió de arcoíris para celebrar que en Madrid daba el pistoletazo de salida los festejos del Orgullo LGBTIQ. Una entrega que finalizó con Paz Padilla buscando novio para un primo suyo entre los candidatos al título de Mr. Gay, y charló con algunos de ellos sobre a qué se dedicaban y por qué querían ganar ese certamen.

En esos minutos vimos cómo un chico explicó que su madre estaría enterándose de su orientación gracias a Sálvame, porque es algo que jamás ha hablado con ella, y otro, que para él presentarse al concurso de Mr. Gay es un escalafón más en un proceso de superación personal de quererse y aceptarse, algo que no siempre ha logrado en su vida.

Testimonios como estos, en un programa que cosecha una cuota muy jugosa de la audiencia, que se ve tanto en grandes ciudades como en núcleos pequeños, y cuya audiencia tiene cierta edad (solo hay que ver la media del público presente en plató) hace que Sálvame merezca un aplauso por cómo visibiliza a gays, a lesbianas, a bisexuales, a transexuales… Y ojalá algún día también a intersexuales, aunque, por desgracia, ninguna persona relevante o famosa de este país ha admitido, hasta la fecha, ser intersexual -que no significa que no lo haya-.

Por el plató de Sálvame (o del Deluxe) hemos visto a Nacho Vidal pedir justicia para que su hija Violeta, una chica trans, pudiera llamarse en el DNI con el nombre que ella quiere y no con el masculino con el que que sus padres la registraron al nacer. También al maestro Joao hablar de cómo se enamoró de un hombre con VIH cuando esta enfermedad estaba más estigmatizada aún de lo que lo está en la actualidad, y a la drag Sunflowers, que en un intento de desmontar al vidente habló sin tapujos de su condición de seropositiva. En Sálvame se ha hablado y mucho de la vida de Cristina La Veneno y cómo su familia le dio en muchos momentos la espalda por ser transexual. Y así un largo etcétera de personas que han visibilizado todo lo que no es heterosexualidad o cisnormatividad (quizá con la noche de amor de Bárbara Rey y Chelo García Cortés como uno de sus momentos cumbre).

Jorge Javier es más natural que Paz para decir que alguien le resulta atractivo

Al frente del cortijo de Sálvame nos encontramos a Jorge Javier Vázquez, un presentador abiertamente homosexual y que lucha por la igualdad cada vez que la ocasión lo requiere. Que alguien con la orientación y la picardía de Jorge Javier presente un programa de corazón es francamente interesante, porque él pregunta a alguien homosexual sin tapujos sobre cómo aceptó su sexualidad, cómo han sido sus experiencias en la cama y otros asuntos que a más de uno daría pudor. Una naturalidad que ya quisieran para sí otros comunicadores que van de auténticos y espontáneos, pero que cuando se habla de sexo, de salidas del armario y otros asuntos de diversidad sexual se echan la mano a la cabeza, se ríen y tardan veinte segundos antes de echar algún balón fuera.

Tan bien tiene asumida (y expuesta) su sexualidad, que si cree que un hombre es atractivo, lo comenta sin más, sin necesidad de morderse la lengua; una forma mucho más natural, por ejemplo, que la de su compañera Paz Padilla, que suele montar un show cuando ve a algún individuo que resulta sexy, y parecer estar poseída y mientras simula unas ganas irrefrenables de ir a meterle mano.

En ‘Sálvame’ también se equivocan

Ojo, que no siempre lo hacen todo de sobresaliente. Hace unos días Chelo García Cortés se quejó de que por el hecho de ser una persona bisexual visible siempre le estén preguntando si cualquier chica mona de la que se hable en el programa le resulta atractiva, dando a entender que tener clara su sexualidad no la convierte en un monstruo lujurioso.

Tampoco lo hicieron bien, por ejemplo, cuando hablaron sobre la concursante transexual de Gran Hermano Laura Velasco, de la que afirmaron que “ha sufrido un cambio de género...”, que lo había “decidido”, que “se siente mujer”, que si había borrado fotos de “cuando era un hombre”… Expresiones estas últimas que no son en absoluto acertadas, pues una mujer trans es una mujer trans, ni se siente nada, ni decide, ni sufre su identidad, ni nació hombre, sino que nació mujer transexual.

Incluso podemos recordar cómo Alejandro Albalá se enfadó con el programa porque bromeaban sobre si era homosexual o no. Y no se enfadaba porque dijesen que él fuese gay, sino por el tono en el que se lanzaban las informaciones. “¿Ser homosexual es un delito o algo malo? Entonces ¿por qué muchos compañeros de los que están aquí y de otros medios lo utilizan como un insulto hacia mí?”, preguntó el verano pasado en el Deluxe, quejándose de que su posible orientación pudiera ser motivo de risa.

Sálvame ayuda a luchar contra la homofobia al visibilizar la diversidad

Sin embargo, como media, Sálvame obtiene un sobresaliente en la causa LGBTIQ, pues sus errores son mucho menores que sus aciertos, y con sus mensajes a un público de todos los puntos de España y todas las edades contribuyen a luchar contra la homofobia. Porque el odio surge del miedo a lo desconocido. Y gracias a Sálvame, muchos espectadores conocen la diversidad, y que no todas las celebrities son heterosexuales o cisgéneros.