Esta semana conocíamos que Atresmedia se ha comprometido a que a partir de ahora las series que produzca tendrán una duración de 50 minutos. “Es el momento de dar este paso, que será crucial para el futuro de la ficción española. Este es, además, un paso lógico en la evolución de nuestra estrategia. Ser los primeros de la televisión en abierto nos consolida como un referente de la innovación para el sector y para el espectador. Por tanto, esta decisión refuerza el liderazgo de nuestra marca de ficción”, afirmaba al respecto Carlos Fernández, director de Contenidos de Atresmedia.

Este cambio supondrá una serie de riesgos, pero también traerá muchas ventajas. Entre ellas, ayudará al espectador a no trasnochar para poder acabar una serie, y además de manera indirecta puede influir en el resto de cadenas, pues existe un posible reajuste del mercado y sus propuestas. Y una vez que esta propuesta arraigue (y que no se quede en un simple anuncio de buenas intenciones, como aquella propuesta de TVE de adelantar el prime time), la pregunta es: ¿y los concursos de 50 minutos, para cuándo? Porque tampoco es lítico como espectador tener que hacerte una jarra de café para conocer en directo quién gana (o quién abandona) tu concurso favorito, si es que este se emite en prime time.

Trasnochar para conocer al ganador de un concurso

Esta misma semana Masterchef se despedía de con éxito de su sexta edición con Marta como ganadora. Una victoria que se alargó hasta las dos de la madrugada, consecuencia de ese vicio que hay en España de alargar los episodios de la las series como si fuesen un chicle y que se hace extensible a los concursos. Y por esa misma razón, no conocimos hasta casi la una quién ganaba Supervivientes, o hasta la una y media en casos como Maestros de la costura o Tu cara me suena.

Y en todos los casos, hablamos de programas que podrían concentrar más su contenido, mucho. No es necesario tres horas para ver cómo se cocinan tres platos o se confeccionan tres trajes. Ni para ver cómo ocho o diez concursantes hacen imitaciones de dos minutos y medio de duración de diversos artistas famosos.

Sabemos de sobra que la que la televisión no se veía como antes, en la que el streaming está muy extendido; de hecho, ya analizamos cómo los realities y los talents están avocados al contenido en esta dirección. En la actualidad nos encontramos en plataformas como Netflix concursos propios como el de repostería Nailed it o algunos comprados a otras cadenas como Rupaul’s Drag Race que demuestran que en treinta o sesenta minutos se puede hacer un programa sobresaliente, y que incluso propician el  binge-watching, los atracones de toda la vida.

Y es que formatos así exponen que que no es necesario ver los procesos creativos de manera minuciosa, ni valoraciones por parte de un jurado que divaga y se pierde durante minutos y minutos, ni tenemos que conocer la vida personal de los concursantes al dedillo.

Además, que como usuario, no es lo mismo buscar una hora para ver el programa que te perdiste el día anterior que tener que encontrar el triple de duración. O más, incluso, porque tres horas y media dura en TVE a la carta la final de Masterchef. ¿No es un poco excesivo que haya retransmisiones de fútbol que con prórroga, penalties y análisis posterior del partido que duren menos que tres pruebas de cocinado que han sido editadas y recortadas? Y ya de atracones ni hablamos, porque dos capítulos seguidos supondrían casi una jornada completa de trabajo.