No es ningún insulto. Todo lo contrario. El chiringuito ha conseguido tener tanta personalidad propia que ha terminado por convertirse en toda una institución dentro del periodismo deportivo. Ha encontrado su propia voz, mucho más parecida a la de Sálvame que a la de cualquier otra tertulia deportiva. Y eso es un golpe maestro.
Para que un programa de televisión triunfe debe diferenciarse del resto y encontrar su propio sonido. En numerosas ocasiones ocurre casi sin querer, pero con mucho trabajo a sus espaldas. Fue el caso de Sálvame y de otros programas que se han ido labrando con el paso del tiempo, como Zapeando.
El chiringuito de Jugones ha terminado haciendo, de forma muy inteligente, lo que Sálvame lleva haciendo desde hace casi una década. Más allá de las informaciones que surgen en el día a día sobre el fútbol y algunos otros deportes, en el programa de Mega los protagonistas son los colaboradores. Se han convertido en personajes, como una Lydia Lozano o una Mila Ximénez.
Gracias a El chiriguito de jugones conocemos los pasillos de Atresmedia, algo que ocurre con el programa de Telecinco también. Es raro el día que Jorge Javier Vázquez (o el presentador de turno) no termine por los pasillos, por los despachos e incluso en alguno de los baños de las instalaciones de Mediaset España.
Josep Pedrerol y compañía han ido perdiendo la vergüenza y ya no tienen miedo al qué dirán
Poco a poco, Josep Pedrerol y compañía han ido perdiendo la vergüenza y ya no tienen miedo al qué dirán. Por eso también salen fuera del plató, persiguen a los colaboradores cuando están en horas bajas, sufren mareaos, sofocos, caídas y hacen noticia de todo ello.
Uno de los aspectos que mejor ha funcionado en Sálvame es cuando uno de los colaboradores se convierte en el centro de la noticia. Sale mucho más barato el contenido, pues ya son de la casa. Y en El chiringuito han aprendido mucho de eso, de cebar incluso como en Aquí hay tomate. Han aprendido a hablar este idioma en televisión que no todo el mundo llega a entender.
Pero si de algo ha aprendido El chiringuito es a vender las peleas y los enfrentamientos. Por mucho que se piense que los gritos y enfrentamientos son patrimonio de Telecinco, en el programa de Mega han llegado a las manos, se han insultado, se han encarado y todo se ha convertido en un espectáculo televisivo. Al menos, este programa mantiene un horario mucho más escondido.
Tomás Roncero es algo así como la Lydia Lozano de Sálvame. En el programa han sabido ver el filón que tiene como personaje y le utilizan para todo tipo de secciones. Si Lydia bailaba en Sálvame, pues Roncero canta en El chiringuito. Y a los dos se les da muy bien eso de llorar delante de las cámaras. Una lo hace cuando se ve con un pie fuera del programa y otro cuando su Real Madrid pierde un título.
La audiencia responde de forma muy positiva
El chiringuito se despidió de la audiencia el pasado lunes. Volverá el próximo 12 de agosto. Ha dicho ‘hasta pronto’ a los espectadores después de haber cerrado su mejor temporada. Y es que parece que la audiencia responde de forma muy positiva a toda esta jauría.
El chiringuito de Jugones, consolidado como líder indiscutible de la TDT y referente de las noches deportivas en televisión, ha vivido la temporada más competitiva de su historia al cosechar un 4,5% de cuota de pantalla (246.000 espectadores). Asimismo, el espacio de información deportiva de Mega se marcha de vacaciones tras obtener unas notas sobresalientes también en el mes en curso: promedia más de 300.000 seguidores y el 6,2% de cuota, resultado con el que iguala su mejor cuota mensual histórica en MEGA y se coloca como líder absoluto temático.
Otro hito que se ha vivido en esta temporada ha sido la emisión número 1.000 del programa, el pasado 7 de junio, y que consiguió un seguimiento de 244.000 incondicionales (4,3%). Durante estas 1.000 entregas marcó su máximo histórico el 8 de marzo de 2017 cuando 622.000 televidentes y un 11% vieron la tertulia sobre la remontada del FC Barcelona sobre el PSG.